Capitulo 7

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¡Como vuela el tiempo! Seis meses han pasado dejando en mi mente un caudal de recuerdos que como mariposas de alas tremantes se escapaban de mi cerebro como asustados de mis pensamientos. Seis meses que me hicieron vivir en una expectacion dulcemente dolorosa.

Arturo se dedico a mi y a su trabajo. Me rodeaba de atenciones y de cuidados cuando estaba en casa, pues casi todos los dias trabajaba horas extras en la fabrica para ganar un poco mas y poder hacer frente a los gastos que ocasionaria la llegada del nene.

Yo, terminados mis quehaceres diarios, me sentaba con mi cesto de costura, cosiendo, tejiendo o bordando las pequeñitas prendas de ropa que ahorrarían el diminuto cuerpecito del que estaba esperando y que tanto amaba. Gorritas, chambritas, zapatitos, pañaes, cobijitas, todo estaba listo y cuidadosamente doblado en un baul fe cedro.
A las tres de la madrugada del dia 13 de diciembre llego mi pequeñita. Porque fue una niña sonrosada y pequeñita la que entro a este mundo llorando como con espanto. La recibio en sus brazos la madre de Arturo. Sus ojos estaban llenos de lagrimas. Mi corazon se lleno de ternura hacia ella. Aquella pequeñita, mi hija, era hija de su hijo, su unico. Y en aquella criatura veia a su hijo mismo, carne de su carne y sangre de su sangre.

Cuando ya aseadita, limpia y abrigada con aquella ropita que yo con mis manos habia echo con tanto cariño , la tuve en mis brazos y me senti mas bendecida que todas las mujeres. Aquel capullito color de rosa era mio. Dios me lo habia enviado para hacerme feliz. Pero no supe ni porque, algo dentro de mi me hacia sentir muy triste, muy triste.
Las lagrimas acudieron a mis ojos, y mientras que la partera terminaba de hacer los ultimos arreglos y hablaba con Arturo, yo llore con un llanto silencioso. ¿por que? Por aquella inocentita que reposaba tranquila en mis brazos, por mi, por Arturo, por todas las penas del mundo.

--No hay peligro --contesto la partera a una pregunta que le hizo Arturo con ansiedad--. La señora esta muy bien, su llanto es nervioso. Es natural --añadio con una sonrisa compasiva--, esta muy joven y en un trance como este le hace falta su madre.
Asi era en efecto. ¡Cuanto anhele la dulce mano de mi madre sobre mi frente en aquellas horas de tortura fisica y de angustia mental! Ahora, contemplando a mi pequeñita que dormia junto a mi, el amor para mi madre se hizo inmenso. Asi habia sufrido ella al traerme al mundo, y ¿como le habia pagado tan grande sacrificio? Desoyendo sus consejos, dandole el dolor de mi desobediencia, y la ansiedad de saber que sin duda yo pagaria muy caro mi indiferencia a los mandatos de Dios: "Honra a tu padre y a tu madre ." "Hijos, obedeced a vuestros padres."

¡Pobre pequeñita mia! ¿Sufriras tu por la culpa de tu madre?






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Listoo, otro capitulo ☺

Perdon que este muy corto pero asi viene en el libro, tratare de subir el siguiente mas tarde.

Dios les bendiga

El Yugo De Los Infieles. Autora: Evelina V. De FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora