Tal vez me había ido un poco pasada de mano con las copas... Tal vez si no fuera por Max me hubiesen detenído apenas saliese de aquí... Tal vez estaba siendo una niña malcriada... Tal vez todo.
Me quedé mirando el techo blanco un momento... Miré mis manos, tenía un brazo con un yeso demasiado amarillento. Tenía un recuerdo con un marcador negro y verde de parte de Lucas y Lexi. Miré a todos lados, ¿dónde estaban todos? La puerta estaba cerrada por completo, mi vida estaba encerrada en una puta caja.
Miré la ventana que estaba junto a mi cama. La habitación era demasiado blanca para mi gusto. Estaba cansada, quería dormir pero a la vez no... Quería decir tantas cosas y no sabía a quien. Mi cabeza daba vueltas y yo seguía aquí. Miré mi brazo derecho, aún tenía su nombre en mi muñeca. Miré a otro lado, asqueada por la sensación de pesadumbre que sentía mi inocente corazón.
—Estás despierta —Dijo una voz familiar desde la esquina de la habitación. Le miré a los ojos... Estaba pálido. Su pelo había crecído un poco y se había dejado la barba. Nunca le había visto tan demacrado... Me preguntaba que aspecto de mierda tendría yo ahora. Miré a otro lado para no enfrentarle —¿Qué pensabas al chocar tu motocicleta contra ese árbol? —Medité. ¿Yo lo había chocado?
—Yo no choqué nada —Dije intentando recordar lo que había echo la noche anterior. Lo único que recordaba era que Lucas me decía que no manejase en un mal estado. Era todo lo que lograba recordar como último... Mierda, ¿qué chucha había echo yo?
Los ojos acusadores de Braddie estaban puestos en mí.
—¿Te sientes mejor ahora? —Preguntó mientras yo miraba la ventana. Quería llorar, suplicarle que volviésemos a lo de antes... Pero estaba claro que ya no se podría.
—Algo —Dije mintiendo. La verdad era que me sentía la peor persona del universo.
—¿Quieres hablar de algo? —Preguntó. Sabía que quería tocar nuestro tema principal... Nosotros. Bajé la mirada y por vez primera, después de dieciseis días, le encaraba.
—¿Tú no? —Pregunté interesada de verdad.
—Quizás —Dijo mirándo la ventana mientras se sentaba en la silla junto a mi cama.
—Debo preguntar —Dije mirándo la puerta —¿cómo es que mi Padre te ha dejado entrar? —Él sonrió.
—Fue Leonor —Dijo sin quitar sus ojos perdidos de mi cara. Leonor... La dulce Leonor. Sonreí.
—Elizabeth —Continuó él. —Vine a ver como estabas... Pero tengo que preguntarlo —Dijo mientras intentaba pelear consigo mismo por si tomaba mi mano o no. Le ayudé y puse mi mano rozándo la suya... Sonrió y entrelazó sus dedos con los míos. Por vez primera en todos estos días, me sentía completa una vez más.
—¿Qué vas a preguntar? —Pregunté mientras él estaba distraído, admirándo nuestros tatuajes. Suspiró.
—¿Hemos terminado, verdad? —Miré a otro lado.
—No que yo sepa —Dije sin mentir.
—Creí que sí... Félix dijo que te marcharías con él a Canadá —Dijo mirándo a otro lado.
—Félix es otro hijo de puta —Dije encogiéndome de hombros. —Piensa en lo que él quiere para mí, no en lo que yo quiero - Sus ojos se centraron en los míos.
—¿Y qué quieres tú? —Me mordí los labios y la lengua por haber dicho semejante barbaridad.
—Eso... No es prudente hablarlo ahora, Braddie —Dije mientras él tomaba mi mano con más fuerza.
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Sin miedo a nada. [TERMINADA]
Fiksi RemajaElizabeth es una chica normal de apenas unos 17 años de edad. Sus supuestos Padres estan mal de la cabeza. Ella no puede recordar más cosas que torturas y malos momentos que pasó con ellos. Tiene traumas que nadie puede cambiar en ella... Le cuesta...