CAPÍTULO XLV

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Mientras observaba un retazo de tela brillante me preguntaba como era que Neithan me había convencido de entrar a este mercado.

-No te queda mal - dijo él y yo reí.

-No es mi estilo - dije y solté la tela.

-Siempre se puede cambiar - comento y recargo el codo en la mesa y la barbilla en su mano.

-No creo que por ahora sea necesario - dije y me gire - vamos hay que seguir - agregue y el asintió.

Ambos íbamos apuntando cosas extravagantes que lograban atraer nuestra atención, me detuve en un pequeño puesto de joyas, todas tenían colores brillantes y había un espejo circular en el que podías observarte.

Mire através de el y quede congelada, me gire al instante y mis sospechas fueron confirmadas, en un puesto de enfrente estaba Acramos observando lo que parecía ser una vasija.

-Neith... - susurre sin moverme.

-Ya lo vi - dijo él - avisare a los demás - agregó y yo sólo fui capaz de asentir.

Lo vi moverse y comenzar a alejarse, sin pensarlo dos veces comencé a seguirlo entre la multitud, su aspecto era igual al de Artemius solo que su cabello era un poco más oscuro y se encorvaba más al caminar.

Me sentía helada en aquellos momentos, alguien empujó mi hombro y dijo algo parecido a un "fíjate mocosa" pero no le preste atención.

Acramos se detuve frente a unos arcos que indicaban la entrada a algún lugar, observó a su alrededor y después entro.

Me detuve un momento, debía esperar a los demás pero la verdad es que no quería perder de vista a Acramos, observe a mi alrededor buscando a los demás pero no los pude ver, "en los arcos" pensé mientras les mandaba la imagen de la ubicación a los demás.

Entré a paso lento y sigiloso, esta era la parte más difícil en la cual debía atraparlo y recuperar la gema. La claraboya sobre mi cabeza era enorme y dejaba que los rayos solares se filtraran y emanaran colores llamativos, a unos cuanto pasos había unas puertas dobles abiertas y al otro lado sólo se veía un salón.

Mi corazón comenzó a palpitar con fuerza mientras entraba, algo andaba mal pero no sabia que y a estas alturas podría ser cualquier cosa.

Se comenzaron a escuchar aplausos y seguido de esto se cerraron las puertas, observe todo a mi alrededor, en una esquina estaba él recargado.

-No pensé que fueses a venir sola - comentó apartándose del muro rojizo.

-¿Tu tienes la piedra Cliptromata? - pregunté aunque no sabia porque.

-¿Hablas de esta? - preguntó sacándola de su saco, esta brillo en sus dedos de un color plateado tornasol.

-Damela - dije y el rió - no hay nada gracioso - agregue.

-Si lo hay porque tu piensas que te la daré de una forma tan sencilla - comenzó caminando hacia mi.

-Es lo menos que me debes - comenté mientras sentía que la ira crecía en mi pecho.

-Yo no te debo nada - dijo él, se detuvo frente a mi y sonrió con descaro.

-Tu y Artemius mataron a mi familia - mi voz se quebraba con cada palabra.

-Debes estar equivocada - dio un paso más y yo retrocedí.

-No es así... yo los vi - agregue y no pude evitar que las lágrimas comenzarán a correr - mi padre confiaba en ustedes - agregue y él comenzó a reír.

-¡Él me robo todo! - dijo furioso y camino con rapidez hasta mi - ¡¿NO LO ENTIENDES?! - grito tomándome del brazo.

-Él no te robo nada - dije en un sollozo.

-¡CLARO QUE SI! - grito y me sacudió con fuerza - ¿no lo ves? - preguntó en casi un susurro y junto su frente con la mía - ¿no ves todo lo que nos ha robado?... tenia que pagar - agrego y yo negué.

-No veo lo que hizo - mentí, el Rey no había sido el mejor de todos.

-Te aparto de tu verdadera familia - agregó.

-No... tu lo hiciste... - susurré - asesinaste a mis hermanas - agregue, de forma inesperada me empujó hacia atrás haciéndome caer.

-¡Yo no soy el malo de la historia! - dijo mientras negaba una y otra vez frenético.

-Tus acciones demuestran lo contrario - dije poniéndome de pie, él me observó y comenzó a hiperventilar, eso no era bueno...

-Elena... Elena... Elena - dijo mientras meneaba la cabeza una y otra vez - ¿qué debo hacer contigo? - preguntó caminando a mi alrededor.

-Dejarme ir - conteste aunque sabia que eso no pasaría.

-Jaja - él rió y me tomo de los hombros - ¿hablas enserio? - cerré los ojos, escuche el leve sonido de cuando se desenfundaba una espada o daga y entonces supe que no me dejaría salir con vida.

Sin pensarlo más me gire para encararlo y algo se enterró en mi abdomen, observe como la sangre brotaba a borbotones y su mano se manchaba al igual que la daga.

-No eres más que un asesino - susurre y después caí al suelo.

-¡NO! - la voz de Neithan atravesó mis oídos, mis párpados pesaban demasiado y no pude mantenerlos abiertos.

Herederos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora