Capítulo 74

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Las gotas de sudor resbalaban por mi frente. Compré mi entrada, me colocaron una banda naranja fluorescente alrededor de la muñeca, y entré corriendo a la convención, casi atropellando a grupos de chicas con remeras de sus cantantes chinos (¡Perdón, "koreanos"!).

Miré en todas direcciones, estaba abarrotado de niños, adolescentes con complejos de personalidad y adultos arrugados con alma de niños. Sin duda este era el día con más asistencia, el mejor de toda la semana, ya que los torneos más importantes estaban planeados para hoy, se sortearía mercadería geek y, lo más importante, se diría al ganador del concurso de historietas.

Aún no cabía en mi cabeza la idea de que Adam, ese chico tan... común-no-normal fuese uno de los jueces.

¡Pero claro! ¡¿Cómo no me había dado cuenta antes?! ¡Ahora todo tenía sentido! Si seré tonto...

Adam fue el ganador del año anterior, lo que significaba... O sea que él... Entonces...Pero...



–Demonios–refunfuñé como un niño encaprichado.

–¡Oye, cálmate viejo, toma, cómete un snicker! –dijo el meme viviente. Un brazo pasó sobre mis hombros sosteniendo una barra de chocolate. Alcé una ceja mientras me dominaba a mí mismo para no asestarle un golpe como reflejo.


Un mechón de cabello azul se filtró en mi campo de visión. Me dio un golpecito en el pecho con la susodicha golosina. La tomé de malos modos y le di una mordida incisiva.


–¿Esperando ver al ganador? –asumí mientras masticaba grosera y desganadamente.

–Me extraña araña que siendo dibujante... no... no...


El chico de pelo azul eléctrico se quedó mirando a la nada, pensando en un buen final para la frase.


–Ya encontraré algo que rime con "dibujante" –murmuró cabizbajo– ¡En fin!¿Competirás en el torneo de LoL?


Una llama se encendió en mi interior y lo miré con ojos redondos por un momento.


–¡¿Aún están abiertas las inscripciones?! –pero recordé a qué había venido– No, oye, lo siento, más tarde hacemos una partida...

–¡Ballenita azul! –chilló una voz empalagosa corriendo hacia nosotros.


Alcé las cejas y me limpié las orejas esperando haber oído mal.


–¡Al fin, mi patata kawaii!

–¡¿Qué diablos son esos apodos?! –exclamé horrorizado mientras la parejita feliz se abrazaba como si no se hubiesen visto desde hace... 5 minutos.



Empecé a replantearme por qué dejé que se reconciliaran. Me alejÉ lentamente con las manos en los bolsillos y me escabullí entre la multitud alrededor del sector de Just Dance (si veía másparejitas amorosas iba a vomitar). Quedé sorprendido ante la exorbitante cantidad de chicos dark, con maquillaje, cadenas (y almas oscuras) estaban formando fila entre las adolescentes multicolor con orejas de neko para jugar a algo tan ridículo como eso...

La chica del pin de la sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora