CAPÍTULO XXIV

6 0 0
                                    

Estaba oscuro y tenia un extraño olor, no sabia exactamente a que olía pero sabía que no me agradaba, fruncí la nariz y mire a mi alrededor...

Nada... Solo había una tremenda oscuridad, parpadee un par de veces pero aun así nada paso.

Un sonido indescifrable se escuchó, parecía una sintonización mal programada que me hería los tímpanos, me tape los oídos mientras me agachaba cerrando los ojos, era totalmente insoportable hasta que sintonizó de manera adecuada y pude saber lo que decía...

-¡¡Eli!!... ¿me escuchas?... - decía una voz masculina un tanto familiar.

Claro que lo escuchaba más no sabia como contestar... moví la cabeza de un lado a otro intentando ver algo entre aquellas tinieblas... nada... solo había vacío a mi alrededor...

-¡¡ELI!!... - gritó y sentí una tremenda sacudida, me tambalee y caí al suelo...

Comencé a abrir los ojos con pereza, ¿¡es qué acaso no podían dejar de gritar!?...

Mi vista estaba borrosa y dolía mi cabeza, gruñí entre dientes por aquel terrible dolor.

El sol bañaba todo con su resplandor haciéndome gruñir aun más ¡¿no podían apagar el sol!?...

Claro que no... aquella pregunta era simplemente absurda, tanto que me abofetee mentalmente.

Me senté logrando que el sol no llegara directo a mis ojos, observe a todos lados y quede impactada...

Neithan estaba luchando contra una chica pelirroja con pequeños rizos desordenados, Andrea peleaba espalda con espalda con Alisa contra unos cuantos chicos altos y fornidos, a unos cuantos pasos estaba... Ahron parado con las manos extendidas hacia enfrente, frente a el estaba... Jonathan?... la verdad me confundía porque llevaba un tridente plateado en mano, lo giraba con mucha rapidez y agilidad.

Estaba mareada y casi podía asegurar que vomitaría, me tape la boca al sentir cerca el poco contenido de mi estómago.

A mi lado se quejo una chica de cabello castaño oscuro, abrazaba sus rodillas un tanto asustada y sus ojos cafés parecían perdidos en algún lugar extraño, parecía estar sudando, comencé a gatear hacia ella esperando que nadie se echara sobre mi.

-¿Estas bien?... - pregunté en tan solo un susurro al estar frente a frente, ella no contesto ni pestañeo y aquello me alarmó al igual que su agitada respiración.

Con lentitud y un poco de miedo lleve mi mano hasta su frente, estaba helada y su piel que debía ser morena estaba pálida.

-¡No me hagas daño!... - pidió mientras tomaba mi mano con fuerza.

-¿¡Pero qué... - comencé pero ella hablo más fuerte.

-No me lastimes - me rogó y con fuerza deslice mi mano fuera de su agarre, mis ojos estaban abiertos de par en par por la sorpresa, no esperaba que me dijera aquello y mucho menos si yo ni siquiera le había hecho nada en un principio.

-¿Qué... -

-¡NO!... - gritó ella desesperada interrumpiéndome de nuevo, se echó sobre mi quedando a horcadas con una daga que ni siquiera había visto que traía, grite por la impresión y le sostuve las manos en pleno vuelo hacia mi pecho.

¿¡QUÉ ERA LO QUE PASABA!?...

No lo sabia pero lo que si era que no quería morir... comencé a forcejear con ella, sus brazos delgados eran más fuertes de lo que realmente parecían, de una u otra forma logre quedar sobre ella, le quite la daga y la hice aterrizar a unos cuantos centímetros de nosotras, sin perder tiempo tome sus brazos y los puse uno a cada lado de su cabeza y la mire... directo a los ojos...

Herederos (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora