Capítulo 37

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Me froté los ojos a la vez que bostezaba y con horror me percaté de que estaba al lado de mi amigo, el chico de los cómics. Había olvidado que lo había invitado a quedarse anoche. No sé en qué momento caímos rendidos en la misma cama... y prefiero no pensarlo demasiado.

Me levanté de un salto y empecé a preparar mis cosas para ir a la escuela.

–Wally –musité simulando la voz de su madre– Arriba, mi princeso. ¡Ya es de mañana!

– ¿Mamá...? –masculló a la vez que se removía en su lugar y enterraba la cara en la almohada– 5 minutos más –rogó con voz ahogada. Suspiré.

– ¡Levántate! –le grité al oído y él se incorporó de golpe, tapándose los oídos.

– ¡Oye! Más respeto por el sueño ajeno –se quejó con voz ronca– ¿Qué hora es? –lo miré con una sonrisa sugerente y él me miró con horror– ¡Ni te atrevas a decir...!

– ¡Hora de aventura! –grité con animosidad infantil. Él optó por lanzarme una almohada. Lo miré furibundo y tomé mis cosas– Está bien, amargado. Prepárate ya o llegaremos tarde.

Salí de la habitación y me metí al baño totalmente seguro de que él volvería a echarse en la cama.

Luego de una intensa lucha para levantar a mi amigo, nos fuimos a la escuela. Pocos pasos luego de traspasar la entrada, me emboscó cierta conocida de rostro serio.

–Tú –dijo señalándome con el dedo índice y mirándome a los ojos– Lo hice –expuso, como si realmente supera de qué me estaba hablando.

–Bien... –murmuré arqueando una ceja y escondiéndome detrás de mi amigo. Ella me miró expectante.

– ¿Y bien? –expuso ceñuda– ¿No piensas decirme nada? –indagó extrañada. Me quedé pasmado.

–Hmm, ¿Felicidades? –aventuré. Ella gruñó y se dio la palma de la mano contra la cara.

–No tienes idea de que hablo, ¿No? –inquirió mirándome con las cejas en alto. Negué con la cabeza y el sonreí.

– ¡Terminé Half Life 2, torpe! –gruñó alzando los brazos. Suspiró– Esperaba un "Felicidades, hasta nunca" o un "genial, espero no volver a verte"... ¿En serio habías olvidado nuestra apuesta?

–Pa ke kieres saber eso jaja saludos –respondí a modo de chiste.

–Encima que me molesto en completar la secuela de algo... –gruñó. Dio media vuelta y desapareció por los pasillos, pisando con fuerza el piso.

Mi amigo me miró expectante.

– ¿Tú crees que en serio deje de hablarme si yo no vuelvo a hablarle? –le inquirí.

– ¿Para qué apostaron eso? –preguntó extrañado. Me encogí de hombros– En todo caso, yo haría la prueba. Dicen que si dejas de hablarle a alguien, esa persona volverá corriendo a ti para hablarte –informó con una sonrisa socarrona. Rodé los ojos y cambié de tema. Algo estaba pasando dentro del salón.




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