Abrí mis ojos sintiéndome adormilada pero sin duda alguna, muy cómoda y relajada. Di vuelta sobre mi eje y me encontré con el rostro de Zayn a solo unos cinco centímetros de mi cara, sonreí instantáneamente, observando con atención como respiraba con tranquilidad, su pecho subía y bajaba despacio y un mechón de su cabello azabache se cruzaba entre sus cejas, rozando su nariz. Lo aparte suavemente y lo deje entre mis dedos por unos segundos, para luego volver a ponerlo en su lugar junto a la mata de pelo negro más que despeinada y sexy.
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––Tan malditamente hermoso––susurre y volví a reírme bajo, tratando de no despertarlo.
Hermoso domingo, sin duda alguna.
Me quede un rato junto a Zayn, mirando los rayos de sol entrar por la ventana entre las cortinas como flechas. Observe sus lunares, sus tatuajes y sus labios y no supe con exactitud en cual me perdí primero, pero lo hice.
Estaba entusiasmada e igual asustada, pero esta vez, debía controlarme, debía tratar de que las cosas funcionaran, no echarme para atrás como todas las veces anteriores; debía funcionar.
Estaba cansada y aburrida de intentar sin tener ninguna victoria, esta vez, debía ser diferente.
Mire la hora y eran las 8:35 am, tenía ganas de desayunar fuera y caminar un rato, hacer algo. Y Zayn dormía como oso empezando a hibernar. Decidí levantarme de la cama y abrir las cortinas para que entrara la luz completamente a la habitación. Esta se encendió como un foco, iluminando todo y cada una de las esquinas de la habitación gracias a la luz natural.
––¡maldita sea!––gire mi cabeza para ver al hombre que vociferaba obscenidades a mis espaldas y arquee una ceja para empezar a reír––¿estamos en un estudio de grabación o algo así?
––Buena forma de despertar––me acerque al pie de la cama y toque sus pies, se aparto mostrándome molestia fingida y cubrió su rostro con la almohada––es muy tarde, ¿sabes?
––Es domingo, Harlow––dijo contra la almohada, me reí y me cruce de brazos observando aquel cuerpo cubierto por una sabana impecablemente blanca hasta la cintura, sus brazos se flexionaban haciendo que se viera malditamente irresistible.
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