Capítulo 18

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—Pretendiendo—

La luz de la luna brillaba en el cielo, iluminando el momento en que Nick y Kenny entrelazaban sus manos. Nick tenía miedo de que después de lo que tenía por decirle, Kenny lo rechazara. Pero ya no podía seguir más con esa mentira, cada segundo que pasaba empeoraba más las cosas.


No podía dejar de observar el rostro de Kenny: su mirada inocente y esos labios delgados que tanto soñó con besar. Esa noche lo había logrado. Pero, al igual que en los cuentos de hadas, la fantasía a veces debía llegar a su fin.

—¿Qué era lo que querías decirme? —preguntó Kenny ante el silencio de su acompañante.

—No sé por dónde empezar… — Nick suspiró, aterrado. Su corazón se aceleró.

—Solo dilo —lo incitó Kenny con una sonrisa que hacía sus hoyuelos más visibles.

Nick se armó de valor.

—No soy Sebastian.

—¿Qué? —preguntó Kenny, confundido—. ¿Por qué dices eso? —Luego, al ver que la persona que estaba con él no le respondía, se levantó, dio un paso atrás y preguntó—: ¿Quién eres?

Nick suspiró, comprendiendo el temor que debía estar sintiendo Kenny en ese momento.

—Soy su hermano, Nick... —reveló. La expresión en el rostro de Kenny cambió, parecía que algo se había roto en él. Nick sintió pena. Deseaba poder cambiar el pasado…

—¿Desde cuándo...? —empezó a preguntar Kenny, pero no pudo terminar la pregunta. Su voz se quebró. Mordió su labio evitando llorar.

Nick se sintió como el ser más miserable de la tierra, había decepcionado a la persona que más le importaba.

—Lo siento —se disculpó. No sabía qué más decir.

—Fue una broma, ¿verdad? —preguntó Kenny. No podía haber otra razón para que alguien fuera tan cruel. Nick guardó silencio—. No puedo creer que no haya sido más que una simple broma para ti...

—Eso no es verdad, tú me gustas…

—No quiero escucharte más, ni si quiera sé quién eres…

Kenny sacó su bastón, que siempre cargaba con él, y salió de ahí. Al verlo marchar, Nick trató de seguirlo. Pero las ganas de llorar fueron más fuertes. Así que se detuvo dónde estaba para sacar todo el dolor de su corazón sin que nadie más lo viera.

Kenny buscó a Rosa en el baile sin encontrarla, todo indicaba que se había ido sin él. Como no tenía la forma de comunicarse con nadie para que lo recogiera, supo que no tenía más opción que volver a casa por sí mismo.

Mientras caminaba, el frío típico de esa época del año, caló sus huesos. No podía dejar de temblar. Pero no importaba. Sufría por culpa de ese hombre que fingió ser otra persona para burlarse de él. Maldijo el momento en que lo dejó entrar en su vida y luego en su corazón. Lo odiaba por jugar con él, pero también se odiaba a sí mismo por no darse cuenta antes. Si tan solo pudiera ver, no habría sido un blanco tan fácil.

Amor A Ciegas [GAY] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora