Me acurruque entre las sabanas y cerré los ojos con fuerza no queriendo sentir la claridad del sol que entraba por la ventana. Suspire adormilada y me quede mirando el hermoso piso de madera de mi habitación mientras sentía los minutos pasar.
Y el simple hecho de no escuchar nada más que mi respiración me hacía sentir vacía y triste, sola y desolada. Y debía admitir... que tenía ganas de despertar a hacerle desayuno a mi familia, tenía ganas de una familia, de hijos, de un esposo, de un amor...
Tenía ganas de sentirme viva.
Sentí un nudo en mi garganta y una horrible presión en el pecho... ¿por qué no había logrado nada en la vida?, ¿era tan mala para ser feliz?
Me había enfocado por tantos años en amar a Zayn y hacer que el me ame, que había olvidado como ser verdaderamente feliz. No recordaba la verdadera felicidad.
Aparte las sabanas de mi cuerpo a sabiendas que empezaría a llorar y no lo necesitaba. Decidí darme una ducha y hacer algo de comer, era una hermosa mañana de sábado, sin duda alguna no tenía planes de salir.
Mire la hora y eran las 8:05 am, deje una película en el televisor y empecé a comer un sándwich de lechuga y jamón cuando el pequeño sonido del timbre me hacia salir de mi burbuja de tranquilidad.
Mire mis shorts de rayas azules y mi pequeña playera desteñida que solo debía ser vista por mí. Lo ignore y decidí ir a abrir la puerta preguntándome quien seria. Abrí la puerta y me encontré con unos ojos penetrantes y a la vez débiles esta mañana; Zayn.
––no...
––¿Cuánto vamos a seguir con esto?, ¡hasta cuándo vamos a seguirlo ______!––grito furioso y vi como sus ojos se cristalizaban un poco––¿hasta cuándo voy a amarte y tu no amarme?, ¿hasta cuándo vas a amarme y yo no amarte?, maldita sea, estoy cansado, he aprendido la lección, pero ya basta por favor...
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––¿Por qué me haces esto?––pregunte perpleja, simplemente cansada de este drama. Nos miramos fijamente y dio dos pasos hacia delante, hasta estar frente a mí, alce mi vista hasta encontrarme con la suya de nuevo. Soltó un largo suspiro y dejo sus manos en mis mejillas. Mis ojos se cristalizaron instantáneamente al sentir su piel contra la mía––no quiero sufrir más...
––estoy cansado de luchar por ti, estoy cansado de cuando estamos a punto de lograrlo te alejes––dejo su frente pegada a la mía y sentí su aliento en mi rostro––por dios _____, hagamos que funcione, es suficiente para mí.
––Tengo miedo––susurre mirando mis pies descalzos, un escalofrío me recorrió el cuerpo y sus manos se presionaron con más fuerza contra mis mejillas.
––No esta vez, todo será diferente––prometió y su pulgar paso por mi labio inferior mientras me mostraba una sonrisa llena de esperanza. ¿Pero cómo podía creerle?
