Capítulo 21

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Dos años plenos de felicidad! 

En nuestro hogar reina el amor, la paz y la bendición de Dios en las sonrisas y gorjeos inocentes de mprimera nieta, mi amadísima Rut, tú.

 Al año y medio de casados Rubén y Raquel naciste tú e hiciste rebosar nuestra copa de felicidad.Por la mañana, después del desayuno, Rubén besaa Raquel en los labios y a mí en la frente; luego, inclinado sobre tu cuna te hace muchas caricias y besatus manitas de nácar, y se va al trabajo.Raquel sale a despedirlo a la puerta y le dice siempre: ''Dios te acompañe." Luego se dedica a los quehaceres de la casa cantando como una alondra. Yo laayudo en los quehaceres, voy al mercado, te saco apasear en tu cochecito, te duermo cantándote con lavoz y el corazón. 

Cuando por la tarde ya avanzada vuelve tu papá del trabajo, cenamos, platicamos mientras Raquel teje, borda o remienda en tanto que tu papá lee el periodico. Luego tenemos nuestro culto familiar y despues a dormir confiados en Dios.

Con frecuencia viene nuestro ya bastante anciano pastor, tu abuelito. ¡Como te quiere! ¡Como te ve con una mirada profunda en la cual solo yo adivino un destello de temerosa compasion!

A veces nuestras miradas se cruzan y él desvía entonces la suya disimulando o tratando de disimular su temor con una dulce sonrisa.¿Tiene miedo también como yo? ¿Qué esteme? ¿Qué es lo que tememos?
También vienen a visitarnos Ricardo, Miriam, sus dos hijos, y por supuesto también Petrita, que se disputa tus sonrisas conmigo y con tus padres. Cuando ellos vienen nos acompañan en el cultofamiliar.Como a las diez todos estamos en la cama. Momentos después ya todo está quieto.

Reina la paz y el silencio.
Así fue hasta ayer.
Ahora todo acabó.
¡Qué cosa tan tremenda es el pecado! ¡Qué caudaltan terrible de pena y sufrimientos trae consigo; nosólo para quien lo comete sino también para los suyos,porque escrito está: "Nadie vive para si", y lo queuno haga o cómo viva, beneficia o perjudica a losnuestros y a los que nos rodean! 

Ese horrible día, tu mamá, después de que se fuetu papá a trabajar, fue a poner en orden la cocina.Yo empecé a arreglar las camas. Tú dormías. 

Oí quetocaron a la puerta y fui a abrir. Me quedé muda deespanto. Eran Arturo y Mercedes, sucios, andrajosos.Ella medio ebria, él completamente borracho.Cuando me vio Mercedes su cara se descompuso engesto de odio satánico, y apuntándome con el dedole gritó a Arturo:
-Mírala, aquí tienes a la moscamuerta, a la que te robó a tu hija. Ella con sus herejías nos echó la sal. Ella tiene la culpa de todo lo que nos pasa. 

Yo intenté cerrar la puerta, pero ella le dio un fuerte empujón y entró arrastrando de la mano a Arturo, que casi no se podía tener en pie.
Yo di unos pasos hacia atrás. Mi enemiga grito:
- Mátala! A eso vienes, ¿no? A eso te traje, para queacabes con la que tanto daño te ha causado.Arturo me veía con ojos inyectados de sangre enlos que se leía odio y desesperación.Mercedes seguía azuzándolo:
- Andale no seas cobarde. Acuérdate que ella tiene la culpa de la muerte de tu santa madre. 

Arturo no vacilo más. Con la rapidez del rayo sacóun filoso puñal y se avalanzó sobre mí.Yo cerré los ojos, y en esos momentos sentí que alguien me daba un fuerte empujón hacia atrás y caí alsuelo. Al mismo instante oi un grito: "¡No, papá!"Después un gemido y el golpe de un cuerpo que caeal suelo.

He incorpore rapidamente, y vi que Raquel, mi mosa, mi amada hija, yacia en el suelo con el pu- clavado en su blanco pecho. De pie, tambaleandose, con los ojos desmenurada- ante abiertos por el horror, estaba Arturo, Mercedes habia huido, tras de cumplir su satánica nenaza y satisfacer su odio mas terriblemente de lo de habla imaginado Me arrodillé al lado de mi inocente hija y la of urmurari "Perdónalo, mamá, no sabe lo que hizo." Fueron las últimas palabras de la víctima inocen e de mi pecado. Tu padre no pudo resistir tan tre mendo golpe y un año después también murió.




Les dejo unas imagenes de las ultimas páginas, se que habrá alguien que las necesite, espero que sean de bendición ☺

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El Yugo De Los Infieles. Autora: Evelina V. De FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora