THREE

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1918

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1918

España, Cantabria

El cervatillo que estaba cerca del rio saciando su sed, levantó la cabeza al oír el suave crujido de una rama, y dio unos pasos para atrás cuando una figura femenina se abalanzó sobre su cuello y el cervatillo cayó al suelo inerte mientras la mujercilla se saciaba de su sangre y limpiaba sus comisuras. Lenna se dirigía a la casa donde ahora estaban en Cantabria, siempre buscaban estar cerca del bosque para poder cazar, era raro ver algún oso por aquella zona pero estaban bien alimentados, ya que ella a parte podía comer comida humana.

Al entrar en la casa, Carlisle escribía en el que ella llamaba "Diario de Lenna" ahí apuntaba sus avances y cosas que el creía que eran raras, en el tiempo que llevaba siendo vampiro se había dado cuenta que era un poco más rápida, más fuerte que los neófitos y tenía un don especial, era una persona que sabía convencer con el habla y que al igual que Carlisle tenía mucho autocontrol.

Habían viajado por toda Europa, desde Rusia a Italia pasando por los países del norte, donde habían estado mucho tiempo, sin duda Lenna había amado Noruega, era el país perfecto siempre hacia frio y llovía. También se habían dirigido a las islas mediterráneas pero no se habían mantenido mucho tiempo por culpa del clima, el sol salía con mucha fuerza y no podían salir, por lo tanto no podían alimentarse haciendo que Carlisle no pudiera alimentarse bien. Por lo que se trasladaron a su actual lugar de residencia, España en el norte donde solía salir el sol pocos días al año.

Ambos trabajaban en un hospital, donde cuidaban a los enfermos de una gran pandemia de gripe, en aquel hospital Lenna estaba en el área de los más pequeños, siempre le habían gustado los niños y los cuidaba con mucho cariño, incluso con aquellos se despertaba un bonito instinto maternal que los hacía sentir queridos y escuchados.

—Doctora Cullen le esperan en el ala de infantes —Cogió la carpeta y se preparó para ir a ver los niños que cuidaba, en las camillas había pequeños y pequeñas con grandes sonrisas, a Lenna le hacia gracia como aquellos pequeños aun sonreían aunque estaban enfermos, no perdían la sonrisa.

Carlisle la esperaba en las salas de descanso de los doctores, le comentaba el caso de un chico que habían traído desde la guerra contagiado con peste, le daba pocas esperanzas de vida.

—Quizás necesitas una pareja, llevas sola mucho tiempo, bueno estás conmigo pero no es lo mismo...

Lenna no sentía la necesidad de tener alguien a su lado, se había valido por si misma mucho tiempo, Carlisle la cuidaba con mucho cariño y si daba la casualidad de que los vecinos los visitaban actuaban como una pareja casada. Ambos se divertían luego comentando las historias.

Ambos fueron a revisar al muchacho que estaba tumbado en la cama, con un respirador. Lenna se agachó a la altura de la cama para mirar el rostro del chico.

—¿Cómo se llama?

—Edward Anthony Masen Jr, tiene 17 años —Edward se movió en la camilla haciendo a la chica se pusiera de pie y lo mirará— Buenos días Edward ¿cómo te encuentras?

—Bueno podría estar mejor —Murmuró mientras se sentaba derecho y bebía un poco de agua.

—Te presento a Lenna Cullen, mi esposa —Lenna le sonrió y lo ayudó a colocarse en la camilla de nuevo.

Tras un par de días con tratamiento, Lenna pasaba mucho tiempo con Edward, además de cuidar a los niños de su ala de salud. Edward, a veces la acompañaba sentado en una silla de ruedas mientras la oía leer cuentos después de revisar los progresos de los niños o como había conseguido una caja de ceras y hojas de papel para que dibujaran.

La primera semana de verano comenzó y el estado de Edward comenzó a empeorar, hacía la madrugada del 1 julio, su corazón dejo de latir, pero no finalizo su vida, Carlisle lo transportó en una de las bolsas de la funeraria, mientras Lenna preparaba en casa una cama más para el nuevo integrante de la familia.

La transformación fue larga el tiempo perfecto para recoger y marcharse, aunque los planes de Carlisle eran distintos, se quedarían un tiempo en Cantabria para no levantar sospechas, aunque el plan que Lenna propuso era más tentador para ambos. El plan consistía en que se quedaría con Edward intentando ayudarle a controlar sus impulsos y en el hospital diría que ella estaba enferma y que no podía acudir y de ese modo si precisaban se irían a América de nuevo.

El día 3 de julio, Edward abrió sus orbes color escarlata y lo primero que vio fue como las gotas del rocío caían al suelo cuando Lenna abría la ventana y como Lenna alzaba las comisuras al verlo despierto.

—Bienvenido Edward —Sonrió la chica sentándose a su lado y acercando un espejo para que viera su reflejo, sus rasgos se habían acentuado y su piel se había puesto pálida tanto como la de Carlisle— te traje un poco de sangre —le entregó una cazuela que consiguió llenar y que en cuestión de segundos se vació.

Edward se levantó y caminó por la habitación antes de que Lenna, saliera con él hacia el bosque.

—Concéntrate... Escucha a tu alrededor —Edward cerró los ojos intentando canalizar los sonidos percatándose de que oía algo que no era el bosque.

Espero que Carlisle se acuerde de visitar a los niños

—Seguro que si que lo hace —Lenna se sobresaltó cuando oyó a Edward hablar— no te preocupes...

—¿Cómo sabes...? —Lenna frunció el ceño mirándolo y pensando nuevamente.

Edward estas leyendo mis pensamientos

—Eso parece —Confuso cuando vio un conejo correr por cerca de ellos antes de que Edward lo atacara y mordiera su cuello saciando su sed.

—Carlisle me dijo que hay vampiros que tienen dones que desarrollan con el tiempo

Hacia el anochecer, Carlisle llegó y los vio en la cocina mientras la chica cocinaba su cena y Edward le contaba sobre su vida pasada, sobre el ejército, sus padres y lo mucho que iba a echarlos de menos.

—Buenas Noches —se acercó y beso la frente de Lenna, una costumbre que tenían desde el principio y luego miró a Edward— ¿Cómo te encuentras?

—Bien, Lenna descubrió que tengo un don

Carlisle escuchó atentamente lo que Lenna explicaba como se habían descubierto que Edward era un lector de mentes y que en el hospital había dicho que volvían a su país natal por que Lenna había caído enferma.

Así que Carlisle procuró preparar una maleta para el chico comprando un par de prendas para él.

Al cabo de una semana, se despedían de España para volver a su tierra natal, concretamente a Oregon. Donde Carlisle comenzó a trabajar en una morgue, Lenna decidió trabajar en una escuela para dedicarse a lo que le llenaba el corazón los niños. Edward comenzó a investigar sobre la música.

Decidió ingresar en un conservatorio para estudiar piano, Lenna disfrutaba de oírlo hablar por las noches sobre lo que había aprendido y ambos pasaban la noche hablando sobre sus inquietudes. Lenna le hablaba sobre los niños que acudían a su clase y sobre una de las maestras, Esme Platt. 

Carlisle les hablaba sobre su trabajo en hospital y que probablemente uno de sus jefes acudiera a cenar. El plan sería que Edward sería el hermano menor de Lenna mientras que ella mantenía el papel de Esposa.  

𝑩𝒆𝒚𝒐𝒏𝒅 𝒊𝒕  |𝑱𝒂𝒔𝒑𝒆𝒓 𝑯𝒂𝒍𝒆|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora