El Yugo De Los Infieles. Autora: Evelina V. De Flores

Capitulo 3

Ha habido mucho trabajo en la oficina. Mis manos y mi mente estaban ocupadas en la diaria tarea mientras mi corazon esperaba, esperaba. Una hora, dos mas... ¡Al fin! Mi esperanza se hizo realidad ¡Las cinco! Bajo, mas que corriendo, volando por las escaleras con el corazon palpitando como pajaro alborazado, gozando con delicia anticipada la presencia y compañoa de Arturo, de mi Arturo que al verme extiende sus brazos cual si quisiera aprisionarme en ellos para siempre.

-¡ Amada mia! ¡Mi Noemi! ¡Al fin estas a mi lado!
Me toma del brazo. A su contacto me estremezco como palmera agitada por el viento. Caminamos ¿Hacia donde? no me doy cuenta ni me importa. No siento mas que a el, no me doy cuenta mas que de su presencia. Toda yo aliento y vibro para el. Habla: Planes, proyectos, sueños. Buscara una casita pequeña, tibia, acogedora como un nido, para mi, su paloma. Me llevara al altar, engalanada con el mas lindo vestido blanco, con el velo mas albo y vaporoso como nuestra ilusion; coronara mi frente con los simbolicos azahares y sere, dice oprimiendo suavemente mi brazo, la mas bella mujer que hombre alguno haya llevado ante el altar.

¡Ah corazon! ¡Como palpitaste de felicidad al oirlo! Entramos a un restaurante a tomar te. Sobre la blancura nitida del mantel, en un florero de cristal esbelto, delgado como anfora alargada, circundado en su parte mas ancha por una lista roja bordeada de una pequeña franja dorada, lucia sus magnificas galas un clavel que se me antojo un principe encantado emergiendo de una piscina, en cuyas cristalinas aguas quedaba, como un reguero escarlata, la sangre que de su corazon habia manado por el amor de una ingrata princesa maga, que cansada de sus trovas habialo transformado en clavel, y el, amandola aun, le brindaba su amor hecho perfume.
- Noemi, ¿en que piensas?

Su pregunta me hizo dejar el mundo de la fantasia y volver al de la realidad. A el, a mi principe amado. ¡Que feliz fui esa tarde! Duraznos en almibar para mi boca, palabras de mieles para mi corazon. Te aromatico y humeante que calienta el cuerpo al ser ingerido con delicia, presencia del amado que aroma y enciende un dulce calor en el alma. Momentos que se quisieran eternizar. Como respondiendo a mi recondito anhelo Arturo dice:

- Noemi, vida mia. No puedo ya vivir sin ti; te necesito. Casemonos pronto. Tengo algunos ahorros y en tres meses mas tendre todo listo para que mi dulce novia sea mi linda mujercita.
Con los labios temblorosos por la emocion conteste:
- Si, quiero ser tu esposa, pero... - añadi vacilante-. ¿Nos casaremos por mi iglesia? Ya sabes que yo soy evangelica. Mis padres no consentirian jamas en que yo me casara por la iglesia catolica.
Arturo respondio vivamente: -Nuestra felicidad esta primero que las opiniones de los demas, aunque sean nuestros padres. ¿O es que no me quieres? Ademas, prosiguio en tono conciliatorio- , Dios esta en todas partes.

Tal vez la expresion de mi rostro denuncio la dolorosa incertidumbre de mi corazon.

Arturo tomo mis manos en las suyas y las llevo a sus labios. Mi corazon se estremeció, presa de una emoción indefinible. El lo noto y me dijo con tono meloso:
- No seas tontita, querida. Yo creo en Dios; pero mi religión es una religion de alegría. Nosotros los católicos nos divertimos, gozamos de la vida, en fin ¡vivimos! Ademas - y acarició mi mejilla suavemente -, ya habra tiempo para que mi linda mujercita me convenza si ella tiene la razon. Te quiero tanto que creeré lo que tu quieras.
Mira, voy a decirte por que insisto en que nos casemos por la iglesia catolica. Yo no soy fanatico; despues de todo a mi me seria igual tu iglesia que la mia; pero eres tan hermosa que quiero lucirte ante mis amistades, que nunca irian a tu iglesia.

Quiero lucir tu belleza, quiero sentirme orgulloso de llevarte tomada de mi brazo, linda como un angel, blanca, pura, ¡mia! ¡Dejame que asi sea! ¿Eh mi linda? Esta iglesia o aquella, lo mismo da, pues lo que nos unirá sera nuestro amor.
En la penumbra del coqueton restaurante, en la quietud de la hora crepuscular, Arturo acerco sus labios a los mios y suavemente, dulcemente me besó por primera vez.

Y asi fue como por primera vez senti el dolor en mi corazon. Dolor de extasis, pero dolor al fin. Y yo crei contra mi razon, porque quise creer, porque necesitaba creer; porque aquel beso, el primero que habia recibido, habia puesto fuego en las venas y ahora sentia que ya ni podia vivir sin el hombre que me lo habia dado. Porque en el aliento tibio y caricioso que con aquel beso habia puesto en mis labios iba el aliento de su vida, de su alma toda que habia entrado a todo mi ser haciendo que su vida y la mia fueran, desde ese momento, una sola.

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Otro masss!! Me acabo de dar cuenta que he estado haciendo los capitulos muy cortos, asi que el siguiente y los demas seran mucho mas largos.

Sigan recomendandome libros que les hayan gustado, compartan la novela :)

Bendiciones!!