Ya era el día del concierto. Sin esfuerzo había convencido a mi papá aunque no le dije que era de CD9. Me levanté de mi cama a las siete y me alisté para ir al trabajo. Me puse la camisa blanca de mangas abultadas, unos jeans ajustados y mis botines de cordón. Me arreglé un poco el cabello para que no se note el almohadazo de las mañanas. Desayuné cereal y me lavé los dientes. Me puse una gabardina roja, tomé mis llaves y salí de casa.
Caminé las dos cuadras que separaba mi casa con el café donde trabajo. Al llegar saludé a todos, me quité la gabardina y me puse el mandil.
-Mañana todo el día Tori -me advirtió Luis, mi jefe, porque le pedí permiso de salir temprano hoy.
Asentí y fui a atender los pedidos. Mi trabajo consistía en atender a los clientes, hacer los cafés y algunos postres, es bastante simple pero entretenido.
Al llegar el mediodía, me quité el mandil y tomé la gabardina. Me despedí de todos y fui a mi casa para cambiarme. En el camino oí unos gritos y después sentí como alguien chocaba conmigo. Caí al frío piso lastimando un poco mis manos y mi trasero.
-Oye ¡fíjate por donde vas! -le grité a aquel chico.
Él me ayudó a levantarme y miré sus azules ojos- perdón no fue...
No acabó porque escuché los gritos de las niñas más fuertes y unas diciendo "¡ahí está!" Rápidamente corrió pero el muy torpe se estampó contra un poste. No pude evitar reír.
-Con que te escondes de esas niñas locas ¿eh? -me acerqué a él y lo ayudé a pararse- ven, aquí no creo que quieran pasar.
Entramos a un estudio de tatuajes, él veía y veía a todos lados.
-No creo que entren aquí niño bonito -le dije y al parecer se relajó.
Miró por todo el estudio- está padre el lugar -al fin habló.
-Lo sé, es de mi hermano y yo le ayudé a decorarlo.
Me miró de hito a hito-. Por cierto, soy Alonso y... bueno, creo que ya se fueron. Gracias por ocultarme y perdón por empujarte.
-De nada y no te preocupes por la caída que la tuya fue más espectacular.
Salimos del estudio, checamos que no hubiera moros en la costa y nos fuimos cada quien por nuestro lado.
Llegé a mi casa y fui a cambiarme. Sustituí mi camisa por una blusa de manga larga de encaje gris y un suéter verde esmeralda. Me limpie la cara y me delinee los ojos.
Me miré al espejo, la luz que entraba por la ventana me hacía ver más pálida de lo común, el cabello rubio y alborotado no ayudaba mucho. Mis ojos negros resaltaban. Me coloqué algo de rubor para, al menos, poner algo de color a mi cara.
Fui a la sala a esperar a Diana porque ella quiere estar en todo momento conmigo y conservó los boletos. Tomé el celular y estuve en mi instagram.
-Oye, Toribia-dijo mi hermano Nicandro atrás de mi haciendo que pegara un brinco- Erick me dijo que entraste al estudio con un chico oxigenado ¿quién era?
-Un chico menso que lo perseguía un grupo de chicas mensas -Nicandro iba a decir algo pero el timbré sonó-. Seguramente es Diana. Le dices a papá que vuelvo en la noche.
Nos llevaron los padres de Diana porque la princesa no quería caminar 10 cuadras. Nos despedimos y nos unimos a la fila. Me sentí más grande porque muchas de ahí eran niñas de entre ocho y doce años. Mi amiga traía dos carteles negros, una blusa de CD9 y una gran sonrisa.
-¿Qué dicen los carteles? -le pregunté.
-Uno dice "Los amo" y otro dice "Bryan, se mi cuñado".
-Pero eres hija única y yo sólo tengo hermano varones.
-Hablé con tu prima Mariana, me dijo que hiciera este para ti.
-Ah, ok... Un momento ¿cuándo y cómo hablaste con ella? -le dije.
-Tu celular nunca tiene contraseña y me dio curiosidad con quien hablabas el lunes en clase de mate.
-¿Y cómo es que tomaste mi celular? -entre cerré mis ojos.
-Eres la persona más despistada que conozco -sólo dijo eso y se volteó.
Creo que debería ponerle contraseña a mi celular. Mmm... mejor no, después se me olvida cual puse.
Eran las cuatro, ya había pasado una hora y la fila se había extendido bastante. Yo tomaba fotos y revisaba constantemente el celular. Estaba sumamente aburrida. Las niñas cantando con su chillona voz, Diana haciendo no sé que cosa con la chica de enfrente y las dos niñas de atrás no dejaban de cuchichear, por lo que logré escuchar, de mi. ¿Qué traen ellas?
Tres horas más tarde, queriendo matar a Diana por el aburrimiento, dejaron entrar al recinto. Nos sentamos en nuestros lugares, era bastante cerca del escenario.
El chico rubio es igualito a Alonso ¿será él?... Neh.
Al terminar el concierto, nos quedamos adentro unos instantes para no estar apretujadas afuera. Estaba viendo las fotos que tomé y subiendo algunas a mi instagram y al facebook.
-Oye Tori, tú que tiene tu banda ¿qué se siente tocar en un escenario?
-Mmm... sólo he tocado en presentaciones pequeñas, no en un lugar así -señalé a mi alrededor.Nos quedamos un momento en silencio y pensé ¿qué rayos? No hay nadie que esté vigilando. Me levanté de mi lugar y caminé hacia el escenario, había un ukelele que había dejado el rubio.
-Tocaré sólo una canción y nos vamos -dije mientras afinaba bien el instrumento.
-Que sea rápido que no quiero problemas -dijo Diana observando alrededor.
-No me sé muchas a ukelele ¿alguna idea?
-Mmm... la de I'm yours
Empecé a tocar y a cantar. Diana me acompañaba en el coro.
Al terminar la canción escuchamos unos aplausos. Nos giramos rápidamente y ahí estaba el dueño del ukelele.
-No pensé verte aquí. Cantas muy bien -me sonrió. Oh, tiene una linda sonrisa.
-Pues ya ves, ten tu ukelele y ya nos vamos -le di su instrumento y traté de irme pero él me tomó suavemente del brazo.
-¡Espera!
Miré a Diana, le articulé con los labios "ejecuta el plan c". El plan C consistía en crear una distracción para salir corriendo y así lo hicimos, lo empujé causando que cayera al piso y tomé mi suéter y lo aventé a su cara. Salimos corriendo y se escucharon como gritaba que nos detuviéramos, fuimos donde había más gente y nos escabullimos.
Vi a mis espaldas y pude reconocer su cabellera rubia. Seguimos corriendo hasta que escuchamos a unas niñas gritando "Es Alonso Villalpando", las personas se dispersaron un poco y nosotras nos escondimos detrás de un muro.
-¿De dónde rayos conoces a Alonso Villalpando? -me gritó una Diana bastante alterada.
-No sabía que me conocía. Lo juro-sonreí inocentemente.
Antes de que dijera algo, tapé su boca con mi mano. No quería que gritara más.¿No han tenido esa sensación de que algo se te olvida? Pues en ese momento era lo que sentía además de frío. Sabía que el suéter se lo aventé ¿pero que otra cosa? Toqué los bolsillos de mi pantalón para sacar el celular y... no estaba.
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La Chica del Ukelele (A.V)
FanfictionVictoria Cervantes es una chica de 18 años, cursa el último año de preparatoria. Es alguien ruda, bromista y atrevida; pero también es risueña, alegre y talentosa. A pesar de no ser la típica chica adolescente es querida por sus amigos, atrae la mir...