La Chica del Ukelele (A.V)

Celos de hermanos

Ya ni papá haría esto.

Me encontraba con Alonso sentada en el sofá de la sala, mis hermanos enfrente nuestro, sólo nos miraban seriamente.

Y es que después de estar en el parque y comprando algunas cosas, mis amigas y mi prima tuvieron la ¨fantástica¨ idea de que Alonoso me acompañara hasta mi casa.

—Bueno ya ¿qué quieren? —les dije a mis hermanos.

—¿Quién es él? ¿Es el mismo que estaba contigo en mi estudio? —me preguntó Nicandro.

—¿Se iban a besar antes de que interrumpiéramos? —dijo ahora Manuel. ¿Enserio dijo eso?

Alonso se moría de nervios y yo me lamentaba por tener hermanos así.

—Él es Alonso. Sí, es el mismo oxigenado y no, no nos íbamos a besar —contesté rápido y me levanté. Alonso imitó mi acción—. Ya se tiene que ir.

Mis hermanos lo miraron queriéndolo matar y él se despidió con la mano.

—Perdón por mis hermanos. Es la primera vez que hacen eso —me disculpé con Alonso ya afuera de la casa.

—No te preocupes Vicky. Me gustó mucho salír contigo y tus amigas —me dio un beso en la mejilla y se fue a su auto.

¡Dios! Se escucha tan bien que me diga Vicky. Y su sonrisa, sus ojos, sus... Paren el mundo ¿yo pensé eso?

Mis hermanos no dejaban de preguntar desde cuándo conozco a Alonso, cómo conocí a Alonso, Alonso aquí, Alonso allá. Alonso era él único nombre que pude escuchar el resto del fin de semana. También vi que subieron a YouTube mi interpretación en el parque, varias teorías de quién soy y fotografías de mi y mis amigas cuando fuimos al parque.

El lunes al llegar a la escuela, Diana fue corriendo hacia mi.

—¡Victoria! ¿Qué pasó con Alonso? Ya no me contestaste los mensajes.

—Ya estoy harta de escuchar su nombre. Mis hermanos preguntando de él, Mariana y Melanie echando carrilla, tú haciendo preguntas —dije bastante enojada.

—Ya, perdón —dijo Diana alzando sus manos.

Fui al salón de mate. Me senté hasta el final del salón, saqué los auriculares y escuché música. La profesora hablaba y hablaba. Fingía que escribía en mi cuaderno pero en realidad dibujaba cosas sin sentido.

En el descanso no quise irme con las chicas. Estuve con unos amigos jugando fútbol.

No debí desquitar mi enojo contra ellos, mandé dos a la enfermería. Ups.

En el entrenamiento de basquet recibí varios balonazos y la mayoría en la cara. El entrenador me mandó a la enfermería y después de ahí podía irme.

Seguro fue el Karma.

Maldito Karma.

Llamé a Melanie para decirle que hoy no podía ir al ensayo. Con muchas condiciones aceptó.

Salí y ahí estaba Alonso. Por culpa de él es que he estado tan distraída. No quiero verlo, me dará un infarto.

—Oye Vicky. Te llevo —Alonso habló y no pude evitar sonrojarme. El apodo que me puso mi prima cuando niñas, en él se escucha maravilloso.

¡QUÉ ME PASA!

—Amm... está bien —dije y me dirigí con Alonso.

Me abrió la puerta y subí a su auto.

—¿Qué te pasó? Tienes la nariz roja y un ojo lila. Y luces cansada —me dijo preocupado— ¡¿Te peleaste?! —sonó alterado.

—Claro que no ¿me crees capaz de pelearme con alguien? —me miró serio— No contestes.

—¿Entonces? —me miró y no pude evitar sentirme nerviosa.

—Sólo tuve un mal día de entrenamiento. Varios balones fueron a mi cara pero estoy bien. Fui a la enfermería.

—Ten más cuidado cariño—me sonrió y se acercó rápidamente a mi. Me dio un tierno beso en la mejilla.

Espera ¿me dijo cariño?

Cerré los ojos y ya no supe nada del mundo porque me dormí al instante.

No sé cuanto tiempo me dormí pero sentía unos leves empujones en mi hombro. Abrí los ojos y me topé con ese azul con verde que últimamente me gustaba mucho.

—Ya llegamos a tu casa —me dijo dulcemente.

Bostezé y tomé mi mochila. Me abrió la puerta del auto y fuimos a mi casa.

—Gracias por traerme —me acerqué a él para despedirme de un beso pero la puerta se abrió, otra vez. Manuel nos miró con una sonrisa macabra.

—Hola Alonso ¿no quieres pasar?, ya es hora de comer y seguramente tienes hambre —sugirió mi hermano.

No aceptes Alonso—. Con gusto —dijo sonriendo.

Oh Alonso, acabas de asegurar tu muerte.