La Chica del Ukelele (A.V)

Quiero mi cliché

Y yo que quería una vida normalona. Ahora me acosan grupos de paparazzis y algunas chicas me ofenden, eso se siente feo.

Fui al supermercado. A papá se le había olvidado comprar algunas cosas.

Sentí mi celular vibrar justo cuando entré al pasillo de postres. Contesté.

—No me lo vas a creer Tori —dijo muy emocionada Melanie.

—¿Qué sucede?

—Al fin me entregaron la guitarra que tanto querías.

—¡¿Qué?! ¡¿Pero cómo?!

—Tengo mis contactos nena, te la entrego mañana. Y... —hizo una pequeña pausa y luego suspiró— todo estará bien con Alonso. Dale la oportunidad.

—¿Cómo supiste?

—Soy como tu hermana. Te dejo, tengo que hacer algunas compras.

—Ok, te cuidas Mel —y colgué.

Vi por el rabillo del ojo que tres chicas me observaban— mira, es la novia de Alonso Villalpando —dijo una.

—Se ve más alta en las fotos —le contestó otra.

Las chicas se fueron y me relajé un poco. Caminé por los pasillos hasta que me topé con los estantes de galletas. Fui a donde estaban mis favoritas, las de chispas de chocolate, pero estas se encontraban hasta arriba. ¿Por qué las pusieron ahí?

Me estiré para tomarlas pero lo único que logré fue empujarlo más. Tonto mi 1.55 de estatura. Te maldigo chaparrés. Si fuera unos cinco centímetros más alta.

Como no funcionaba mi estrategia de estirarme, subí a un peldaño pero no fue buena idea. Caí de trasero y unas cajas vinieron conmigo cayendo en mi cabeza.

—¿Estás bien? —me preguntó una voz familiar— ¿Victoria?

Me levanté y miré a la persona que sabía mi nombre.

—¡Meztli! ¡Cuánto tiempo! —nos abrazamos fuertemente.

—Pensé que volverías a Guadalajara después de... ya sabes.

—Papá dijo que mejor nos quedáramos aquí en la ciudad de México —le contesté cuando nos separamos—. Por cierto ¿cómo vas con Uriel?

—Muy bien, la universidad lo está matando, pero bien —habló con una sonrisa. Esos dos ya llevaban cuatro años de ser novios—. Tú no te quedas atrás eh. Escuché que sales con un chico de una boyband.

—Sí —dije no muy segura.

Meztli me miró sabiendo que algo no estaba bien. Le agradecí que no me preguntara qué pasaba.

Me ayudó a dejar las cajas en orden y me alcanzó la que quería.

Nos fuimos del supermercado. Me alegró ver a mi amiga de secundaria.

Cuando llegué a mi casa vi el audi de Alonso. Entré y fui a la cocina para dejar las cosas. Me sorprendí la escena que vi. Papá hablando animadamente con Alonso mientras lo ayudaba.

—Todavía no puedo creer que seas el novio de mi hija. Ella no habla mucho de ti pero se nota a kilómetros que te quiere —comentó—. Más te vale tener un estómago fuerte porque preparará la salsa.

—Aquí están las cosas papá —dejé las bolsas sobre la isla de la cocina—. Hablaré con Alonso, ahorita volvemos.

Salimos de la cocina y fuimos al living.

—Antes de que me regañes o algo, yo sólo quería hablar contigo. No sabía que no estabas y me recibió tu padre.

—No te diré nada porque estoy de buen humor —sonrió aliviado—. Pero cuando quieras visitarme me avisas por favor.

—¿Entonces no me odias? —habló haciendo un puchero.

—Nunca te odié Alonso sólo no me gustó lo que pasó. Yo no quería algo así.

—¿Entonces qué quieres? Dímelo y lo haré.

—QUIERO MI CLICHÉ DE PELÍCULA —le dije gritando—. ¿Por qué es tan difícil?, quiero flores y carteles como en las películas de adolescentes.

Alonso quedó desconcertado. Bueno quién no lo estaría si la chica menos cursi del planeta le dice eso.

La comida estuvo lista, mis hermanos llegaron a tiempo. La cena se convirtió en un interrogatorio y también mis hermanos aprovecharon para avergonzarme.

Típico.

—Te dije que no le pusieras tanta salsa pero ahí vas a hacerte el macho —los dos reímos.

—¿Entonces, un cliché? —cambió de tema.

—Y de película romanticona por favor —nos volvimos a reír por la voz que hice—. Sabes, le gustaste a mi padre.

—Me dio algo de miedo al principio, aún más cuando dije que era tu novio.

—Te quería asustar. Es su táctica para alejar a los chicos que no valen la pena —dije—. Mi papá siempre fue muy protector más ahora que soy la única mujer en su vida —sonreí con tristeza.

—¿Qué le pasó a tu ma...?

—Buenas noches Alonso —lo interrumpí. Le di un corto beso en los labios y cerré la puerta. No me importó que halla pegado en su nariz.

Subí de dos en dos las escaleras y fui a mi cuarto. Me puse la pijama y cargué el celular.

Eran la una y no me entraba el sueño. Tomé mi laptop y entré al Twitter. No sé como lo hicieron pero las coders me encontraron. Tenía muchos más seguidores y tenía muchos mensajes. Unos eran de odio, me detestaban por salir con Alonso. Otros decían que apoyaban la relación.

Vi un tweet que era una imagen de Mérida, de la película Valiente, cuando es niña, y decía algo como "Si Alonso y Victoria tuvieran un hijo". Seguí a la chica.

Vi más publicaciones. Bloquee a los que decían que no lo quería o sólo estoy con él por su fama. Las chicas del supermercado me tomaron fotos cuando me estiraba tratando de alcanzar una caja y cayendo. Creo que eran ninjas porque no las había visto en ese instante.

Se escucharon unos ruidos en mi ventana. Dejé la laptop y me fijé qué hacia el ruido.

Alonso estaba afuera con una tela inmensa que decía ¨¿Quieres ser mi novia?¨

─¿También quieres que entre a tu cuarto por la ventana?

Traté de no reír─ así es suficiente que después te me caes y me cobrarán como si fueras nuevo. Espérame, voy a bajar.

Con cuidado de no hacer ruido bajé y salí al patio. Alonso sostenía un ramo de flores.

─Deseo concedido. Aquí está tu cliché de película.

Reí con ganas ─sólo falta que me traigas serenata.

─Si quieres puedo traer a los chicos para que canten conmigo.

─No no no, no es necesario. Tú ya eres mi cliché.

Me acerqué a él y juntamos nuestros labios. Era un beso diferente, podía sentir ternura y amor, las mariposas revoloteaban frenéticamente en mi interior.

Nos separamos por falta de aire y juntamos nuestras frentes.