Cuando la pasión pudo con nosotros

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Escucho sus pisadas, siento como se acerca a mi habitación. Levanto la cabeza y observo la puerta, esperando que esta se abra y Ryan aparezca. Pero mis deseos son olvidados, ya que Ryan parece decidir que lo correcto es no entrar y dejarme un tiempo para mí, hecho que agradezco.

Así que el resto del día lo paso metida en mi habitación, cuando tengo sed o me entra el hambre salgo disimuladamente de mi habitación y corro hacia la cocina, cojo lo necesario y vuelvo corriendo a mi habitación. Lo más seguro es que Ryan me oiga, pero es evidente que se está haciendo el sordo para no incomodarme.


2 de julio de 2015

Hoy ya no puedo evitarlo más. Bajo las escaleras a paso decidido pero no lo encuentro por ningún lado. Así que voy a la cocina y me sirvo una taza de té.

Mientras estoy acabando de tomarlo, escucho música que proviene del exterior. Me asomo a la ventana que da al jardín de atrás de mi casa y allí lo veo.

Ryan sin camiseta, mostrando sus perfectos abdominales y oblicuos, junto con sus maravillosos tatuajes que adornan su perfecto cuerpo de dios griego. Es increíble lo sensual que es el sudor que cae por sus abdominales, y como un acto reflejo relamo mis labios, que ahora están completamente secos con esta imagen tan caliente y perfecta.

Ryan sigue haciendo sus ejercicios, flexiones y abdominales, mientras yo me limito a observarlo como una psicópata.

Es entonces cuando se me ocurre la idea del siglo, cojo una botella de agua de la cocina y una toalla del baño y salgo al exterior.

Ryan siente mi presencia y detiene la música.

-Maia...- dice ahogado

-Hola..., emmm, escuche la música y te vi..., y entonces pues..., pensé que a lo mejor necesitarías esto...- le entrego la toalla junto con la botella de agua. Nuestros dedos se rozan haciendo así que una corriente eléctrica fluya por mi cuerpo, desvío la vista al momento.

-Gracias- desenrosca la botella de agua y comienza a beber, es sexy hasta bebiendo..., joder, pero como puedo pensar así después de lo de Sam...

Se que si sigo aquí comenzaré a babear como un perro, así que me giro y vuelvo al interior de la casa. Pienso que el se quedó en el jardín, pero me equivoco totalmente cuando agarra mi brazo.

Me giro para mirar esos increíbles ojos verdes, ojos en los que me perdería sin dudarlo.

-Necesito hacer una cosa- dice muy cerca de mis labios

-Ryan, yo...- intento decir que no , pero el me silencia colocando su dedo índice en mis labios.

-No pienses Maia, déjate llevar- y así es como lo agarro del cuello y lo acerco a mis labios, provocando así un contacto salvaje, lleno de deseo y de promesas.

Ryan me agarra fuertemente del trasero y lo empuja, haciendo así que enrosque mis piernas en su cintura. Sube las escaleras sin soltar su agarre mientras nos devoramos las bocas con pasión. 

Llega a mi habitación y me tira en la cama. Acerca sus grandes y fuertes manos hacia mi pequeño short y se libra de él junto con mi camiseta.

Tan sólo me tiene en braguitas y sin sujetador. Ryan me observa y se relame los labios, lo que provoca que mis pezones se endurezcan y manche mis braguitas de deseo.

Se acerca a mi lentamente, depositando pequeños besos en mi vientre plano, acercándose lentamente a mis pechos. Agarra uno y lo aprieta, para después acercar su boca y succionarlo.

-Siiii- digo en un gemido.

Gruñe ante mi respuesta y saca la lengua, dándole pequeños lametones a mi pezón, que no puede estar más endurecido.

Su mano derecha baja por mi vientre y se detiene en la costura de mis braguitas. Juguetea y luego mete la mano en el interior. Con su pulgar hace pequeños círculos sobre mi clítoris, mientras que adentra su dedo índice y corazón en su interior.

Vuelvo a gemir mientras me agarro fuertemente a las sábanas.

-Me encanta como respondes a mi Maia- dice antes de volver a succionar mi pezón.

Sigue con el movimiento de sus dedos y su boca hasta que por fin alcanzo el orgasmo. Lleva sus dedos a su boca y los saborea, acto que solo provoca que mi excitación vuelva a crecer.

Me acerco a él y me coloco encima suya suya, comienzo a besar su torso, dejando pequeños besos, en algunos hasta saco la lengua para lamerlo, y saborearlo. Ryan gime ante mis dedicaciones y decido seguir jugando. Bajo sus pantalones de chándal y su calzoncillo, encontrándome con la erección más grande que he visto en mi vida, bueno, es que la única que veía era la de Sam...

Me paro al momento en cuanto recuerdo su nombre, Ryan me mira y se acerca, coloca sus manos en mis mejillas y me besa lentamente.

-No pienses...- repite.

Y hago lo que me dice, dejo de pensar y me sigo dejando llevar, por esos deseos prohibidos que llevo tiempo intentando ocultar.

Masajeo su sexo erecto, una y otra vez, logrando que Ryan suelte profundos gruñidos de satisfacción. Creo que aun no estoy preparada para eso del sexo oral, pero si estoy segura que con quien lo haría por primera vez sería con él.

Detiene mi mano y me besa con pasión mientras se coloca encima de mi.

-Los preservativos están en el cajón derecho- el sonríe y se levanta. Coge un paquetito azulado y se acerca a mi.

Rompe el envoltorio y se coloca lentamente, lo que hace que arda de desesperación por sentirlo dentro de mi.

Cuando termina coloca su sexo en mi entrada y me mira.

-No pienses- digo yo en esta ocasión, Ryan sonríe y me besa, y con un solo movimiento ya está dentro de mí.

Movimiento tras otro nos dejamos llevar. Gemidos, gruñidos y alguna que otra mala palabra salen de nuestras bocas. Si digo que esto no es como me lo imaginaba miento, porque creo que es igual o mejor que como era en mis sueños, y en esta ocasión es real, terriblemente real.

Maia's CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora