Love is for humans [BillDip]

-veintidós.

Warning :v
Dije que avisaría cuando haya capítulo sad. Esto no considero sad pero... idk por si las dudas

Pd, esto será doble actualización pero el siguiente capítulo lo voy a publicar mañana. Bye.

—o—

  Ni Dipper ni Bill sabían cómo habían terminado en aquella situación, se suponía que hablarían sobre las escasas experiencias y relaciones amorosas de ese demonio que tantos problemas les trajo hacía algunos años, y buscarían la manera de rellenar ese diario con anotaciones útiles y concretas para mostrárselas a Stanford o, simplemente, para tener el placer de sentirse un buen investigador sin la necesidad de mostrarlas al mundo. Pero ahí estaban, sentados sobre una manta con una olvidada canasta que tenía ligeros pero deliciosos aperitivos a un lado.

  Dipper había estado en todo momento junto a Bill, muy junto a él, sonriéndole y hablándole sobre lo que aspiraba ser cuando fuese mayor, adónde le gustaría vivir, con qué le gustaría ganarse la vida; y Bill sólo podía observarlo con una gran sonrisa y oír atento cada una de sus palabras. No podría explicar lo que sentía al pensar en que Dipper le estaba contando todas y cada una de las cosas que pasaban por su cabeza, por más insignificante que fuera, y si tuviera que expresarlo en un dibujo probablemente se haría a sí mismo con colores pasteles y un gran corazón en su pecho. Jamás se había sentido tan feliz de que alguien se abriera a él de esa forma, por primera vez sentía que había ganado la confianza de alguien muy importante para él.

  No pudo evitar besarlo, y una cosa llevó a la otra, terminando con Dipper sentado a horcajadas sobre sus piernas mientras intentaban quitarle las prendas al otro. La parte racional de Bill reaccionó justo después de que Dipper le quitara su camiseta y estuviera acariciándole los hombros con sus dedos, como si se hubiese puesto a observar su cuerpo y memorizar cada centímetro. Para ese entonces, ambos estaban sin sus respectivas camisetas, y Bill vio algo que no le gustó para nada.

  Tomó con delicadeza las muñecas del castaño y fijó sus oscuros ojos debajo de su clavícula, donde había una casi imperceptible mordida difícil de ver, pero allí estaba. Para Bill quedó todo claro, y un click en su cabeza hizo que todas las piezas del rompecabezas encajaran a la perfección. Por un momento le divirtió pensar que su corazón ahora parecía un rompecabezas.

  Dipper sólo tardó un par de segundos en darse cuenta y bajar la mirada a su pecho, y podría jurar que fue capaz de sentir cómo su alma abandonaba su cuerpo. Miró de nuevo a Bill, intentando formar en su cabeza una rápida pero efectiva disculpa.

—Puedo explicarlo —Dipper quiso darse una fuerte cachetada por haber soltado tan trillada respuesta. Bill sólo desvió la mirada sin soltarle las muñecas, Dipper temía que fuese a rompérselas—. Bill, de verdad yo...

  Bill le soltó.

—No hacen falta tus explicaciones —dijo con voz firme, sorprendiéndose a sí mismo por ello—. No somos nada, ni siquiera sé si me consideras un amigo o tu pareja, o si te gusto al menos.

  Las piernas del demonio quedaron libres cuando el castaño se quitó de encima, y le tomó de la mano. Bill le miró, dudando si hacerle a un lado o no. Ni siquiera sabía qué pensar en ese momento, necesitaba un abrazo de su hermano.

—Te aseguro que sí me gustas, Bill. Me gustas mucho —Dipper frunció el ceño—. Te lo he demostrado en cada oportunidad, ¿no te has dado cuenta?

  Quiso reír, pero sólo tomó un poco de aire y habló.

—¿Por qué acostarse con Wendy entonces? —le miró, pero luego simplemente negó con la cabeza, se colocó su camiseta y se puso de pie— Olvídalo. Como dije, no me debes explicaciones de nada.

  Le entregó al castaño su ropa y dejó un pequeño beso en su frente. No pudo evitar sonreír mientras lo hacía.

—Suerte con tu investigación.

  Eso fue lo último que Dipper pudo escuchar de Bill antes de que éste se marchase, y justo después las lágrimas empezaron a irritarle los ojos. Apretó los puños y enterró sus uñas en la camiseta que sostenía, empezando a sentirse muy, muy molesto consigo mismo. ¿Había valido la pena acostarse con su primer amor a cambio de perder a Bill? Wendy le advirtió, le dijo que podría descubrirlo y sería la sensación más dolorosa de todas, lo arruinaría todo por completo.

  Ahora se daba cuenta que tenía razón, Bill no era estúpido y no dejaría que volviese a acercarse. Lo había perdido, y no podía pensar una manera de recuperarlo, estaba en blanco. Y si aquello le dolía, no podía imaginar lo que estaría sintiendo Bill.

  Había sido un gran imbécil.

—o—

¿Cómo está la gente de México? Díganme que están bien plox ;-; 💔