La manía de Lexi por dar vueltas por toda la habitación estaba por volverme loca. Su pelo castaño daba revoltosos latigazos en mi cara mientras ella buscaba la ropa necesaria... Braddie le había mandado a vigilarme por si llegaba a cambiar de opinión o algo parecido. Aunque ella no estaba nada contenta con la decición que habíamos tomado... Nos ayudaría porque era nuestra amiga y, sinceramente, ambos se lo agradecíamos.
—¿Cuándo piensas meter el pijama?— Preguntó mientras yo aún lo llevaba encima. Suspiré.
—Voy. —Dije algo cabreada.
Escuché la revoltura de Leonor y Lexi al otro lado del baño. Sí, Leonor sabía que me marchaba, fue ella quien me consiguió pasaportes, pasajes y todo lo necesario para irme en un puto día.
Lexi dio un chillido de muerte en cuanto vio la lencería francesa de Laura en los cajones. Salí envuelta en una toalla para darme cuenta de aquello. Sus ojos acusadores me miraban y me sonrió pícaramente cuando comprendió que no tenía muchas ganas de llevar esa porquería en mi largo viaje de vida.
Leonor había echo hasta un poco de comida para llevar por el recorrido. Echaron también unas botellas con agua si es que Braddie decidía viajar en la motocicleta... Me puse unos shorts muy ajustados contra mi piel y una blusa algo suelta que Lexi me había regalado para mi cumpleaños.
Leonor apretaba la mandíbula mientras terminaban de hacer las maletas.
—Voy a echarte de menos. —Dijo mientras yo me amarraba las converse. Sonreí y moví la cabeza de lado a lado en señal de negación.
—Tranquila, —dijo Lexi tocándole el hombro a mi Madre— estará en muy buenas manos.
—Más le vale a ese pendejo. —dijo irritada. Suspiré.
Había oído, de la boca de Leonor que el vuelo de Félix se había atrasado lo suficiente como para poder huir sin tener que temer a encontrármelo cara a cara para darle una mísera explicación de mi comportamiento infantil.. Pero no, no era nada infantil. Simplemente era una puta manía de querer estar con la persona que amaba... Cosa que me hacía muy feliz.
Leonor tomó mi bolso de mano y una de las maletas, mientras que Lexi se quedaba mirando mi habitación.
—Recuerda esto muy bien. —Dijo con malicia.
—¿Por?
—Porque aquí follasteis más de una vez. Lindos recuerdos ¿no? —Enarqué una ceja. Se habría cambiado el color del cabello, pero seguía siendo la misma ramera dulce.
Estaba todo listo para llegar y salir... El problema era el siguiente: Braddie no atendía el puto móvil. Lexi le llamó incontábles veces sin parar un momento a mirarme con el móvil. También yo le llame muchas veces, pero nada de eso resultó en lo absoluto.
No entré en pánico ni mucho menos quise hacer algún escándalo frente a mi supuesta Madre y a Lexi. Simplemente me senté un momento frente al piano de la casa para sonreírle como una estúpida y acariciar la tapa superior de las teclas para sentir lo que sería una soledad completa sin él. Sonreí y abrí la tapa para mirar las dulces teclas blancas.
Puse mis manos sobre ellas y comencé a tocar con desesperación... Había aprendido una nueva canción durante días, lo cual me ayudó mucho a despejarme de los nervios que llevaba encima de mí en esos momentos. Se llama Chevelle de The red. La sentía bajo mis manos y pude sentir también las miradas incomprensivas de aquellas dos mujeres que estaban observándome. Pensarían, quizás, que estaba tomándome todo con demasiada calma. No hubo problema, seguía sintiéndo las dulces melodías bajo mis manos...
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Sin miedo a nada. [TERMINADA]
Novela JuvenilElizabeth es una chica normal de apenas unos 17 años de edad. Sus supuestos Padres estan mal de la cabeza. Ella no puede recordar más cosas que torturas y malos momentos que pasó con ellos. Tiene traumas que nadie puede cambiar en ella... Le cuesta...