Nueva Integrante

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Eto me vigilaba, y yo la miraba de vuelta. Se podía palpar la tensión en el aire, y eso me hacía sentirme incómoda. Era todo tan extraño, ¿cómo había ocurrido?

De ser su mayor enemiga a convertirme en uno de ellos. 

Si alguien me lo hubiese dicho hace unos meses, seguramente me habría reído en su cara. ¿Cómo podría alguien en su sano juicio unirse a Aogiri?

Pero yo ya no estoy en mi sano juicio. Me da igual lo que la gente piense de mi, y me da igual las miradas que me mandan. Ya no oculto mi rostro detrás de mi máscara de lobo, la tengo al descubierto, para dejarles claro que no pienso traicionarles. 

No he perdonado a Ayato, no sé lo que me pasó ayer, pero no volverá a ocurrir. No con alguien tan odioso como él. Tan estúpido, tan... cabrón. 

Supongo que esa es la mejor palabra para describirle, aparte de rastrero y traidor. Oh, y manipulador. También es eso. 

"Leiko Izuka." la voz de Eto me hizo dejar de pensar en mi lista de insultos y mirarla directamente a los ojos, ofrenciéndole mi máxima atención. "Desde ahora, eres parte de Aogiri" puso sus dedos en mi frente, y noté como un suave cosquilleo me recorría la parte tocada. 

Reprimí mis ganas de saltar por la ventana hasta que retiró sus dedos, indicando que podía salir de su 'sala de reclutaciones'.

Era una habitación verdaderamente repugnante. Las paredes estaban cubiertas de moho, los suelos te contagiaban hongos aunque lo pisases con tres pares de calcetines, y el techo parecía estar a punto de caerse encima de todo el mundo, aunque, eso parecía no importarles a muchos, ya que eran lo suficientemente fuertes como para sobrevivir si el edificio se derrumbaba. 

"Todo por la libertad" eso decía Serpent. 

Hace unos días me enteré de que ella es una de las mejores generales ghouls de Aogiri, y que se toma muy enserio todo esto. Odia a cualquiera que mate a los de su misma raza, en pocas palabras, que me odia a mi, vamos. 

Nadie sabe nada de ella, y no suele quitarse la máscara. Parece ser que ni Ayato conoce su verdadero rostro. Es una persona organizada, cuidadosa con la misiones y calculadora, que evita a toda costa cualquier fallo. 

"Muy bien. Mañana comenzaremos una misión. Preparaos. Vamos a liberar a los prisioneros de Choclea" tragué saliva ante la decisión absurda que Tatara había tomado. ¿Estaban todos locos?

Alcé mi mano y esperé a que me dejaran hablar, pero Tatara pasó de mi como su fuese basura. 

"Tatara-san. No creo que eso sea muy sabio" dije, al darme cuenta de que no me iba  a ceder la palabra. "Perderemos a muchos"

"¿Oh? ¿Ahora te preocupas por nosotros? Puede que vencieras a algunos de nosotros, pero no somos débiles" uno de los ghouls aclaró, antes de que Tatara me repondiera. Lo que me dijo parecía no afectarme, pero en mi interior, estaba negra de la rabia y la furia que me causaba. 

"No digo eso." respiré profundamente, y me apresuré a explicarme, antes de que me pudiese interrumpir de nuevo. "Me da igual si os morís todos. Que así sea. Odio tanto a los ghouls como a los humanos. Sois rastreros, monstruos sin corazón, ambas razas. El mundo estaría mejor sin nosotros, la verdad. Eso es lo que nos dicen. Pero, eso es mentira. Hacemos lo mismo que ellos. Matamos por comida. Matamos por necesidad. Algunos de ellos matan por placer. Igual que muchos de vosotros. No se dan cuanta, los idiotas esos. No quieren darse cuenta, hasta que ellos se ven afectados. Es entonces cuando intentan echarle la culpa a cualquier otro. A las vacas, a los cerdos, a la mismísima naturaleza. Es estúpido. Y ninguna de las dos razas se quieren dar cuenta de que no estamos haciendo lo correcto. Somos animales. A lo único que temen, es a nuestras diferencias. Los seres humanos..." hice una larga pausa, dudando en si decir lo que creía correcto. "...temen a lo diferente, y es por eso que lo... destruyen sin piedad" un silencio sepulcral inundó todo a mi alrededor. Notaba como todas las miradas estaban fijas en mi, y lo único que lograba hacer era mirar mi mano, como si todas las respuestas que necesitaba estuviesen ahí mismo, en la palma de mi mano.

Pero, obviamente, no lo estaban.

Único en su clase (TOKYO GHOUL) {AYATO KIRISHIMA X TÚ}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora