Cantando para Alonso

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Una semana sin mi padre que se fue a Monterrey y ya nos estamos muriendo de hambre. No es que no supiéramos cocinar sino que nos daba flojera.

Hoy saldría con los chicos, Diana, Mel y  también invité a mi prima Mariana. Me vería con los chicos junto con mis amigas afuera del café una hora después de mi turno.

Me arreglé para trabajar como siempre y salí de la casa. Hoy noté que me miraban algunas niñas por la calle. Creo que debí peinarme. Entré al café y ya tenía bastante gente. Hoy sería un día agitado.


—Victoria —me llamó mi jefe antes de que saliera—, el próximo mes es la batalla de bandas. Quiero que te encargues de anunciarlo y ¿vas a traer a la tuya verdad?

—Sí y sí, hasta mañana Luis.

Salí del café y me dirigí a toda prisa a mi casa. Llegué, me bañé, me vestí con unos jeans obscuros, unas botas negras altas, un suéter color vino y una chamarra gris. Sí, tenía frío.

Tocaron la puerta, bajé corriendo las escaleras para atender. Mis hermanos rara vez atienden la puerta y parece que hoy no sería la excepción.

—Hola Mariana —saludé a mi prima con un gran abrazo.

—Hola Vicky —me saludó. Es la única persona que me dice así.

—Pasa, tengo que "peinarme" —subí las escaleras.

—¿Y mi tío? —preguntó.

—En Monterrey —le contesté gritando desde mi cuarto.

Me puse crema para peinar, me hice media coleta y lo agarré con un pasador de moño negro. Bajé y tocaron la puerta otra vez.


—Vamos al café. Ahí nos esperan —dije cuando todas estaban.

Caminamos las dos cuadras para llegar y los chicos ya nos esperaban y traían sus skates. Alonso traía su ukelele.

—Hola chicos —los saludé mientras alzaba mis brazos.

—¿Qué no ellos son CD9? —me preguntó Mariana.

—Sip —le dije y se quedó quieta sin mover ni un músculo. Siempre se pone así cuando está cerca de un famoso que le guste.

Voltee a ver a Diana pero ya no estaba. ¿En dónde se metió? Miré a los chicos y esta estaba colgada en el cuello de Jos.

—¡¿Por qué no me dijiste que conoces a CD9?! —gritó asustando a todos los que pasaban por ahí.

—Cállate Diana y deja de abrazar a Jos que lo matarás —le dije.

Mariana seguía inmóvil viendo a Bryan, Mel trataba de quitar a Diana de encima de Jos. Bryan, Freddy y Alan reían de algo y Alonso no dejaba de verme. Incómoda situación para mi.

—Bryan —volteó a verme con una sonrisa—, te presento a mi prima.

Ella seguía inmóvil. Le di un empujón para que reaccionara.

—Ho-hola —saludó de lo más nerviosa.

—Hola ¿cómo estás?

Silencio absoluto.

Tomaré medidas extremas—. A mi prima le gustas —dije sin más y Bryan sonrió de oreja a oreja y Marina se puso roja y me volteó a ver

—¡¿Por qué le has dicho eso?! —empecé a reír por su reacción pero sirvió para romper la tensión ente ellos dos.

Al fin Diana soltó del cuello a Jos y saludó a todos abrazándolos.

Llegamos a un parque cerca. Los chicos sacaron sus skates y empezaron a enseñarles a mis amigas. Bryan y Mariana se alejaron un poco. Se veían lindos juntos.

—¿Me cantas? —dijo Alonso sorprendiéndome.

—No no, mejor tú canta. Eres el profesional aquí.

—Oh vamos. Te escuché cantar antes—me dijo extendiendo el ukelele— por favor.

—Agh! Está bien —tomé el ukelele y empecé a afinarlo—. Al menos lo hubieras afinado ¿no?

Se encogió de hombros y me miró sonriente. Por primera vez su sonrisa me pareció la más bonita de todas y no sé porque pero me puso nerviosa el hecho de que le cante a él. ¡¿Qué me está pasando?!

Aclaré mi garganta y empecé a cantar la de Limón y Sal de Julieta Venegas.

Acabé y tanto mis amigos, los chicos y gente que pasaba por ahí, aplaudieron. Algunas chicas se acercaron y se tomaron fotos con los chicos.

—Me encanta como cantas —dijo Alonso en mi oído.

Sentí mis mejillas y mis orejas arder. Agaché mi mirada apenada.

—¡Oh por Dios! ¡Vicky, te sonrojaste! —gritó Mariana.

—Siéntete orgulloso por eso Alonso. Nadie ha logrado sonrojarla —dijo Melanie.

¡MÁTENME!

La Chica del Ukelele (A.V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora