Primer beso

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Al fin había logrado dormir una noche sin pesadillas, no sé cómo lo había conseguido pero era simplemente genial. Cuando intenté darme la vuelta algo o mejor dicho alguien me tenía demasiado sujeta. Fue ahí cuando los recuerdos de la noche anterior me asaltaron, esa persona no era que Ji Yong. Él me había abrazado de manera muy posesiva, su rostro estaba sobre mi espalda y nuestras piernas estaban una encima de la otra. Automáticamente mi rostro se tornó completamente rojo. Estaba completamente avergonzada por la posición en la que nos encontrábamos. Yo jamás estuve tan cerca de un chico de esta manera, es decir, bueno jamás si excluimos a Choi. Mi mejor amigo desde que supo toda mi verdad no había noche que no estuviera conmigo, los dos dormíamos juntos, no en el plano romántico más bien en plan de hermanos. Choi siempre venía a consolarme después de que el demonio se fuera, curaba mis heridas y velaba mi sueño manteniendo al margen mis pesadillas. Pero al parecer Ji Yong también puede mantenerlas al margen.

Como pude me giré sin hacer que Ji Yong se despertara. Quería contemplarlo mientras dormía. Se encontraba despeinado pero se podía decir que lo hacía verse salvaje pero sexy. Sus labios estaban entreabiertos, sus cejas eran perfectas, para que mentir todo en él era perfecto. Quería acercarme mucho más a él. Era como un sueño estar con el de esta manera. Jamás tuve la oportunidad de estar tan cerca y ahora estaba en mi cama. Tenía un impulso por probar sus labios y sin pensarlo me fui a cercando lentamente a su rostro pero fue cuando la realidad de todo lo que había pasado ayer cayó sobre mí. Él había conocido mi obscuro secreto, había conocido al demonio y lo vio actuar.

Me separé abruptamente de él haciendo que se despertara.

-Eve – dijo somnoliento para luego bostezar – Solo durmamos un poco más – y me atrajo a su lado. Mi cabeza descansaba en su pecho y el enterró su cabeza en mi cabello. No dije nada, no sabía que debía decir. Como afrontaba la realidad de todo esto. El empezó a trazar pequeños círculos en mi espalda pero al hacerlo en donde estaba la herida hizo que soltara un quejido –L... lo siento. Por un rato me olvide de que... - su voz se fue apagando. Su mano sujetó mi mentón y lo alzó para encontrarnos en nuestras miradas – ¿Qué vamos a hacer? Yo puedo...

-Prometiste no decirlo – dije un poco nerviosa. No quería tener esta conversación.

-No puedes pretender que me quede callado.

-Lo promete

-No puedo ver como alguien te lastima y yo no hago nada para impedirlo – al oírlo hablar así mi corazón latía con mucha más fuerza podía sentir como todo mi cuerpo y alma se calentaban por aquella declaración pero todo esto era tan irreal a su vez.

-¿Por qué? ¿Qué soy yo para ti para que te sientas en el deber de hacer algo? ¿Por qué simplemente no dejarlo así? – era algo que estaba atormentándome de cierta manera. Quería saber porque él se estaría tantas molestias por la friki del colegio.

-Yo... yo... la verdad no lo sé. No sé lo que siento por el momento. Solo sé que todo mi ser me grita a debo protegerte – No puede sentirme un poco desilusionada por sus palabras ¿Qué esperabas una declaración de amor? Me dije a mi misma.

-Solo déjalo así. Es lo mejor. No quiero darle más motivos para que se meta conmigo – dije bajando la mirada.

-No pienso dejarte así, sin más, con el demonio – al oírlo llamarlo así no puede reprimir una sonrisa irónica – ¿Qué pasa? – dijo cuándo lo notó. Yo simplemente negué con la cabeza.

-Yo también lo llamo de esa manera – dije.

-Es porque eso así. Eso no es un ser humano. Nadie haría algo como lo que te está haciendo – dijo molesto. –Se supone que eres su hija, el debería cuidarte no lastimarte de esta manera

Lo que esconde el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora