Sin miedo a nada. [TERMINADA]

Capitulo 17

Los ojos de Bradd estaban perdidos en cuanto le dije lo que pensaba. Soltó mis manos y se quedó rígido e inmóvil mirando su computadora.

- Entonces eso quieres, dejarme - Dijo mientras yo suspiraba.

- Tú has preguntado - Dije intentando cambiar de idea.

- ¿Te quieres ir? - Le miré.

- Mira - Dije tomándo sus manos. - No te voy a dejar solo, lo prometí. Por ahora me comprometo solamente  a estudiar aquí, en Atlanta - "Cuidado con lo que dices, Eli" Me dije a mi misma. - Contigo.

- ¿Segura? - Preguntó mientras entrelazaba sus dedos con los míos.

- Sí, porque te amo - Dije mientras él sonreía.

- Yo también te amo - Dijo besándome. Sus labios entraron en contacto una vez más con los míos y sólo supe sentirme feliz con aquel sentimiento que llevaba conmigo encima. Un sentimiento de mierda que pronto terminaría por apagarme.

******************

- En el peor de los casos, te romperas una pierna - Dijo Roph mientras Félix le fulminaba con la mirada.

- Sólo, afirmate - Dijo Félix mientras yo me ponía el casco.

- Estoy algo nerviosa - Dije mientras me afirmaba de mejor manera.

- ¿Nerviosa? - Preguntó Bradd - Simplemente no te caigas ni te hagas daño - Dijo mientras besaba mis labios. Félix aceleró la moto y la puso en la línea de partida. Estaba firme del costado de mi Padre, las otras motos estaban de la misma manera... Un hombre manejaba, y una chica se afirmaba... La gracia del juego era que la chica debía de soltar las manos sin perder el equilibrio... Era peligroso, pero tenía confianza en que mi Padre me ayudaría...

Mi Padre aceleró a toda velocidad, como pudo, y a lo lejos... Vi a Bradd que se alejaba y se hacía invisible. Félix no hablaba en todo el trayecto, y yo, sólo veía como el fondo se tornaba negro y oscuro... Mis ojos comenzáron a cerrarse y, lentamente, desperté.

Me quedé mirando a Braddie. Estaba durmiendo como un crío, no supe qué decir ya que él no se movía siquiera. Me puse de pie porque me había tocado dormir a mí en la orilla esta vez. Miré la ventana y no divisé rastro alguno de humanidad por la calle.

Me puse las pantuflas y decidí salir a recorrer un poco la cocina. Bradd había estado muy calmado desde que habíamos hablado lo de marcharme a Canadá... Pero la verdad era, que él no quería que me fuese y yo, como siempre, le había echo creer que quería estar a su lado y no seguir mis sueños. Sí, mis sueños eran irme a estudiar como Félix a Canadá y ser feliz... ¿Y si no me iba pero mi Padre si? Guardé silencio, siempre era mejor hacer eso.

Sentí pasos por la casa, pero solamente eran las finas patas de Lucifer. Se subió a la encímera y me miró con los ojos perdídos.

- Ya lo sé, amigo - Dije mirándole - Tampoco quiero irme, pero a la vez si quiero - Dije mirándo todo lo que me rodeaba. Irme implicaba dejar todo esto de lado, todo un pasado existente que jodió todo... Pero que en un tiempo creí que me hacía feliz.

Miré un momento el ventanal en el que siempre se posaba Robert antes de que llegasen las prostitutas... Bajé la mirada para mirar de mejor forma el pelaje negro de Lucifer, y, fue en ese momento donde comencé a pensar de qué forma había cambiado tan radicalmente mi vida... De pasar a ser una chica que creía ser fuerte... A ser una chica que por fin se da cuenta que es el ser humano más débil de la historia.

Miré con detención todo lo que me rodeaba una vez más y, luego de un rato, caí tendida en el sofá.

Mi tatuaje y el de mi novio era la nueva cosa con la que hablaban todos. Bradd tenía su mano tomada con la mía, lo cuál todos se percataron de nuestros adorables nombres en nuestras muñecas. Bradd la enseñaba con orgullo... Yo hacía lo mismo.