-once.

3.9K 670 180
                                    

  Las grandes gotas de lluvia chocaban con el techo de la cabaña creando un relajante sonido que la mayoría de los presentes amaba, a excepción del pequeño demonio triangular de tez celeste, que le temía enormemente a los truenos que iluminaban fugazmente el bosque. Estaba sentado en el borde de la cama de Mabel, intentando ignorar aquel sonido aterrador proveniente del cielo.

  Mabel estaba sentada en la cama de su gemelo, con una pierna sobre la otra, un codo sobre su rodilla y su mentón recargado en su palma, totalmente concentrada en cada palabra que salía de la boca del demonio de apariencia humana, quien estaba sentado en el piso dándole la espalda a su hermano, recostado sobre la madera de la cama mientras el pequeño demonio le hacía trenzas y jugaba con su cabello.

  No podía evitar que sus mejillas se colorearan de rojo cada vez que Mabel lanzaba un comentario sobre la relación que luego tendría con su hermano, interrumpiendo el relato de Bill y avergonzándole.

—Mabel —Will soltó una suave risilla, sin apartar la vista de las hebras doradas de su gemelo con las que tan entretenido estaba—. D-déjalo.

—Tienes razón —sonrió ampliamente y abrazó la almohada, viendo atentamente al rubio en espera de que acabara de contar lo que había ocurrido en el bosque.

—Hum... quiere documentar información sobre mí —confesó, formando una pequeña sonrisa nerviosa con sus labios.

—¡Estarán más tiempo juntos! —exclamó Mabel, abriendo los ojos como platos y llevando sus manos a sus labios con sorpresa, para luego sonreír— Eso es genial, ¿y si se enamora de ti?

—Eso es ridículo —viró los ojos el rubio, recibiendo un pequeño e inofensivo golpe en la cabeza.

—No seas tan negativo —murmuró su hermano, bajando de un salto de la cama para posar ambas manos en las mejillas del rubio—. Estoy seguro que podrás estar con él, y serán realmente felices.

  La puerta de la habitación se abrió, revelando a un sorprendido castaño que tenía en manos una humeante taza de café en cada mano y los ojos abiertos como platos, con la vista puesta en el demonio de tez pálida.

—¿Él? —dio unos pasos adelante, y cerró la puerta con su talón, dejándola semiabierta— ¿Estás enamorado de un hombre?

—¡Sí, y hasta lo admitió el otro día! —Mabel río emocionada, aplaudiendo rápidamente con una gran sonrisa en su rostro.

—¡Cállate! —exclamó el rubio con la vergüenza reflejada en sus sonrojadas mejillas, lanzándole a la castaña su pequeño hermano mientras éste reía animadamente.

—¿¡Qué clase de hermano eres!? —carcajeó la chica, atrapando con facilidad al demonio.

  Dipper sólo permaneció de pie en la habitación viendo toda la escena con las cejas elevadas, una gran sonrisa y las tazas de café en manos. Dio unos pasos hacia el rubio en cuanto éste cubrió su rostro con sus palmas en un inútil intento por ocultar el sonrojo que aumentaba por las burlonas carcajadas de los mayores. Sin pensárselo dos veces, se sentó a su lado y extendió una de las tazas hacia el demonio, rozándole el dorso de la mano con la pocelana caliente.

—¿Huh? —retiró sus manos y miró al castaño, deleitándose por la pequeña sonrisa que le estaba regalando— ¿Qué es eso?

—¿Miles de años y jamás has bebido café?

—Hay muchas cosas que aún no he experimentado del mundo humano, ni probado —sonrió y aceptó la taza, sonriendo ante el calor que le trasmitió desde sus palmas.

—Pero hay una cosa que sí quieres probar, ¿no, Bill? —Mabel le sonrió con burla y él sólo frunció el ceño con verdadera molestia, haciendo reír a su pequeño hermano.

—¿Mabel, de qué estás-

—Vuelve a insinuar ese tipo de cosas y te arrojaré el café caliente con taza y todo —advirtió Bill, con sus ojos como dagas fijos con los de la castaña.

  Ella no se quedó atrás, con una sonrisa burlona y una sonrisa ladina se cruzó de brazos, alzando una ceja con superioridad. Al menor de los Pines les dio escalofríos la manera en la que los ojos del demonio rubio estaban puestos en su hermana y los pequeños gruñidos y maldiciones que se escapaban de sus labios.

—Bueno —empezó a hablar, intentando calmar la tensión del ambiente—... ¿y si vemos una película? ¿O jugamos a algo?

—¿Tienen una tabla espiritista? —dijo Will con cierta timidez, sentándose junto a la castaña en su cama.

—¿Una Ouija? —Mabel abrió sus ojos como platos y pasó saliva con cierto nerviosismo, llevando sus ojos color chocolate al demonio isósceles— ¡Esas cosas son malas y dan miedo!

—Will, estás olvidando que los humanos son muy supersticiosos —comentó el rubio con una sonrisa ladina entre sus mejillas.

—¡Entonces una película! —propuso el menor de los Pines mientras se ponía de pie, para luego darle un sorbo a su taza.

—Miedoso —murmuraron al unísono ambos demonios, antes de mirarse y reír.

Love is for humans [BillDip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora