Aogiri [アオギリの樹]

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Hacía ya meses desde que me mudé a Anteiku, y todo había ido 'sobre ruedas'. 

Conocí mejor a Hinami, Kaneki y a un tal Nishio. Parece ser que él era un ghoul problemático que aprovechó la muerte de una tal Rize para apoderarse de los 'comedores' cerca de Anteiku. Pues bien por él. Me alegro  que cambiase de actitud, o si no hubiese acabado muerto entre mis garras.

"Oye Toukaaaaa" le hice un puchero, pidiéndola permiso. 

"Está bien. Vete. Pero vuelve por la noche. Date cuenta de que te toca turno"

"Querrás decir... me Touka turno" me reí ante mi propio chiste ya saliendo por la puerta. Escuché una risilla de parte de Touka, y emprendí mi camino hacia donde me había citado Yomo-san para mejorar mis tácticas de combate. Si quería enfrentarme a Aogiri por mi cuenta, debía de ser fuerte por mi misma. 

Empecé a pensar en que haría si me encontrase al asesino de mi madre. Eso si no me mataban antes de encontrarme con él. 

¿Sería capaz de matarle? 

Sé que para matar a ghouls poderosos se necesita utilizar el kagune, pero yo me niego. No se lo he enseñado a nadie nunca, ni siquiera lo he visto yo misma. No quiero matar a nadie utilizando algo que heredé de mi madre. Estoy segura de que mi kagune es como el suyo. Alas blancas que iluminan las calles oscuras. La esperanza de los inocentes. Es un recuerdo puro, y no quiero mancharlo de sangre. 

Tarareaba una canción en mi cabeza, estaba cerca del parque. Entonces, debía de meterme en una alcantarilla, seguir todo recto, girar a la derecha, y ahí me encontraría una puerta. Al abrirla, llegaría a la sala de entrenamiento profesional de Yomo. Estaba muy ilusionada. Esta era la primera vez que Yomo me dejaba ir a su gimnasio privado.  

"Ōkami" sin pensarlo, me giré. Me arrepentí al instante. Había caído en un truco muy viejo, que seguramente no podría ni trucar a un niño. Estaba rodeada de cuatro ghouls con máscaras y  capas verdes, con el signo de Aogiri en ellas. Pude distinguir a Alegret entre los cinco ghouls. 

Así que él es el enemigo...

En ese momento, me sentí vacía.  Era como si me faltase algo. Supongo que  Alegret  se había vuelto alguien muy importante para mí. Recientemente me lo había encontrado al otro lado de la calle, escondido entre callejones, en lo alto de los edificios... mirándome. 

Me llegué a acostumbrar a ser observada. Al principio sospechaba algo, pero poco a poco me gustaba que él estuviese ahí.  De vez en cuando le sonreía. Me hacía pensar que estaba a salvo, porque él me vigilaba, me hacía sentir a gusto.

En ese momento lo entendí.  No era lo que pensaba.  Él simplemente estaba investigándome para ver mis puntos débiles y así informar a Aogiri.

Que ilusa soy.

Pensar que alguien estaría ahí por mi.

Que triste.

"Noro" mi vista se fijó en un hombre bastante alto, con una máscara en la cual estaba pintada una boca enorme. Reconocí ese dibujo inmediatamente. Yo pinté esa máscara, pero nunca llegué a conocer a la persona que la encargó. Noro cogió un despertador de dentro de su chaqueta, y paró la alarma que acababa de empezar a sonar. Entonces, sacó su kagune, una especie de sustancia negra, y me intentó aplastar con el. Lo esquivé de un salto propulsándome hacia atrás. 

"No sé de qué estáis hablando." Dije, odio reflejado en mis ojos rojizos.

El mismo hombre que le dió instrucciones a Noro para atacarme se dignó a hablar. Tenía una máscara en forma de pico de un color rojo brillante.

"Sabemos que tú eres Ōkami"

Para que negar lo irrefutable. Es obvio que ellos ya habían identificado mi olor, y que me habían visto actuar.

Chasqueé mi lengua.

"Así que eres tú" otro ghoul,  una chica esta vez, dió un paso adelante. Tenía una máscara de serpiente. "No entiendo a los asesinos como tú.  ¿Nos matas sólo por diversión? ¿Eres incapaz de ver que nosotros somos los que liberarán a los ghouls de los humanos? Los ghouls somos una raza superior. Los humanos... ¡sólo son comida!"

Me reí por su comentario. La habían lavado el cerebro.

"Si sigues pensando así, lo más probable es que mueras." Me reía de ella. Ella era una ghoul cabezota que seguramente mataría a toda la humanidad si llegase a tenerla delante.

"Tatara."  Alegret habló al hombre de la máscara roja. "¿Comenzamos?" Tatara asintió con la cabeza, y entonces esos cuatro ghouls que me acorralaban dejaron al descubierto  sus kagunes, unas bestias que anhelaban ser liberadas. 

Mis ojos se salieron de sus órbitas al ver el kagune de Alegret.

"Black Rabbit" Logré murmurar, antes de salir corriendo, maldiciéndome por ser tan imbécil de no haberme dado cuenta antes de que el ghoul que me hacía sentir especial fuese el primero en haberme querido matar. 

[]

Llevaba alrededor de una hora siendo perseguida. Estaba agotada.

No paraba de esquivar ataque tras ataque. Era obvio que no iban a tener piedad. Cuando por fin logré perderles de vista, unos cristales rojos cayeron del cielo, provocando unos arañazos en mi cuerpo que sangraban sin parar. Me caí al suelo. Alcé mi mirada para encontrarme con Black Rabbit, el cual parecía divertirse.

"¿No eres tan fuerte como creías eh  Ōkami?" Pude notar como sonreía detrás de su máscara. A pesar del esfuerzo, logré levantarme y seguir corriendo .

Entré en un pequeño bosque, dónde podría esconderme a recuperarme de mis heridas por un tiempo. Me recosté  junto a un árbol, sujetándome el estómago con una mano. Me estaba sangrando. 

Hace unos momentos Serpent me había pillado desprevenida y me había atravesado el estómago con su rinkaku. Me hizo escupir sangre, y a pesar de intentar golpearla unas cuantas veces, fue en vano. Me pegó una patada que me hizo caer para atrás, y aproveché ese momento para aterrizar sobre mis piernas y salir escopetada de ahí.

Un pequeño charco de sangre se encontraba bajo mis pies. Observé mi reflejo por unos segundos.

Daba pena. Me recordaba a mi madre. Tenía la misma expresión de pánico y miedo que ella cuando se dió cuenta de que había llegado su hora.

Moriré de la misma manera.
Me entraron ganas de devolver. Sentía un calor en el esófago, que iba subiendo cada vez más hasta llegar a mi garganta. Vomité. Cuando terminé me limpié la boca con la mano, pero seguía sintiendo un regusto a ácido en mi lengua. Me deslicé por el tronco del roble hasta llegar al suelo. Mi herida en el estómago ya estaba mejor, así que me levanté y caminé fuera del bosque.

Me apoyaba cada dos por tres donde podía.  Seguía muy débil, los cortes que me había causado Black Rabbit eran profundos y sangraban mucho.

Yo... no me quiero morir. No quiero acabar como mi madre.  No quiero ser débil

Caminé fuera del bosque hasta encontrarme con un claro donde había un edificio.  Parecía estar abandonado. Escuché algo detrás de mi, y se me heló la sangre. No me atrevía a mirar atrás, así que entré en el edificio sin pensármelo dos veces.

No sabía lo que me esperaba ahí.  Si lo hubiese sabido, nunca habría entrado.

Este capítulo es muyyyyyyy largo, pero me he divertido muchísimo haciéndolo.  Os dejo debajo un amv que me encanta. La canción es preciosa, se llama so cold.

¡Adios~!

Único en su clase (TOKYO GHOUL) {AYATO KIRISHIMA X TÚ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora