Bradd estaba despierto, sentía su respiración algo cortada por ende, me daba la señal de que tenía sueño pero que no le apatecía dormir hoy.
No quise hablarle ni mucho menos decirle que durmiese. Tanto él como yo no podía dormir... ¿Por qué? Algo le preocupaba, y a mí también... Le vi salir de la cama y le escuché bajar las escaleras. No supe por qué hizo aquello, el irse y dejarme allí sola. Pero no importó. Usé con gusto toda la cama para relajarme más de la cuenta...
No podía dormir, di vueltas como una tonta mientras escuchaba a mi novio revolver las cosas de la cocina. ¿Qué le molestaba tanto que no podía pegar un solo ojo? Dudé otra vez... Llevé mi pulgar a mi boca otra vez, comencé a morder la piel que tenía encima y chillé un poco cuando me percaté de que salía sangre. Debí de gritar despacio, Bradd no subió a consolarme... ¿Y si seguía molesto conmigo por mi actitud? ¿Y si estaba pensando en dejarme? Mierda, ahora no podría pegar un puto ojo en toda la noche.
Cuando abrí los ojos, noté que Bradd no estaba a mi lado... Al parecer la había cagado de verdad. Me senté apoyándo mi espalda del respaldo suave de mi cama. Colgué mi cabeza como si fuesen a cortarla y así me quedé. Bradd entró por la puerta y me miró confundido.
- Me voy a mi casa - Dijo mientras divisé sus maletas armadas... ¿Las hizo mientras yo dormía? El corazón s eme partió en dos.
- ¿Es lo que quieres? - Frunció el ceño.
- Sí - Dijo decidido. Mi corazón latía fuerte, adolorido y desepcionado. Bostecé sin pensarlo y le miré.
- Como quieras - Dije tapándo mi rostro con las sábanas para que no me viese llorar.
- Nos vemos en clases - Dijo cerrando la puerta de mi habitación. Lo que más temía había llegado, Bradd me había abandonado sin más... ¿Dónde quedó el novio que jamás me dejaría sola? Mi corazón latía aún más fuerte, desesperado por ir a buscarle y rogarle que se quedara...
¿Por qué se marchaba de todos modos?
Me puse la bata y me encaminé a la cocina para sacar un helado de menta que había en el congelador. Saqué una cuchara y comencé a echar en mi boca aquella cosa verde. Miré la tele un largo rato, los canales no me entretenían y ya comenzaba a extrañar a mi novio... ¿Por qué se fue de todos modos? Dudé otra vez.
Escuché el ronroneo de un gato fuera de mi casa. Enarqué una ceja y abrí la ventana para ver una caja de un tono marrón, un tanto desgastada. Tenía un gato negro dentro de ella... "Genial" Pensé. "Se va Bradd y algo ya quiere reemplazarlo". Salí de mi casa en bata, miré la caja y, automáticamente, el gato comenzó a acariciar mis piernas con su suave pelo.
- ¿Qué clase de bola de pelos eres tú? - Pregunté al animal mientras lo alzaba en mis brazos. Sus ojos eran claros... Sonreí - De acuerdo, bienvenido - Dije tomándolo con suavidad en mis brazos.
Lo dejé entrar a casa, lo miré un largo rato seguía con el helado. Se quedó quieto, mirándome, o eso pensaba. Entonces, saltó a mis piernas y tuve que apartar el helado un rato para acariciarle el pelaje.
- Debería ponerte un nombre - Le dije. Medité un largo momento y luego sonreí, malvadamente - Te llamarás Lucifer - Dije mientras acariciaba su cabeza. Su diminuta cabeza. Suspiré.
Le dejé en el suelo mientras me daba una ducha, aunque me aterroricé cuando le vi recostado en mi cama. Pero, al verme llegar, decidió que era de mala educación estar allí. Por ende, bajó sin que le echara.
Al rato, decidí que sería de buena ayuda llamar a Lexi. Pero apenas tomé el móvil, decidí que era la peor idea que estaba pensando. El gato se quedó a mi lado y yo solo supe mirarle indignada... ¿Desde cuándo yo recogía un animal de la calle?
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Sin miedo a nada. [TERMINADA]
Teen FictionElizabeth es una chica normal de apenas unos 17 años de edad. Sus supuestos Padres estan mal de la cabeza. Ella no puede recordar más cosas que torturas y malos momentos que pasó con ellos. Tiene traumas que nadie puede cambiar en ella... Le cuesta...