Prologo

18.3K 697 130
                                    

Un cálido viernes de verano. Por la tarde, todos los empleados de la Corte Suprema de Justicia se alejaban hacia sus hogares y entre ellos se encontraba un sexy, aunque extremadamente molesto rubio. Su aura parecía asesinar a cada persona que encontraba en el pasillo de salida. Los suspiros y rumores de la comunidad femenina y masculina lo hacían aún más irritado, pues comentarios como "¡Qué suerte de tener a ese chico tan sexy trabajando aquí!", Mira, ahí viene el atractivo y caliente Kyubi. Se dice que no solo domina el derecho, sino también la cama. ¡Nunca deja insatisfecha a una mujer! ¡Cómo desearía tener una vida amorosa tan exitosa como él!

Si esa gente entendiera lo triste de su existencia definitivamente dejarían de sentir envidia hacia él y sería muy decepcionante, porque había intentado de todo para lograr la satisfacción con una mujer, pero simplemente le era imposible, pues él poseía mucha energía durante el coito y las mujeres con las que él estaba apenas y aguantaban diez minutos debajo de él y lo que más odiaba es que ellas salían satisfechas y él ni un orgasmo podía conseguir en realidad nunca había disfrutado de un orgasmo causado por una mujer, pues, desde que comenzó su vida sexual ha sido así, se sentía decepcionado de admitir que de los únicos orgasmos que disfrutaba eran los que su mano derecha le proporcionaba.

Frustrado por las muchas preocupaciones y por los murmullos provenientes del pasillo, solo pudo enfurecerse más. Tomó la corbata de su caro y elegante traje y la aflojó ligeramente, intentando liberarse de aquella tensión, pero no sirvió de nada. La vena de su frente palpitaba con más fuerza, pues esto era algo que yo experimentaba cada día. Ya había intentado todo para arreglar este problema; solo le faltaba una alternativa y era acostarse con un hombre, Sintió una mano sobre su hombro que lo detuvo. Al darse la vuelta vio a una persona con un traje azabache y con ojos de ónix. "¡Oye, Dobe! ¡Cálmate con esa actitud, no va a arreglar nada!", exclamó la persona, de una manotada se apartó la mano de su mejor amigo. Solo él sabía la causa de su mal humor. "¡Cállate, Sasuke! Tú no tienes noción de lo que me pasa", susurró cansado y por un momento se relajó un poco.

"Tú tienes a Sakura que te ama y te satisface, mientras que yo apenas puedo conseguir una erección decente." El únicamente hecho de pensar que solo la necesitaré unos minutos, sin siquiera poder tener un orgasmo, me desanima por completo. Su amigo lo miró con un poco de pena, sin decirle nada, miró cómo buscaba algo en el bolsillo de su traje.

"Te regalaron esto, te servirá de algo". Le extendió una tarjeta dorada, y el rubio lo miró interrogante. Él le quitó la duda: "Es una tarjeta para que bebas de manera gratuita en el nuevo bar que abrieron cerca de aquí. Mi cliente me la dio de regalo por solucionar su caso. Ve y bebe para olvidar tu pena por un rato". Tomó la tarjeta de la mano de su amigo y preguntó: "¿Por qué me das esto?". Él comenzó a reír al ver a su amigo de la infancia. No podía negar que se sorprendió cuando su amigo le contó tal problema; sabía que desde niño tenía mucha energía, pero nunca pensó que le traería tantos problemas en su adultez.

"Disfruta de ello, yo prefiero pasar tiempo con mi esposa."Naruto miró cómo su amigo desaparecía de su vista y, volviendo a la tarjeta, la guardó. Al llegar al estacionamiento, subió a su lujoso coche y partió hacia el bar. Al entrar en él, se sorprendió al ver el interior tan hermoso y modernamente decorado. Se dirigió a la barra y se sentó. Tocó la campanilla para llamar al bar tender cuando notó a una hermosa mujer de cabello negro amarrado en una coleta alta, rasgos de ojos color perla, que llevaba puesta unos pantalones de cuero que resaltaban sus esbeltas piernas y una anchura de cadera muy marcada. En la parte superior solo vestía un chaleco y una blusa que cubría sus grandes pero moderados senos. Su abdomen plano hipnotizó a Naruto gracias a sus movimientos, adornado de maravilla por un tatuaje en forma de zorro, resaltando el tono blanquecino de su piel de porcelana, fue suficiente para que él se excitara y deseara quedarse a ver lo que pasaría a continuación.

Big Bad Wolf (NARUHINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora