Después de un mes de no saber nada de ellos, hoy era el gran día. Tenía, como proceso, que ir a ver a Robert y a Laura.
Bajé la mirada ante los ojos acusadores que me observaban. Bradd estaba sentado con su pie derecho sobre la pierna izquierda, Lexi estaba enrrollando sus finos dedos en su cabellera rubia... Y claro, Boris estaba más aburrido que nunca jugando con el móvil.
Leonor me observó detenídamente y luego sonrió.- ¿Estás nerviosa? - Dudé. ¿Por qué demonios tenía que ir a hablar con Laura? Sabía que le gritaría un par de barbaridades de las cuales no se salvaría, pero, también sabía que si le gritaba, eso me dejaría mal a mí. Debía de comportarme, por ende, me mantuve serena frente a mi Madre.
- Claro que no - Dije con la boca llena de mentiras. Nuevamente, Bradd frunció el ceño. Él sabía muy bien cuando yo mentía... ¿Por qué?
- ¿Podemos irnos ya? - Preguntó Lexi muy impaciente. Los ojos de Leonor rodaron y nuevamente se enfocaron en mí.
- Tranquila, pequeña - Dijo besándo mi frente. ¿Pequeña? Pero si yo era más alta que ella.
- Vamos, bebé - Dijo Bradd tomando mi mano... Entrelazó sus dedos con los míos y eso logró calmar mi ánimo un poco más.
- Tengo miedo - Le dije en un susurro.
- Ya lo sé - Dijo besándo mi frente mientras yo me apoyaba de él en la camioneta de Leo. Entonces, Lexi me miró desde el asiento de la ventana izquiera. Ella estaba sobre el regazo de Boris mientras él, le miraba y besaba sus manos. Suspiré.
- ¿Cómo te encuentras? - Preguntó Leonardo mirándo por el retrovisor.
- Como la mierda - Dije irritada.
La camioneta dio un leve frenazo cuando Leo casi se pasa el semáforo en rojo. Leonor miró hacia atrás y lo único que vio, por lo que me demostraron sus ojos, fue a una niña perdida y acongojada por cada suceso que debía de aguantar por culpa de aquellos quienes eran sus supuestos Padres. Suspiré una vez más y cerré mis ojos mientras iba apoyada del pecho de mi novio.
Bradd me sacudió un poco cuando era momento de bajar. "Estás aquí" dijo mientras yo me incorporaba. Bostecé un poco y luego me acomodé mejor la playera. Miré en dirección a la puerta de la prisión y bajé de la camioneta con cautela.
Leonor enrrolló su brazo en el mío para evitar que hiciese algo loco como salir corriendo alarmada. Dudé de todo. En ese preciso momento en que caminaba un poco hacia la puerta principal, pude ver como mi vida pasaba frente a mis ojos. Maltratos, peleas, gritos, insultos... Todo estaba frente a mis ojos. No quería mirar a mis espaldas porque jamás lo hacía, pero estaba segura que si lo hacía, me encontraría con las miradas perdidas y tristes de mis amigos.
Por ende, tragué saliva, levanté de forma digna mi barbilla y comencé a caminar.- Es sólo preguntar tu gran duda y fin - Me recordó Leonor cuando se desató del agarre de mi brazo. Dudé.
- Lo sé - Dije mirando la prisión a la entrada. Suspiré, tomé un trago de aire y entré.
Las paredes estaban demasiado apagadas. Estaban pintadas de un tono gris. No era como las prisiones que me imaginaba con todo de un tono verde o azul, no, eran grises. Automáticamente pensé en los dulces ojos de Bradd, pero sin pensarlo, mi mente siguió pensando en la crueldad que sería ver a Laura y a Robert encerrados... Esperaba de verdad que estuviesen en celdas distintas, de no ser así... Ya sabrían muy bien que decirme en el caso de que yo viniése.
Un guardia me guió por los largos pasillos para poder llegar hasta una sala en donde iban a hace entrar a uno de esos dos. Me preguntaba quién tendría la mala pata de tener que hablarme primero... Me preguntaba qué mentiras me dirían ahora, con que cosa me insultarían... Tenía tantas dudas pero esas putas dudas, no podían ser respondídas si no hasta que viese a uno de esos dos.
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Sin miedo a nada. [TERMINADA]
Teen FictionElizabeth es una chica normal de apenas unos 17 años de edad. Sus supuestos Padres estan mal de la cabeza. Ella no puede recordar más cosas que torturas y malos momentos que pasó con ellos. Tiene traumas que nadie puede cambiar en ella... Le cuesta...