Salimos de la escuela charlando vivazmente. Mi amigo iba contándome sobre el cómic que me había regalado, hasta que, por despistado, tropecé con alguien y caímos al suelo.
Me levanté sacudiendo mi ropa y dirigí la mirada, ceñudo, a la persona que me había atropellado. Era una chica de pelo oscuro con una mochila llena de pins coloridos. Abrí los ojos al máximo y me quedé boquiabierto.
Ella también se puso de pie, entre quejidos y gruñidos y me miró mordazmente. ¡Era ella, la chica del otro día en el parque, la que odiaba las secuelas en general!
–¡Tú! –me gritó furiosa, apretando los puños. Un golpe comenzaba a distinguirse en su frente.
–¿Tú? –la miré de pies a cabeza, algunos de sus pins se habían soltado de su mochila– Oye, lo...
–Torpe –exclamó mordiéndose el labio, tomó como pudo sus cosas y se marchó a paso vivo.
–Vaya chica –exclamó mi amigo a la vez que nos mirábamos confundidos.
Volví a mi casa, un tanto confuso, con mi nuevo y preciado cómic. Lo abrí y olí sus páginas, oh, aquel aroma a cómic. Comencé a leerlo, estudiando minuciosamente cada imagen y diálogo, buscando la razón por la cual era tan importante que todo fanático de los cómics lo conocía.
Pero, justo en la parte más dramática, mi madre entró abruptamente a mi habitación con un canasto de ropa limpia. La miré perplejo.
–Javier, ordena tu ropa –demandó con mala cara– Ya terminaste tu tarea, ¿No?
–A decir verdad...
–¡Deja esa revista y hazlo! –ordenó y tuve que asentir de mala gana.
Dejé La broma asesina a un lado y tomé mi carpeta. Hojeé la tarea, tomé mi lápiz y suspiré...
–Bueno, es hora. Concéntrate –me dije a mi mismo.
No tardé ni dos minutos en darme por vencido y volver a tomar el cómic.
–¿Quién necesita aprobar Física? Mejor me dedico a crear mi propio cómic –dije soñando con un futuro sin matemáticas ni tarea.
Tomé un lápiz y comencé a hacer bocetos en una hoja. No eran necesariamente una obra de arte, pero eran aceptables.
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La chica del pin de la sonrisa
Fiksi UmumUn chico encuentra en el piso de su escuela un inusual pin, de esos que se abrochan a la ropa o mochilas, de color amarillo con una gran sonrisa, pero parte de su alegre diseño incluye el dibujo de una gota de sangre... ...