Abrí los ojos sintiendo como el sol entraba completamente por las ventanas y me golpeaba en la cara, gire sobre mi cuerpo y vi la hermosa figura de _____ moviéndose incomoda por los rayos que le golpeaban en la cara de igual manera, solté un largo bostezo y me puse de pie para cerrarle las cortinas.
Soltó un pequeño suspiro y se acurruco contra la almohada. Me recosté de la pared mientras reía levemente al verla dormir tan pasivamente.
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Decidí salir de la habitación para encontrarme con mi madre y la madre de _____ charlando en la cocina.
––Buenos días querido––sonrieron ambas, se miraron como dos amigas y se echaron a reír, reí sin hacerles mucho caso y abrí el refrigerador para tomar una botella de jugo.
––buenos días––salude––¿Qué hacen despiertas tan temprano?
––pues, es tarde, son las 9 de la mañana––frunció el ceño mi madre, sin entender––¿no vas a desayunar?
––¿y las niñas?
––Ah, ellas si siguen dormidas como koalas––se echo a reír mi madre.
––¿Y _____?––pregunto la madre de _____.
––Aun está durmiendo, como koala––rodé los ojos y di media vuelta para volver a la habitación. Abrí la puerta para encontrarme con la mujer más hermosa del mundo saliendo del baño, con cara de pocos amigos.
Le sonreí de manera instantánea al verla caminar y porque se encontraba jodidamente sexy. Tenía un hermoso crop top color blanco casi transparente y unas pequeñas bragas color negro.
––Ay que susto, dios, no te quedes así parado...––se rio al verme parado en la puerta, me miro por unos segundos y sonrió––¿Por qué estas despierto tan temprano?
––Nuestras madres dicen que es tardísimo––me reí y me acerque a ella, deje el jugo encima del pequeño escritorio y envolví mis brazos en aquella preciosa cintura––buenos días.
––Buenos días––envolvió sus brazos en mi cuello y se acerco para darme un beso en la mejilla, fruncí el ceño––¿Qué?
––¿Te traigo a una casa preciosísima y esto es lo que recibo?––la acerque más a mí, haciéndola soltar una carcajada––¿un beso en la mejilla?
––¿ya te bañaste?––alzo una ceja, mostrándome una sonrisa, negué rotundamente––yo tampoco.
––De acuerdo, puedo aceptar eso––me reí sin poder evitarlo mientras aquellos ojos color zafiro me brindaban una sonrisa invisible.
***
––Estás loca...––solté una carcajada al escucharla hablar, entrelazo sus manos con las mías, haciendo que la espuma se deslizara por sus muñecas hasta desaparecer con el agua de la bañera.
