Capitulo 5

1.1K 12 3
                                    

Mi diario, estoy llorando, pero ahora se porque. El ultimo dia de mi estancia en Veracruz recibi carta de mi madre. Cuando el portero la entrego en mis manos senti una inmensa alegria; pero al leerla mi alegria se torno en dolor. He aqui lo que me decia mi madre:
''Noemi, mi amada hija''
''Espero que estes bien, lo he rogado con lagrimas a nuestro buen padre celestial.
''Yo estoy bien, pero la salud de tu padre se ha quebrantado; tal vez se deba a un brusco cambio de temperatura que se ha sentido aqui. Tranquilizate, no es nada de cuidado; pero como ya a su edad hay que ser previsores, hemos pensado volver a nuestra casita de Guadalajara. Alla el clima es mas benigno y tu papa se repondra pronto. Hoy saldremos en el tren de las 6:45. Vuelvo a mis flores y a mis pajaros.
''Noemi, hija mia, no olvides que siempre tendras un lugar en la casa de tus padres. Que la gracia de Dios sea contigo, y la bendicion de tus padres.''

Ahora se porque lloro, porque soy ingrata. No obstante los mimos y cuidados de Arturo, me siento sola, me siento huerfana, porque presiento que no volvere a ver a mis padres.

Regresamos a Mexico y Arturo me llevo a mi casa, nuestra casa. Es una preciosa casita tibia y acogedora. Un verdadero nidito, con una salita, cocina, comedor y un dormitorio con una ventana amplia por donde entra el sol que inunda el patio como un mensajero de dicha, vida y felicidad. He estado tan ocupada en el adorno y cuidado de mi casita que casi he olvidado mis penas y casi soy feliz. Ademas no tengo tiempo para pensar en penas. Cuando Arturo despues de tomar desayuno cuidadosamente preparado por mis manos, se va al trabajo dejando un cariñoso beso en mis labios, el aseo de mi casita, las compras en el mercado, la preparacion de los alimentos, el arreglo de la ropa, tejer, bordar, todas esas labores variadas de ama de casa, llenan mis horas hasta que Arturo regresa del trabajo.

Han pasado tres meses desde que me case con Arturo y casi soy feliz. Hoy al regresar mi esposo del trabajo y al ir yo a poner la mesa para servirle la cena me dijo:
- No, no cenaremos en casa. Ricardo, un amigo mio, celebra hoy el dia de su santo y me ha invitado a su fiesta. Arreglate lo mejor que puedas, yo hare lo mismo y nos iremos a pasar unas horas de alegria, hace mucho que no nos divertimos.

Yo conteste rapidamente: - Yo si me divierto estando contigo aqui solos en nuestra casita.
- Es natural- me dijo mi esposo sonriendo con complacencia- . Tu no haz sabido nunca lo que es divertirse, lo que es gozar de la vida. Dame una camisa limpia y mi traje oscuro.
Le di lo que me pidio y el prosiguio mientras se lavaba:
-¿Te acuerdas que te dije que mi religion es una religion de alegria y no de santurroneria?
- ¡Ah! - Dije yo vivamente-, yo no soy una santurrona.
- Eso ya lo se, y me lo debes a mi que te saque de ese ambiente - dijo acariciandome.
- ¡A ti! ¿Por que? - exclame sorprendida.
- Ya te lo dije, porque pronto te saque de ese ambiente y de esa religion de la que, despues de todo, no estabas muy convencida, pues no me costo mucho trabajo que la dejaras para casarte conmigo.
- Pero si no la he dejado - proteste vivamente- . Y me le acerque melosa. - Mira, ahora que es jueves, queria rogarte que me acompañaras al culto.
- ¿Ir a rezar? ¿Que sacaria yo de eso? Aburrirme y tal vez hasta dormirme. Para practicas religiosas me basta con persignarme todas las noches, y ya vez que a veces ni de eso me acuerdo. ¡Anda, date prisa date prisa que nos esperan para cenar!

Termine de arreglarme y salimos. Arturo viendo una sombra de tristeza en mis ojos, me beso y me dijo: ¡Vaya! no te pongas triste, ya habra otros jueves para ir a rezar.
Llegamos a la casa de Ricardo. Presentaciones, saludos, exclamasiones de aquellos a los que era yo presentada como esposa de Arturo.
- ¡Pero si que es guapa tu mujer!
- ¡No tienes mal gusto, Arturo!
- ¡Con razon la tenia escondida el muy egoista!
- ¿Pero como querian ustedes que la trajera?... ¿Y Mercedes? -dijo con voz burlona una muchacha de rostro picaresco.

El Yugo De Los Infieles. Autora: Evelina V. De FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora