-ocho.

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  El pequeño demonio de tez celeste era totalmente capaz de oír los acelerados latidos de su hermano al estar sobre su regazo y cerca de su pecho, aquello se le hacía increíblemente tierno y le llenaba de una alegría que no era normal. Había visto a su hermano enamorado una vez, pero jamás lo había visto tan nervioso.

—¿Para qué? —se quejó, ocultando su nerviosismo a la perfección frente a los gemelos Pines, pero no para su hermano que lo conocía mejor que nadie.

  Se recostó completamente en el sillón, y apoyó su codo en el antebrazo para sostener su cabeza con su puño, fingiendo aburrimiento o desinterés ante el mortal que siempre daba vueltas en su cabeza.

—Sólo responde —resopló el castaño, abriendo su diario para anotar todas y cada una de las palabras que el rubio fuera a soltar—. ¿A quién le robaste el cuerpo? Creí que no tenías la energía suficiente para hacerlo.

  Una suave y casi inaudible risilla se oyó en la habitación, y todos dirigieron su mirada al demonio celeste, haciéndole sonrojar de la vergüenza.

—L-lo siento, continúen —musitó y realizó un vago ademán de manos—. Bill... r-responde por favor —volvió a reír.

  El rubio soltó un gruñido.—No se lo robé a nadie, este cuerpo fue mío desde siempre —se cruzó de brazos, agradecía mentalmente ya no estar tan nervioso.

  La respuesta pareció impresionar al castaño menor, y aumentar la felicidad del demonio más pequeño en estatura al ver la reacción del contrario, sabía que a partir de ese momento estaría mucho más interesado en su hermano, y podrían llevarse bien si no metían la pata.

—¿Tuyo? —el castaño no tardó en anotar la respuesta en su diario— ¿Esa sería tu apariencia de no haber sido un demonio?

—Esta es mi apariencia —se encogió de hombros, completamente desinteresado—. Todos los demonios existentes tienen forma humana, sólo que no lo usamos —enumeró con sus dedos—, no nos gusta, o sólo la usamos para pasar desapercibidos ante los humanos cuando exploramos una dimensión.

—Jamás la han visto porque los demonios tenemos la costumbre de presentarnos ante ustedes con estas formas —continuó el mayor de los Cipher, señalándose a sí mismo con su pequeña mano.

—¿Por qué estamos respondiendo tus preguntas? —volvió a quejarse el rubio, recibiendo un discreto codazo en el abdomen por parte de su hermano.

  Dipper parecía no caber en su sorpresa, al igual que Mabel, estaban totalmente boquiabiertos ante las inesperadas respuestas por parte de los demonios, respuestas que estaba seguro que Stanford no tenía idea. ¿Acaso era mejor investigador que su tío, o Bill sólo lo estaba engañando?

  Will no me engañaría; pensó mientras anotaba cada palabra. Es muy inocente para hacerlo.

—¿Los demonios pueden enamorarse de humanos? —interrumpió el silencio la castaña, con una juguetona sonrisa en el rostro y la vista puesta en los orbes negros del rubio, retándolo.

—No —masculló con molestia, frunciendo el ceño.

—S-sí —contradijo Will con duda en su voz, no quería pelear de nuevo con su hermano—. P-pero es obvio q-que estará destinado al sufrimiento —empezó a jugar con sus dedos—... d-después de todo, tendrá que s-soportar ver morir al humano que ama... a menos que logre ingeniárselas para volverlo inmortal i-igual que él —su tono de voz fue bajando conforme hablaba, preso por el pánico y el nerviosismo.

—¿Y qué se necesita para poder enamorar a un demonio? —inquirió Dipper, con los ojos más abiertos de lo normal.

—Si intentas enamorar a uno no lo lograrás —interrumpió Bill a Will, quien estuvo a punto de responder—. El demonio generalmente se enamora de aquel que es totalmente opuesto a sí mismo, y puede saber cuándo un humano intenta enamorarlo.

—Y el sentimiento s-se extingue s-sin siquiera notarlo —continuó Will, bajando la mirada al suelo.

—Es como una defensa automática en un demonio —terminó el rubio, encogiéndose de hombros nuevamente.

—Tiene algo de sentido —murmuró Dipper, mordiendo la punta de su bolígrafo, luego de plasmar el nuevo conocimiento adquirido en aquel pedazo de papel—. Después de todo, el humano que intenta enamorar a un demonio, podría estar haciéndolo para quitarle información valiosa. Vaya...

  Mabel le dirigió una discreta mirada hacia Bill y una sonrisa burlona, diciéndole con ellas que Dipper ya había logrado quitarle información valiosa sin siquiera intentar enamorarlo, haciendo que las mejillas del demonio se tiñeran de rojo mientra su ceño se fruncía.

—¿Y tú, Bill? —habló Mabel con burla, cruzándose de brazos— ¿Te has enamorado de un humano?

  Dipper abrió los ojos como platos y observó al rubio impaciente por la respuesta, no lo había pensado, la razón por la que Bill supiera del tema podría ser porque estuvo o está enamorado de uno.

—Sí —murmuró el rubio, tomando la pequeña mano del demonio celeste para elevarlo en el aire, haciéndole reír, siempre le había gustado que le hicieran eso. Dejó a su gemelo en el suelo, ganándose una mirada un tanto confundida por su parte—. Quiero tomar aire.

  Y sin más que decir, se puso de pie y abandonó la cabaña, dejando a Mabel con una gran sonrisa satisfactoria.

—¿¡Oíste eso!? —exclamó Dipper luego de unos segundos lleno de sorpresa— ¡Bill Cipher estuvo enamorado de un humano! ¿Entiendes eso? ¡Sintió amor, y por algo que él odia con su vida!

  Mabel y Will rieron, mientras la castaña se sentaba en el sillón donde antes estaba el rubio.

—Anda, entrevístame a mí —se burló, haciendo una pose que la hacía ver como toda una diva.

—¿Por qué no acompañas a Bill? —propuso Will con cierta timidez, sentado en el piso con sus dedos apretando los otros con nerviosismo— D-digo, sientes curiosidad, p-podrías preguntarle sobre l-lo que siente.

  Mabel giró la cabeza hacia el demonio con una ceja elevada, dedujo al instante lo que estaba planeando y estaba dispuesta a ayudar si eso le hacía feliz.

—Tienes razón —sonrió Dipper mientras se ponía de pie—, aunque me odie, puedo acompañarle y sacarle algo de información inocente, para demostrarle al tío Ford cuán buen investigador soy.

  Tomó su gorra y una sudadera, para luego correr hacia la puerta de entrada. Pero se detuvo al oír la alarmada voz del demonio celeste.

—¡N-no le preguntes sobre su primer amor! —se puso de pie con rapidez y se le acercó, jalándole el pantalón suavemente— Por favor.

—Vale, no lo haré, tranquilo.

  Luego de aquello, salió de la cabaña con un pequeño sentimiento de curiosidad, ¿acaso Bill fue rechazado por su primer amor como él?

Love is for humans [BillDip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora