CAPÍTULO V

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La vergüenza me invadió al percatarme de lo cercas que me encontraba de Neithan y de lo sencillo que fue olvidarme de que era un extraño, solté su brazo y retrocedí, él me miró con una sonrisa en el rostro.

-Eso es todo - dijo dándole un último vistazo a mi brazo, se puso de pie y me vio directo a los ojos.

-Gracias - dije con sinceridad, el sonrió y dio media vuelta, se reunió con el rubio y ambos se alejaron, gire mi cabeza y búsqueda a mis amigas con la mirada, fue algo realmente absurdo ya que habían demasiados chicos y chicas para distinguirlas del montón.

Me levante, la gravedad me reclamaba con fuerza y mis piernas cedieron, cerré los ojos esperando el impacto pero este no llego.

Abrí los ojos y vi unas manos rodeando mi cintura, gire mi cabeza tan rápidamente que todo se movió a mi alrededor, detrás de mi estaba un chico no muy alto y piel bronceada, sus ojos resaltaban de un verde intenso enmarcados por unas cejas gruesas, su cabello era una mata risada color castaña clara que casi podía llegar a un rojizo.

-Debes tener cuidado - dijo haciendo que me sentará de nuevo en la roca, lo observe confundida, estaba segura de que no había nadie cercas de donde yo estaba.

Incline la cabeza hacia un lado y lo mire sin algún disimulo, llevaba una gruesa chamarra café oscuro que hacía que sus brazos se vieran demasiado gruesos, se cruzó de brazos y pensé que el cuero se rompería pero no paso.

Comenzó a reír y negó con la cabeza, no comprendí porque y fruncí el ceño queriéndoselo dejar en claro, pero él solo dio media vuelta y camino, se detuvo junto a la chica que había visto antes junto al rubio en la escuela aunque ahora podía apreciar su cabello cobrizo tirando a castaño, ella me miraba con una expresión que no pude descifrar.

Baje la mirada sintiendo que moriría... quería desaparecer en aquel instante ¿es qué acaso no podían dejar de mirarme?...

Parecía que no porque sentía como sus miradas potentes se clavaban en mi y casi las podía sentir como cuchilladas.

-¡SUELTENME! - exclamó alguien, fue una voz masculina pero era tan familiar, alce la cabeza con brusquedad sintiendo un dolor en la cien, - ¡vamos yo no he hecho nada! - agregó y se escuchó como si hiciera algún tipo de fuerza, volteé hacia la derecha al lugar de donde provenía.

Más allá del lago que no había visto venían dos chicos y una chica, uno de los chicos que era moreno iba sujetado por los otros dos mientras forcejeaba, la chica menuda lo sujetaba con fuerza intentando mantenerlo bajo control.

Sentí ganas de ir hacia ellos, una inexplicable, pero me contuve mientras veía como se acercaban.

-Solo calmate ¿quieres? - decía el otro chico, era una cabeza más alta que el moreno y su cabello era de un color rojizo pero oscuro.

-No te vamos a hacer nada - aseguró la chica, con un movimiento de hombros hizo que su cabello se deslizara hacia su espalda, su tes clara resaltaba el color caoba de su lacio cabello.

Mi vista se volvía borrosa y después clara como si jugará conmigo, puse mis manos sobre la roca y estas se adhirieron en los relieves de la misma, el moreno se revolvió una vez más y después pareció congelarse al verme, el oxígeno me hizo falta por un instante... uno que parecía prolongarse demasiado, mis ojos se clavaron en los verdes del moreno y sentí una gran presión en mi pecho.

Todo a mi alrededor parecía haberse detenido, el viento ya no soplaba ni se escuchaban los murmullos así como tampoco sentía la mirada de todos sobre mi, mis labios se entreabrieron como si quisieran dejar escapar algún sonido pero ninguno salio, me puse de pie con un tambaleo y después me giré.

Aquel ambiente se había vuelto extrañamente sofocante, a paso lento camine hacia la multitud, por encima del hombro lo volví a mirar de reojo y el me seguía viendo medio palpado, me adentre entre todos buscando a mis dos grandes amigas.

Herederos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora