Una semana para navidad, la fecha que más amo. Poner el árbol, decorar todo con girnarldas, esferas, monitos de nieve, velas, olor a canela y arándano que inunda la casa.
Alonso quiso ayudarme a decorar la casa. Por un momento me sentí como si viviremos solos y decoramos tranquilos la casa. Fue un bonito pensamiento hasta que llegaron mis hermanos y mi papá.
—¿Sabes cuál es el verdadero misterio de la navidad? —le dije mientras dejaba en el piso una caja con decoraciones—. Porqué rayos están enredados los foquitos si el año pasado los envolví de cierta forma para que no sucediera.
Sólo recibí como respuesta su melodiosa risa.
Por culpa de mis hermanos se rompieron cuatro esferas y echaron a perder dos circuitos de foquitos y sólo teníamos tres; así que Alonso y yo fuimos a comprar otras luces y más esferas.
—Mira, estas esferas están bonitas ―tomé unas en forma de moños.
─Mejor estas ─me mostró unas de Star Wars.
─Ponlas, están geniales ─le dije.
La gente en el centro comercial se nos quedaba viendo raro, y es que parecíamos niños pequeños asombrándonos de todo lo que veíamos en la sección navideña.
─Llevemos ese Santa Claus que baila —dijo señalándolo para luego tomarlo y dejarlo dentro del carrito.
—Qué bonitos focos, cambian de colores —le dije tomándolos—. Llevemos cuatro.
Fuimos a la caja y pagamos todo con la tarjeta de papá, tal vez nos mate. Salimos con el carrito con todo embolsado al estacionamiento.
─Siete días Alonso ─le dije emocionada mientras guardábamos las cosas en el auto.
─Te ves tan linda.
Cerramos la cajuela y nos subimos. Todo el camino fuimos platicando de trivialidades pero en algún punto me empecé a sentir mal.
—¿Puedes ir un poco más rápido, por favor? —le dije.
Aceleró— ¿Te pasa algo? —me miró de reojo.
—No, sólo quiero llegar y terminar de decorar. ¿Y si mis hermanos rompieron otra esferas?
Después de unos minutos llegamos a la casa pero afuera había una ambulancia. Me bajé lo más rápido que pude.
Me acerqué a mi casa y de esta salían varios paramédicos y mi papá en una camilla.
—¡Papá! ¡Papá! —grité al verlo— ¡¿Pero qué pasó?!
—Victoria —hablaron mis hermanos atrás de mi.
—Vamos rápido al hospital —dijo Manuel.
—Te diremos allá —finalizó Nicandro.
Mis hermanos, Alonso y yo fuimos al hospital. Escenas de cuando mi madre murió en emergencias invadieron mi mente.
Lágrimas salieron a borbotones y rodaron por mis mejillas.
—Tranquila Vicky, todo estará bien. Estoy aquí contigo —me tranquilizó Alonso.
Seis horas.
Seis malditas horas.
No daban ninguna noticia sobre mi papá. Mis hermanos me dijeron que le dieron ataques epilépticos y después un infarto. Hacía siete años que no le pasaba.
Dos horas más pasaron. Me moría de sueño porque no estaba acostumbrada a desvelarme. Mis hermanos fueron a comer algo, yo no tenía nada de hambre. Alonso se quedó todo este tiempo conmigo.
—Familia del señor Cervantes Hurtado —al fin llamaron.
Me paré junto con Alonso que tomó mi mano. Tenía una sensación terrible y el rostro de la doctora no ayudaba en nada.
—Lamento mucho informarles que encontramos varios tumores en su cerebro. No hay posibilidad de que sobreviva a la cirugía. Si quieren pueden entrar pero que sea breve.
Las palabras me atravesaron el cuerpo como cuchillos filosos y fríos.
Rompí en llanto como no lo había hecho nunca. Mis hermanos llegaron y al instante comprendieron lo que pasaba. También empezaron a llorar pero menos que yo.
Mis hermanos entraron primero después fui yo con Alonso.
—Oh, mi pequeña traviesa —dijo mi papá con una voz débil.
—Papá —me era imposible articular otra palabra.
—Alonso, eres un increíble chico quiero que cuides de mi princesa.
—De lo por hecho —Alonso le dio una pequeña sonrisa. Sus azules ojos reflejaban mucha tristeza.
—Victoria, tu madre estaría orgullosa de ti si te viera en este instante —acarició mi húmeda mejilla con su mano, ya no era tan tibia—, yo estoy sumamente orgulloso de ti y quiero que tengas en claro que sin importar lo que pase siempre tendrás esa gran sonrisa en tu lindo rostro.
—Te amo papá.
—Y yo a ti hija.
No pude quedarme más tiempo ya que las enfermeras pidieron que me retirara.
Llegamos a mi casa. Entré y fui directo a mi cuarto.
—Vicky ¿quieres que venga mañana? —dijo Alonso detrás de la puerta.
—No, quiero estar sola.,
—Como quieras cariño —escuché sus pasos alejándose.
Me tumbé en la cama y lloré. ¿Cómo es posible que en la tarde todos estaban felices decorando y ahora prácticamente planeando un funeral? Seguí llorando hasta que me cansé y caí dormida.
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La Chica del Ukelele (A.V)
FanfictionVictoria Cervantes es una chica de 18 años, cursa el último año de preparatoria. Es alguien ruda, bromista y atrevida; pero también es risueña, alegre y talentosa. A pesar de no ser la típica chica adolescente es querida por sus amigos, atrae la mir...