Capítulo 23

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POV Adam.

Me desperté, el reloj marcaba las ocho de la mañana. Me levanté y me lavé la cara. Una vez terminé me vestí con mi ropa de deporte y salí a correr un poco por Central Park.

El día estaba algo nublado pero no hacía tanto frío.

Una vez terminé de correr, volví a mi apartamento. Laura estaba preparando el desayuno así que subí a la planta de arriba y me tomé una ducha, me vestí y salí de mi habitación.

-Mami- salió Nur de su habitación descalza.

-Nur ponte los zapatos- le dijo Sahar desde el interior de la habitación.

Me asomé a la habitación de Sahar y la vi enfrente del espejo, estaba ya vestida con una camisa celeste, unos vaqueros negros y unos zapatos de tacón negros.

Me asomé a la habitación de Sahar y la vi enfrente del espejo, estaba ya vestida con una camisa celeste, unos vaqueros negros y unos zapatos de tacón negros

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-Buenos días.

Se giró hacia mí y me sonrió.

-Buenos días, espero que no le hayamos molestado.

-No, me he levantado hace tiempo, había salido a correr un poco.

-Ah.

-¿Que tal has dormido Nur?

-Bien- una sonrisa se dibujó en su cara.

-Si estáis listas vamos a bajar a desayunar.

-Yo ya estoy lista, Nur ponte los zapatos- Sahar se dirigió a la cama, cogió su americana negra y un bolso del mismo color y se acercó a nosotros.

Pasamos por la habitación de Nur quien se puso los zapatos y luego bajamos los tres a desayunar.

Laura nos preparó un delicioso desayuno. Una vez terminamos de desayunar dejamos a Nur en casa y salimos a trabajar.

-No te preocupes por Nur- le dije a Sahar una vez subimos al ascensor - Laura era mi niñera desde que era pequeño y la quiero como a mi madre.

-Parece una gran persona.

Una vez el ascensor llegó a la planta baja salimos del edificio, fuera nos estaba esperando Taylor junto al coche. Le abrió la puerta a Sahar y después se subió al asiento del piloto.

El día pasó bastante ajetreado, la mañana entera estuvimos en una reunión con unos inversionistas. Luego almorzamos con uno de los abogados de la empresa y por la tarde nos tomamos un descanso en el cual Sahar volvió al apartamento y yo salí para hacer algunos recados.

Al llegar la noche volví al apartamento. Nur estaba sentada en la sala de estar viendo la televisión.

-Hola Nur.

-Hola tío Adam- se levantó rápidamente del sofá, vino corriendo hacia mí y se lanzó en mis brazos.

Una vez dejamos de abrazarnos me separé un poco de ella y le pregunté.

-¿Dónde está mamá?

-Aquí estoy- me giré y pude ver a Sahar de pie detrás de nosotros con una sonrisa.

-Os quería invitar a cenar fuera.

-¡Sí!- oí que gritaba Nur y Sahar reía.

-Vale.

Una vez estuvimos listos fuimos a un restaurante que se encuentra en el centro de la ciudad.

La cena pasó muy tranquila, Sahar no dejaba de sonreír y Nur era un encanto de niña.

Después de cenar dimos una vuelta por la ciudad en coche.

-Es muy bonita- dijo Sahar mientras miraba por la ventana.

-Sí, esta ciudad me ayudó mucho a cambiar

-¿Cuando viniste a vivir aquí?

-Tenía veinte años.

Nur se quedó dormida así que decidimos regresar a casa. Una vez llegamos cogí a Nur en brazos y la lleve hasta su cama.

-Gracias- me dijo Sahar una vez salimos de la habitación de Nur.

-¿Por qué me las das?

-Por la cena y por el paseo.

Estaba sonrojada y se veía preciosa, seguía llevando la misma ropa de la mañana y su pelo estaba suelto. Llevaba todo el día aguantando las ganas de besarla. Me acerqué a ella despacio. Me paré cuando estaba a solo centímetros de ella. Le cogí la mano y la lleve a mis labios dándole un beso en la palma. Sus ojos estaban clavados en los míos, estaba temblando.

Solté su mano y me acerqué a sus labios uniendolos con los míos. Llevé mis manos a su cintura y la acerque más a mí hasta tenerla pegada a mí completamente. Sus manos viajaron por toda mi espalda hasta posarse sobre mi cuello. El beso se volvió más apasionado y de un momento a otro nuestras lenguas estaban jugando. Cuando nos separamos por falta de aire me di cuenta que sus mejillas estaban rojas, sus labios hinchados y sus pupilas dilatadas.

La volví a besar pero esta vez comenzamos a caminar hasta llegar a mi habitación. Una vez allí cerré la puerta. Entre besos acabamos en la cama, ella solo en ropa interior y yo todavía llevaba puestos mis pantalones.

Logré zafarme de mis pantalones y de mis boxers y volví a besarla. Repartí besos por todo su cuerpo mientras ella gemía.

Tenía un cuerpo de una diosa, todo natural algo que hacía mucho que no veía.

-¿Estás segura?- Le pregunté mirándola fijamente a los ojos.

Se mordió el labio y asintió.  

El señor SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora