Capítulo 3

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Mi voz sonaba muy temblorosa, aclare mi garganta. Su perfume llego hasta mí, pero aquel perfume me traía una sensación extraña, que no puedo describir, juro que ya lo había sentido antes.

-Ehh... si estoy bien, gracias.

Empuje su torso para alejarme pero no me lo permitió

-No te muevas, espérate un poco más.

Los papeles que tenía en una de sus manos los dejo bajo su brazo izquierdo, afirmándome con la otra mano que mantenía libre, luego con ambas manos tomo las mías, mi cara me ardía.

-Ahora pisa fuerte con tu pie izquierdo.

Coloque mi pie izquierdo con todo mi peso.

-¿Y bien te duele?

-No, nada

-Ahora apoya el otro pie.

Perdí el equilibro al momento de apoyar el pie, su mano se encontraba alrededor de mi cintura en milésimas de segundos, consiguiendo estabilizarme, y quedando apegada a el nuevamente.

-Como siempre sigues siendo igual de imprudente, podrías contenerte un poco ¿no crees?

-Disculpa, pero, ¿nos conocemos de antes?

Su cara cambio de una risa juguetona a una cara llena de dudas.

Se rió..

- Desde la clase que la conozco y por como se expresa me di cuenta de cuan imprudente es Cristina.

- Claro. -le dije poco convencida

 -¿por qué no?

-¿Como supo mi nombre al entra...?

-¿Para donde ibas tan apurada?. -me interrumpio

-Verdad, tengo que ir a la cancha. -Dije mientras me soltaba de su agarre y me ponia a caminar pero al unico lugar que llegue fue al suelo.

-¡Cristina!

-¡¿QUE!?

-¿Te duele mucho?. -Dijo con cara aflijida.

- No, estoy en el suelo porque me encontré plata mira. -Le dije sarcásticamente mientras le levantaba el dedo del medio. Su cara fue todo un poema. -Claro que duele por la cresta. -dije entre lagrimas.

Se quedo parado por un momento y luego atino a ayudarme a ponerme de pie.

-Yoo.. Fue tonto lo que pregunte. -Dijo mirando para otro lado.

Después de un silencio incomodo.

-Te acompaño, me siento culpa...

-Claro que eres culpable. -dije gritando

-Okey no estas de humor.

-¿Como se dio cuenta profesor?

Okey Cristina te estas pasando calmate, solo fue un accidente.

- Lo siento, exagere demaciado.

-No importa ahora ten esto. -Me paso los papeles.

- ¿Para qué?

-¿Para ayudarte?

- ¿Me esta preguntando si me ayuda? Eso no se pregunta solo se hace.

-Es lógico que iba a ayudarte, no se porque me molesto en explicarte. -dijo tocandoce el collar 

-mmm... -dije molesta

Se agacho paso una de sus manos por detrás de mi pierna y la otra por mi espalda.

¿esperen me tomo como una princesa? Que se joda este caballero.

- Bajeme ahora. -Le grité.

-No, se presta ayuda sin preguntar ¿no?.

Risa sarcástica. -muy gracioso profe ahora por favor bájame. -dije mirándolo desafiante. 

-No, ¿A donde la llevo? .-Dijo riendo.

-Aquí donde mis pies toquen el suelo. -dije mirándolo enojada.

-Puedo estar así toda la tarde incluso la noche, aunque tengas kilos demás, aunque no se si tu puedes esperar.

- Por favor me siento ridícula profe, aparte si alguien nos ve puede malinterpretar las cosas.

Me quedo mirando con su sonrisa de burla.

-Esta bien usted gana, voy a la cancha.

-¿Practicas algún deporte?. -Dijo caminando hacia la cancha.

-Sí, Atletismo soy velocista de cien y cuatrocientos metros, también hago salto largo y ¿usted practica algún deporte?.

- Solo corro por las tardes y voy al gimnasio en la semana.

-Ahh... Se nota.

- ¿por qué lo dices?

- Por esto. -toque su pecho y luego sus brazos y cada parte que toque me quemo las manos.

Me miro con cara extraña y me di cuenta de lo que había hecho.

-Uus...usted preguntó no me mire así. -le dije apartando mis manos

Como decirle lo siento si no lo sientes,soy una pervertida matenme...!!!

-No lo vuelvas hacer. -Dijo serio.

-Entonces bajame.

No me bajo y yo tampoco volví a tocarlo pero en cambio coloque mi mentón en su hombro e inhale su rico perfume y grite a todo pulmon.

-¡Ayudaaaaaaa! -comence a mover mis piernas y brazos.

-El profe es un pervertido. - grite de la forma más desgarradora posible

Veamos como sales de esta, ahora pensaras bien las cosas antes de meterte conmigo.

Como las clases habían terminado hace un tiempo, era poca la gente que había, sin embargo, aún así habían alumnos y algunos profesores mirando la escena y se comenzarón a reunir alrededor de Cristina y el profesor. El profesor apenas escucho el grito, miro a la chica que tenía en sus braso de forma burlona y desafiante, volviondo su vista en menos de un segundo hacia el camino y cambiando el ritmo de sus pasos a uno más lento 

- ¿Qué es lo que está haciendo profesor? Baje a esa alumna de inmediato


Amor entre edadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora