Capítulo 25

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—Malas noticias—

Kenny despertó gracias al calor de los rayos de sol que entraban por la ventana y el ruido de las enfermeras en los cuartos de al lado. Se giró a su derecha para buscar a Nick en la cama, pero no lo sintió. Lo llamó.

—Aquí estoy —respondió Nick, desde la silla de al lado. Parecía que acababa de despertar. Se acercó y lo tomó de la mano.

—Creí que me habías dejado solo… —se quejó Kenny.

—Nunca lo haré.

Kenny pidió a Nick que lo ayudara a levantarse para dar un nuevo paseo. Nada más ponerse en pie, su estómago comenzó a hacer ruidos. Tenía hambre, pero no podía comer nada hasta después del examen médico. Nick se alegró al verlo con más energías,  pero cuando lo observó bien, empezó a reír. Mientras dormían, las enfermeras habían entrado para ponerle a Kenny una bata de hospital, con el fin de prepararlo para el examen. Kenny estaba tan dormido que no se dio cuenta, pero a Nick lo sacaron de la cama y le pidieron que se sentara en la silla.

Ahora que Kenny se había levantado, su bata del hospital estaba mal acomodada y podía verse su trasero pálido al aire libre.

—¿De qué te ríes? —preguntó Kenny al escuchar las carcajadas de Nick. 

—Insisto en que tienes un lindo trasero —se burló el rubio sin dejar de observarlo.

—¿Qué? —preguntó Kenny, exaltado. Sintió la brisa entrar por la parte trasera de su cuerpo y rápidamente se acomodó la bata—. ¡No mires!

—Mejor ni te hubiera dicho nada —bromeó Nick con una mueca.

—Eres un pervertido —exclamó Kenny avergonzado. Sabía que en ese momento tenía las mejillas rojas.

El doctor entró a la habitación para avisarle que era momento de hacerse la tomografía. Sus padres lo estaban esperando en el lugar del examen. Kenny se despidió de Nick y salió de ahí acompañado por una enfermera.

Al verse solo, Nick salió a la sala de espera para llamar a su hermano. Quería saber cuándo regresaba a casa. Afuera se encontró con Anthony y Joselyn, tomados de la mano. Parecía que esperaban a alguien. Nick los ignoró y siguió su camino.

—Quiero que terminemos —dijo Anthony a su novia—. Creo que esto no funciona para ninguno de los dos.

—¿De qué estás hablando? —preguntó Joselyn, sorprendida, retirando la mirada de su móvil. No se esperaba que Anthony quisiera cortarle en ese lugar, ni en ese momento.

—Si quieres a Rosa, está bien —explicó él mirando el celular de la chica de reojo—. No me molesta, solo dime la verdad.

—¿Por qué dices esas cosas?

—Hace una semana, cuando estábamos en el Jacuzzi… ¿Lo recuerdas? —Joselyn empezó a temblar. Anthony se quitó su chaqueta para ponérsela a la chica antes de seguir hablando—. Volví por qué olvidé mi traje de baño y ahí fue cuando las vi a ustedes juntas.

Joselyn sintió remordimiento. Agachó la cabeza, apenada, y se dejó caer hacia atrás hasta tocar la pared. Bajó lentamente hasta llegar al suelo, donde cubrió su rostro con sus rodillas. No tenía el valor suficiente para ver a Anthony a los ojos.

Él se agachó hasta quedar a su altura y la tomó por el mentón, con cariño.

—No quiero que te avergüences por ser quién eres —dijo.

Joselyn sollozó.

—Aún no sé quién soy…

—Entonces tendrás que averiguarlo —respondió él con una sonrisa—. Solo espero que podamos seguir siendo amigos.

Amor A Ciegas [GAY] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora