¡¿Por qué siempre me hacen esto?!
Me miré al espejo (cuando al fin el chico de los cómics me lo permitió) y quedé boquiabierto... ¿Ese era yo...?
–No sé qué decir –fue lo que alcancé a murmurar mientras contemplaba mi rostro.
–Un "gracias" me basta –respondió con sorna.
–Pero...
No podía creer que ese era yo. Realmente él se había esmerado en ayudarme, me había convertido en... ¡Un zombie!
–Glenn estaría orgulloso, al menos pareciera que tuviste una muerte digna –murmuró Wally simulando sollozar.
–Ya lo creo –respondí palpando mi rostro.
Estaba totalmente maquillado, incluso me había pegado costras falsas a semejanza de heridas, golpes y, bueno, pedazos de carne colgando de mis mejillas.
Me quedé mirando fijamente mi reflejo y sonreí como psicópata, ¡Amaba mi disfraz! Era tan realista... Me daba miedo a mí mismo
–Creo que tienes futuro como maquillista –me burlé.
Un par de hora después, cuando él ya se había alistado, salimos hacia la casa de Gy. No dejé de observarlo un segundo, estaba impresionado. Era... ¡Cthulhu!
Creí que era imposible que alguien pudiese disfrazarse de una criatura mítica, sin embargo allí estaba mi amigo con tentáculos colgado de su rostro. Más que saber cómo lo había logrado me intrigaba saber cuánto le había salido todo esto. Al recordar que se trataba de una fiesta en casa de Gy, la muchacha de sus ojos, todo cobraba sentido.
Nos subimos a un taxi en la puerta de mi casa, evitando la mirada confusa del conductor y llegamos velozmente. El señor simplemente nos dejó, tomó nuestro dinero sin voltear y se fue derrapando por las calles. Nos encogimos de hombros y tocamos timbre a nuestra amiga.
Ella bajó a abrirnos. Nos sonrió, revelando un par de largos y filosos colmillos bajo sus labios negros, y nos invitó a pasar. Su cabello inusualmente negro brillaba bajo las tenues luces de la casa. Mi amigo la felicitó por su "adorable disfraz" y entramos con pasos torpes. La seguimos hasta el salón dónde estaban los demás invitados.
– ¡Cthulhu, eres tú! –exclamó entre risas un chico con los ojos negros, simulando ser cuencas vacías– ¡No me digas que viniste con Lovecraft! –murmuro mirándome de reojo.
– ¡Mamá! ¿Pero qué haces aquí? –le respondió siguiéndole el chiste. Se abrazaron y rieron, supuse que eran viejos amigos que se entendían entre ellos, porque yo ya me había mareado.
– ¡Javier! –me saludó una chica que venía totalmente vestida de negro, era la muchacha de ojos verdes que ayer andaba por la escuela junto a otro chico– ¡Te ves genial!
– ¡Muchas gracias! –respondí animado– Y tú te ves tan... ¡Dark!
– ¡Gracias! –respondió sonriendo.
Pero si ella estaba aquí significaba que...
Una mano se apoyó en mi hombro y di un respingo.
– ¡Oye eres un insensible! –exclamó un muchacho con máscara de caballo. Arqueé una ceja– ¡¿Cómo pudiste venir así luego de la muerte de...?! –simuló echarse a llorar, ahora sabía de quién se trataba. Lo imité y me uní a su luto, a pesar de no estar al día con The walking dead el internet spoileaba mucho.
Terminé saludando al resto de los invitados, varios de ellos completos desconocidos. Mientras atacábamos la comida, me percaté de la ausencia de cierta persona que esperaba encontrar aquí. Sacudí la cabeza y suspiré, me desconocía a mí mismo.
De pronto una niebla se apoderó de la habitación y todos se miraron intrigados. Busqué con la mirada a Gy, pero ella ya no estaba allí.
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La chica del pin de la sonrisa
General FictionUn chico encuentra en el piso de su escuela un inusual pin, de esos que se abrochan a la ropa o mochilas, de color amarillo con una gran sonrisa, pero parte de su alegre diseño incluye el dibujo de una gota de sangre... ...