-diez.

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  Los oscuros ojos del demonio rubio se enfocaron en los del castaño con un tenue brillo que no hizo más que ponerle los pelos de punta, su tonta sonrisa que tenía al hablar del humano del que estaba enamorado había desaparecido por completo, dejando una fina línea en medio de su frente que se formó al fruncir el entrecejo.

  Dipper sólo pudo pasar saliva y soltar una suave y corta risilla con nerviosismo; jugó con sus pulgares unos segundos, negándose a elevar la vista para no cruzarla con la del demonio. Se regañaba mentalmente por no pensar antes de hablar, y por no haber oído a Will.

—P-perdón —susurró el castaño, acomodando su gorra con las manos ligeramente temblorosas y sudadas.

—Da igual —su voz sonaba distinta, más gruesa, atemorizante e increíblemente atractiva a los oídos del humano, a quien siempre le habían gustado las voces más graves y roncas por el simple hecho de que la suya era bastante aguda.

  Dirigió sus ojos de color chocolate hacia el rubio en cuanto éste se puso de pie y empezó a alejarse del muelle a paso apresurado, lo que le obligó a ponerse de pie de un salto y correr detrás del demonio, llamándolo un par de veces por su nombre.

—Hey, Bill —tomó una pequeña bocanada de aire por la carrera, y su mano se posó con delicadeza y temor sobre el antebrazo del contrario, intentando detenerle.

  Pudo sentir cómo los músculos de su brazo se tensaban bajo el agarre de sus dedos, y la manera en la que sus ojos se posaban sobre él, sabía que estaba molesto, podía ver el odio y le rencor en sus ojos pero no hacia él, eso podía notarse.

—Lamento haber sacado el tema —murmuró el castaño, dejando libre el antebrazo del mayor.

—Estoy seguro que Will te dijo que no preguntaras sobre eso —soltó un gruñido y escondió sus manos en los bolsillos de su sudadera, empezando a caminar de nuevo.

  Dipper se apresuró en seguirle el paso yendo a su lado, pensando una y otra vez en que había arruinado su oportunidad de conocer más acerca de la vida del demonio. Recordó a Mabel y sus constantes comentarios sobre el aquella parte tierna y sensible que poseía Bill, y debía admitir que estaba empezando a creer en las palabras de su hermana.

—Lo hizo, pero no pude evitar preguntarlo, ya sabes —hizo un leve ademán de manos y rió suavemente, intentando hacer que el ceño fruncido del rubio desapareciera—... fue mi única oportunidad de tener una verdadera investigación.

—¿Sobre mi primera pareja? —enarcó una ceja, y giró levemente su rostro para verlo.

—No —negó rápidamente y soltó una corta risa—. Sobre ti, después de todo, estoy casi seguro que todo lo que el tío Ford sabe sobre ti no lo tiene documentado.

—Sólo tiene un par de cosas que inventé para ganarme su confianza, fue sencillo —sonrió con cierto orgullo y volvió la vista al frente, perdiéndose la gran sonrisa en el rostro del adolescente al ver que, aparentemente, ya no estaba molesto—. Excepto la rueda de invocación, no sé de dónde la sacó.

—Si, bueno, sería grandioso si pudiera ser el primero en tener documentación precisa sobre un demonio —se lo pensó unos segundos, y luego ladeó ligeramente la cabeza—. Bueno, el primero de la familia al menos.

—¿A qué te refieres? —detuvo su caminar al saber que ya estaban cerca de la cabaña, quería quedarse un poco más con Dipper; tenía razón, y con sólo unos minutos a solas ya había caído aún más hondo.

  Dipper también se detuvo y se giró hacia él, quedando ambos enfrentados. La luna daba una perfecta y armoniosa iluminación en ese momento, y el silencio del bosque —exceptuando algunos grillos y búhos— de alguna manera lograba relajar el corazón del demonio.

—Sería imposible que fuera el primero en tener información valiosa de un demonio, ¿no? —se encogió de hombros, sonriendo de lado.

—El primero de esta dimensión, sí —ladeó la cabeza con una pequeña sonrisa en su rostro, disfrutando de la sorprendida expresión del castaño.

  Un reconfortante calor le llenó el pecho al ver la amplia y radiante sonrisa en el rostro del menor, aquella que tan adorable y bonita se le hacía. Intentó quitar esos pensamientos de su cabeza al menos por el momento, no quería sonrojarse de nuevo frente a él, ya tendría oportunidad de hacerlo cuando le contara a Will todo lo que había sucedido.

—¿Y Ford? —preguntó con confusión, borrando lentamente su sonrisa— Quizás ya tiene documentación de ti.

—La mayor parte de esa información es falsa, Pino —empezó a caminar de nuevo hacia la cabaña con el adolescente siguiéndole a la par—. No creo que cuente.

—¡Dejame estudiarte, por favor! Hagamos un trato si es necesario —habló sin pensar debido a la emoción de saber que podría llegar a convertirse en el primer hombre en esa dimensión en investigar a un demonio y dar información verídica.

  Bill soltó una suave risa, y negó con la cabeza lentamente.

—Vale, te dejaré que me investigues —se encogió de hombros, maldiciendo internamente por divisar ya la cabaña, no quería separarse del castaño—, no puede ser tan malo.

  Si supiera en el lío que estaba metiéndose, quizás lo sabía, pero valía la pena si significaba pasar tiempo con ese humano.

Love is for humans [BillDip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora