CAPÍTULO XIV

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Abrí los ojos con pereza, me sentía bastante cansada y a dolorida, me senté sintiendo en la palma de la mano la frescura del pasto.

De nuevo estaba en aquel lago pero esta vez bajo la enorme parota, los rayos solares se colaban entre las hojas, mire a mi alrededor y al borde de la sombra se encontraba aquel rubio en cuclillas, me observaba sin disimulo alguno haciendo que mi piel se erizará, no había explicación alguna simplemente así paso.

Mi cuerpo se tenso al recordar la discusión que había tenido con él, de la cual no había entendido ni un poco.

Lo mire medio esperando alguna reacción violenta de su parte pero tan solo parecía una estatua.

Me senté más recta, y lo mire con toda la intensidad que me era posible, quería dejarle en claro que no me intimidaba en lo más mínimo, que lo anterior solo había sido algo inesperado.

Él sonrió sin moverse aun, sus manos le servían como base para su cabeza mientras sus codos se apoyaban en sus rodillas.

¿Qué era lo que causaba aquella amplia sonrisa?... me pregunté entrecerrando los ojos.

Aquel chico era un enigmático misterio al igual que los otros que lo rodeaban, aun no lo graba comprender sus comportamientos ni la forma en la que me miraban.

Mi cabeza dolió un poco y me recordé en el bosque, frente a aquel hombre canoso de ojos grises, después me recordé corriendo y por último en el suelo sin querer abrir los ojos... ¿cómo es que había vuelto aquí?...

Era incomprensible todo esto, negué con la cabeza y me puse de pie, tenia que encontrar respuestas ahora mismo.

Camine con determinación para salir de debajo del árbol.

-¿A dónde piensas ir? - me sorprendió, volteé a verlo y el rubio estaba de pie en su mismo lugar.

-¿Importa? - pregunté sin moverme.

-Si - contesto con franqueza.

-¿Por qué?... - le pregunté ladeando la cabeza.

-Porque debo cuidar de ti - contesto y avanzó hacia mi, mis nervios se pusieron de punta a cada paso que daba.

-No necesito a un niñero - dije mientras volvía a caminar, era verdad ni que fuera una niña pequeña.

-Lo necesitas - dijo y volteé a verlo con brusquedad.

-¿Perdón? - dije sorprendida.

-Casi te matas tu sola en el bosque... es evidente que ocupas... vigilancia - contesto parándose a centímetros de mi.

-No hubiera corrido al bosque si no me hubieras tratado de aquella manera - conteste con la ira asomándose en mis pupilas.

-Siento esa situación - dijo él.

-Más lo sentí yo - dije, me gire y comencé a caminar, me tomo del brazo y lo volteé a ver - sueltame - dije al instante.

-Necesito hablar contigo - dijo él y yo negué.

-No soy a quien buscas - dije, él negó y me miró con firmeza.

-Quiero hablar contigo - repitió.

-¿Para qué?... - pregunté - ¿para volver a decirme que recuerde algo que yo no viví?... ¡no soy Elena! - agregué y me zafe de su agarre con un fuerte jalón, me sorprendió mi propia fuerza pero aun así me gire y seguí mi camino.

El sol brillaba con toda su intensidad y tuve que entrecerrar los ojos, mi corazón palpitaba con fuerza por la ira que corría por mis venas, tenia tantas ganas de gritar con todas mis fuerzas hasta sentir que estaba totalmente desinflada.

Herederos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora