Capítulo 2

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Pov Sahar.

Llegue a casa de mis padres, Nur estaba jugando en el que era mi cuarto.

-Mamá, nos vamos ya.

-Si quieres quédate.

-No puedo, no tengo ropa para mañana.

-Como quieras.

Recogí las cosas de Nur, nos despedimos de mi madre y nos fuimos a casa. Una vez llegamos preparé una merienda rápida mientras veíamos los dibujos en la televisión. Preparé la cena y una vez cenamos bañe a Nur y la lleve a la cama.

-Buenas noches princesa- le dije dándole un beso en la frente.

-Buenas noches mamá- me dijo cayendo en un profundo sueño.

Salí despacio de su habitación y miré el reloj, eran las diez me tomé una ducha relajante, preparé la ropa para el día siguiente y me tumbé en mi cama viendo la televisión. Mientras veía la televisión, no dejaba de pensar en la forma en que me trató él día anterior mi jefe me miraba con desprecio, pero quería saber si era solo a mí o era a todo el mundo.

Llegó el querido viernes, lo que más me gusta de la empresa es que los viernes trabajamos solo media jornada, entramos como siempre a las ocho y salimos a las dos aunque con el nuevo jefe salimos a las tres porque dice que tenemos que rendir más, pero eso no me importa porque tengo toda la tarde del viernes para estar con mi hija. Me puse un traje azul eléctrico, una camiseta blanca, unos tacones blancos a juego con el bolso y un reloj blanco. El día pasó algo ajetreado, tuve una aburrida reunión que duró casi dos horas y encima mi jefe estaba de mal humor y lo tuvo que pagar conmigo.

-Cuántas veces te he dicho que hagas tu trabajo.

- Señor usted me dijo que este proyecto lo quería para la semana que viene.

-Pues lo quiero ahora- me miró clavando sus ojos en los mios. Respire hondo y me calme un poco no quería decir algo de lo que después arrepentirme.

-Deme dos horas y no tendrá encima de su mesa.
-De acuerdo
Salí casi corriendo de allí.

-Marta ven.

- ¿Qué pasa?- me preguntó sentándose en la silla de enfrente de mi escritorio.

-Hay una proyecto urgente que tenemos que terminar, tenemos dos horas.

-¿Ese no era para la semana que viene?- me preguntó mientras ojeaba los documentos y papeles del proyecto.

-El señor Smith lo quiere ahora.

-Vaya con el señor, creo que te tiene manía.

-Vaya pensé que era yo la única que lo pensaba, bueno no nos desviemos del tema, dile a David que te dé los presupuestos de este proyecto, solo tenemos dos horas para terminarlo.

-Me va dar algo.

Se levantó y se fue a su oficina para terminar, a mi si que me va dar algo con este jefecito que me ha tocado.

Después de dos horas ya tenía todo listo, estaba orgullosa de mi misma. Cogí los documentos necesarios y me dirigí al despacho del jefe.

-¿Puedo pasar?- pregunte a Verónica.

-Ahora está ocupado, pero espera que le pregunté- cogió el teléfono y le dijo -Señor la señorita Reda ya tiene el proyecto- hubo un silencio -Si señor.

-Dice que pases.

Golpeé en la puerta.

-Adelante.

Abrí la puerta y vi que el señor Smith estaba con un hombre algo más joven que él pero igual de bello.

-Señor lamento la interrupción.

-No te preocupes Adam y yo sólo estábamos charlando sobre cosas sin importancia- me dijo el chico con un tono muy amable, definitivamente este es mucho mejor -Soy Fernando el primo de Adam.

Me dijo tendiendome la mano.

-Encantada, soy Sahar jefa de marketing.

Le tendi la mano y él me dio un beso en él dorso de esta como todo un caballero. Me sonroje ligeramente y él solto una pequeña carcajada.

-Fernando- el señor Smith no estaba contento con el gesto de Fernando.

-Señor este es el proyecto que me pidió.

-Bueno yo hos dejo para hablar tranquilamente, primo espero verte pronto.

-Algún día me pasaré por casa.

-Sahar encantado de conocerte espero volver a verte- me dijo dedicándome una sonrisa pícara

-Fernando- le volvió a llamar la atención el señor Smith.

-Si no estuvieras casado pensaría que te has puesto celoso.

Esa frase me dejó en shock y no era la única, el señor Smith también, vi como se había puesto tenso y se estaba poniendo rojo de lo furioso que estaba.

-Era una broma Adam, mejor me voy antes de que me mates.

Fernando salió del despacho y se instaló un silencio incómodo.

-siéntate- su voz era grave y era más bien una orden. Tomé asiento y le entregué los papeles del proyecto.

-Disculpa a mi primo, no sabe lo que dice.

-No importa señor.

Le expliqué todo sobre el proyecto, se veía que se había relajado y ya no estaba tan tenso. Una vez terminé me levanté y me fui a mi oficina. Llegó la hora de la salida, me quedé hasta que el jefe salió y me dirigí a casa de mis padres.

El señor SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora