Volteé sorprendido y me encontré con Alex. Lo miré entornando los ojos, decidido a uno usar un lenguaje decente con él. Me sonrió mientras se lavaba las manos.
– ¿Problemas con las chicas? –aventuró. Ya estaba cansado de cruzármelo así.
– ¿Por qué lo dices? –inquirí con aire despectivo.
–Tu rostro lleno de maquillaje lo dice todo –apremió sonriendo burlonamente– Además, no hay muchas razones para que un muchacho como tú venga al baño al mirarse al espejo mientras se insulta por lo tonto que es –acotó. Tenía razón, pero no estaba de humor.
–Eso no te incumbe –proferí con frialdad.
–No, pero hay algo que sí –sonrió y lo miré expectante– Sé qué le pasó a tu cómic –abrí los ojos de par de par.
– ¿Dónde está? –pregunté ceñudo, ya no dispuesto a charlar con la más mínima cortesía– ¡¿Tú lo tomaste, maldito infeliz?!
– ¡Cálmate! –exclamó tras suspirar calmadamente. Me mordí el labio de la ira– No, pero conozco a alguien que sí –sonrió– Y creo que podemos negociar para que vuelvas a verlo, claro, si te importa lo suficiente.
Me quedé escrutándolo con frialdad, tenso por completo, dudando de qué hacer. No, no estaba dispuesto a negociar, no con él. A leguas se notaba lo que era realmente.
–No hay trato –sin más salí del baño. La puerta giratoria quedo abriéndose y cerrándose atrás de mí.
Me encaminé al salón de actos, pero una horda de alumnos revoltosos me atrapó como un tornado.
El timbre volvió a sonar, ¡Esa era nuestra señal, estaba comenzando al jornada da artes! Abrí los ojos y ahogué un grito, esto era de vida o muerte, ¡¿Quién iba a cuidar mis queridos dibujos y atender mi stand?!
ESTÁS LEYENDO
La chica del pin de la sonrisa
General FictionUn chico encuentra en el piso de su escuela un inusual pin, de esos que se abrochan a la ropa o mochilas, de color amarillo con una gran sonrisa, pero parte de su alegre diseño incluye el dibujo de una gota de sangre... ...