Capítulo 3

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—Superando el karma—

—¡Chicos, no olviden hacer su tarea! —recordó la maestra mientras sus estudiantes salían del aula—. Y sí, te estoy hablando a ti, Enric…

Kenny fue el último en guardar sus cosas. Había pasado los últimos minutos buscando su mochila. Alguien, jugándole una broma, la cambió de lugar sin que él se diera cuenta.

Rosa lo esperaba fuera del aula, lista para llevarlo a casa. Luego ella volvería a la escuela. Tenía la reunión del club de arte con Joselyn. A ella no le importaba ir y regresar de nuevo, pero a Kenny le incomodaba que tuviera que hacerlo.

—Nunca podré superarme si hacen todo por mí —se quejó de nuevo mientras avanzaban por el pasillo—. Me cuidan cómo si fuera un niño pequeño o un inútil....

—No creo que seas inútil —se defendió su amiga.

—Entonces demuéstralo.

Rosa guardó silencio, pensativa. Kenny casi pudo sentir todo lo que pasaba por la cabeza de la rubia.

—Está bien... —aceptó, finalmente—. Pero prométeme que te cuidarás bien.

Kenny lo prometió, no sin antes molestarla comparándola con su madre. Aunque, para ser sinceros, no eran muy diferentes. Ambas lo sobreprotegían por igual.

—Me llamas en cuanto llegues —ordenó Rosa.

Kenny se despidió y se marchó por su lado.

En un parque a las afueras de la escuela, dos chicos de la Preparatoria Harbor se quejaban del horrible instituto al que fueron a parar.

—Odio ésta escuela —dijo el rubio, sentado sobre el césped—. En mi otra escuela yo era el rey… —recordó.

—Yo no me quejo —respondió su amigo pelirrojo levantando los hombros. Con su mirada seguía a los chicos que salían de la escuela con el fin de observarlos mejor y deleitar su vista con alguno de ellos. De pronto, observó algo que le llamó la atención—. ¡Ey, Nick! Mira quién viene ahí —avisó a su amigo dándole un codazo.

El rubio observó en la dirección que le señalaba y se dio cuenta que se refería al ciego. Caminaba despacio con ayuda de su bastón. Parecía concentrado en el camino, cómo si tratara de recordar la forma de volver a casa. Nick rio.

—Es el tonto que cree que soy Sebastian —dijo con arrogancia.

—Tiene un no sé qué que llama la atención —susurró el pelirrojo con voz pícara.

Larry siempre ocultaba su homosexualidad cuando estaba con los demás, pero se sentía libre cuando estaba solo con Nick. Los únicos que sabían sobre sus preferencias eran Nick y su abuela, la única de su familia qué lo aceptó como era luego de que sus padres lo corrieran de la casa.

Nick volteó los ojos al escuchar el comentario. A veces le incomodaban las cosas que decía su amigo, pero se lo guardaba para no hacerlo sentir mal. Después de todo, le tenía un gran aprecio.

—¿Entonces, le dirás que no eres Sebastian? —preguntó Larry.

Nick rio, acababa de ocurrírsele algo mejor.

Amor A Ciegas [GAY] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora