Payasos

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¡Día libre! Un maravilloso domingo libre. Despertar tarde, disfrutar la casa sola sin mis hermanos. Los chicos de CD9 en el living. Pizza en el refrigerador. Momento... ¿Qué hacen los chicos en mi casa?

—Bueno días Victoria —dijeron los cinco a coro.

—Linda pijama —se burló Jos.

—Lo sé —contesté mientras ponía pose de diva. Mi pijama es negra con estampados de cerditos y mis pantuflas también son de cerdito—. ¿Qué hacen aquí? ¿Y cómo entraron?

—Sabemos que tienes día libre y queremos ir a Six Flags contigo —contestó Alonso.

—Y nos topamos a tu papá cuando salía y nos dejó entrar —dijo Bryan.

Adiós a mis planes de atragantarse de pizza y ver películas hasta la muerte.

Di media vuelta y fui a mi cuarto a cambiar. Me puse un pantalón negro, mis converse, una blusa verde y un suéter tejido blanco. El cabello lo amarré en una coleta.

Bajé las escaleras y me senté en las piernas de Alonso— ¿Ya desayunaste cariño? —me preguntó.

—Nop. Supongo que ustedes sí.

—Alonso nos obligó a no desayunar —dijo Freddy dándole un zape.

Me reí y Alonso pasó sus brazos por mi cintura. Se sentía más extraño todavía. Trataba de no delatarme de que soy sumamente cosquilluda.

—Vamos a comer, muero de hambre —dijo Jos zarandeándome.

—¿Y si les hago pancakes? —me levanté y caminé hacia la cocina—. Será más rápido y según Nicandro los hago muy ricos.

—¡Comida gratis! —gritaron todos siguiéndome.


Terminamos haciendo un poco de desastre. Se quemó uno y dos quedaron en el techo por culpa de Jos. Bryan y Alan quedaron con masa en el cabello. A Freddy le presté una playera de mis hermanos porque se ensució. Alonso se cayó porque había masa en el piso y lo gravé.

—¡Vamos a Six Flags! —gritó Jos mientras salía corriendo de la casa apenas acabó de comer.

—Voy por mis cosas —le dije a Alonso.

Subí a mi cuarto y tomé las llaves, dinero y el celular, le mandé un mensaje a papá para que sepa que no estoy. Corrí hacia la salida de la casa y cerré con llave. Alonso me esperaba afuera de su auto. Ya todos están dentro.

Un momento... somos seis y... neh, que ellos se hagan bolas yo no. Subí en el copiloto y Alonso manejaría.

—Te gustan mucho los cerdos ¿verdad? —dijo Bryan.

—Mi pijama es de cerditos al igual que mis pantuflas. Mi celular tiene una estampa de un cerdito chibi y tengo un peluche de un cerdito —me encogí de hombros—. Tú dirás.

El camino fue de pura risa. Jos no dejaba de hacer bromas y hacer voces extrañas. Bryan y Freddy hablaban de quien sabe nueva atracción temporal. Alan no dejaba de tomar fotos.

Después de comprar los boletos y entrar. Les pregunté cuál era la montaña rusa más alta y los chicos sonrientes señalaron una enorme. Tomé el brazo de Alonso y corrí hacia ella.


Casi hago que Alonso le diera un infarto en más de una ocasión. No aguanta los juegos mecánicos pero sí saltos en paracaídas. No entiendo su lógica.

Ya habíamos recorrió todo el lugar y subimos a muchos juegos. También nos encontramos a varias coders que se tomaron fotos con los chicos y algunas más conmigo. Comí como Dios manda. Todavía me pregunto cómo no engordo tanto. Traía media manzana acaramelada y un enorme oso de peluche que Alonso ganó para mi.

La Chica del Ukelele (A.V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora