Capítulo 2

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—El chico en su burbuja—

Rosa seguía gritando a todo pulmón el nombre de su mejor amigo. No lo encontraba por ningún lado y estaba comenzado a preocuparse. Se arrepintió de haberlo dejado ir solo. Volvió al lugar donde habían quedado de verse, pero solo vio a tres jóvenes conversando en la banca.

—¿Vieron pasar por aquí a un chico así de alto? —preguntó poniendo su mano a la altura de su hombro con el fin de indicar la estatura de Kenny—. Trae un bastón y…

—¿Buscas al ciego, verdad? —le respondió uno de ellos en tono burlón.

—Su nombre es Kenny. —Rosa clavó su mirada en él, enojada por su actitud.

—¿Si te digo a dónde fue me das un beso? —propuso otro chico con cabello castaño y grandes hombros anchos.

—Púdrete, imbécil —dijo Rosa dando media vuelta para marcharse. Tenía que buscar a Kenny y ese grupo tóxico no valía que perdiera su tiempo en ellos.

Kenny también buscaba a su amiga. Ya que su lugar de siempre estaba ocupado, volvió sobre sus pasos con el fin de avisarle a Rosa. Pero pronto se dio cuenta que no sabía a dónde se dirigía. La escuela había cambiado demasiado gracias a la remodelación. Kenny entró en un pabellón que desconocía y escuchó cómo algunas pisadas se acercaron hasta quedar muy cerca de él. Pudo sentir cómo casi lo rozaban. Luego, una serie de movimientos frente a su rosto y algunas risas ahogadas. Era obvio que en ese momento, quien sea que tuviera cerca, estaba haciendo señales obscenas con el fin de burlarse de él. No era la primera vez que le pasaba. Estaba acostumbrado a ése tipo de cosas, así que solo los ignoró. Sin embargo, se arrepintió cuando le arrebataron el bastón.

—Devuélvanmelo —se quejó, pero nadie le respondió.

Por los ruidos y las risas, Kenny tuvo la impresión de que sus agresores estaban jugando a lanzarlo entre ellos. Estaba petrificado. Se sentía vulnerable sin él. No quería moverse demasiado por miedo a tropezar. Aun así, alguien lo empujó, haciéndolo estrellarse contra el suelo. De nuevo risas, esta vez más fuertes. Parecía que más gente se había acercado a divertirse a costa de él. Se sentía humillado.

Como pedir amablemente su bastón ya no era una opción, Kenny se levantó de nuevo y cerró los puños. Trató de concentrarse en las voces esperando ubicarlas en el espacio. De pronto, escuchó con claridad cómo alguien se acercaba a él. Era su oportunidad de defenderse. Sin pensarlo dos veces se lanzó sobre la persona que tenía cerca y ambos cayeron al suelo. Kenny se arrepintió inmediatamente de lo que había hecho al sentir cómo las baldosas le golpeaban un costado. Estaba seguro que en la noche tendría un nuevo moretón, pero no tenía mucho tiempo para pensar en eso. Debajo de su cuerpo uno de sus agresores forcejeaba tratando de quitárselo de encima. Kenny supo que era un hombre. Al darse cuenta que no sería fácil quitarse a Kenny de encima, el agresor le soltó un puñetazo en la cara. Antes de que pudiera defenderse, dos pares de brazos lo sujetaron ayudando a liberar a su agresor.

—¡Déjenlo en paz, idiotas! —lo defendió una mujer entre la multitud de curiosos. Al escucharla, sus agresores huyeron. Kenny se preguntó por qué. ¿Los habría amenazado con algo? Pronto supo que no le interesaba conocer la respuesta, se había librado de ellos y eso era todo lo que importaba.

—¿Estás bien, niño? —preguntó su salvadora.

—Eso creo… —respondió él, levantándose de nuevo. Las piernas le temblaban y el ojo le dolía.  —¿Cómo hiciste para qué se fueran?

—¿No sabes quién soy, verdad? —preguntó la chica. Parecía decepcionada de que no la reconociera—. Soy Joselyn, mi papá es el nuevo director.

Amor A Ciegas [GAY] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora