—Eh, Bill, préstame atención —se quejó con suavidad el pequeño demonio celeste, sentado junto a su gemelo—. Luego no sabrás qué hacer.
—Will, yo lo sé todo —murmuró con voz apagada, con la vista en el césped y sus pequeñas manos aferradas a la soga que sujetaba la madera.
El bosque de Gravity Falls era más que inmenso, por lo que había cientos y cientos de lugares maravillosos que los pueblerinos no llegaron ni llegarán a conocer, y eso les encantaba a las criaturas que habitaban en el bosque. Podían vagar por donde quisieran, sin preocuparse por ser vistos por el ojo humano, y eso incluía a un par de demonios de tres lados y un solo ojo.
Estaban bajo el árbol más grande y antiguo de la zona, sentados en dos pequeños columpios sujetos a una rama por dos sogas, hablando sobre cómo volverían a integrarse al mundo humano y a los tratos que estos traerían. Al pequeño y tímido demonio le daba curiosidad la forma de vivir y las extrañas costumbres de los mortales, y no podía esperar a regresar para ser partícipe de ellas; mientras que al demonio de color amarillo le daba igual, sólo se uniría a su hermano para acompañarle y, quizás, matar a un par de personas o formar parte de alguna mafia.
Ganas de hacerlo no le faltaban.
—A ver, si tocan tu puerta y un niño te dice dulce o travesura, ¿qué harías? —llevó su único ojo hacia su hermano, notando que él había hecho lo mismo.
—¿Lo envío al infierno?
—¡No, Bill! —rió, moviendo sus piecitos que no llegaban ni a rozar el suelo— Le das un dulce si no quieres que arruinen tu casa.
—¿Y el dulce puede estar envenenado? —soltó las sogas para cruzarse de brazos.
—No, que ni se te ocurra hacerle eso a un niño.
—Pero los niños son insoportables —viró su ojo.
—Tú eres como uno —imitó su acción, y se cruzó de brazos.
—¿Disculpa? —lo miró, incrédulo— ¿Quién es el que llora por todo como un maldito niño?
El aludido dio un pequeño respingo y juntó sus palmas para acomodarla entre sus rodillas, mientras su único ojo dejaba salir una pequeña lágrima y desviaba la mirada. No tardó ni medio segundo para que su hermano se diera cuenta de ello, frunciendo el ceño por la culpa que lo invadió.
Bajó del columpio de un salto, y se ubicó frente al columpio donde su hermano mayor lloraba en silencio, teniendo que subir demasiado a vista para verlo. Suspiró, y de un chasquido la rama descendió unos centímetros, dejando a ambos demonios cara a cara.
—Lo lamento —murmuró, usando su manito para quitar las lágrimas del demonio celeste—. No quise decir eso.
—N-no importa —rió levemente y, aunque no se notara, ambos sabían que el otro estaba sonriendo.
Bill llevó una de sus manos al rostro de su hermano, y lo miró dulcemente mientras le acariciaba de forma maternal. Si, el demonio amarillo era menor que el celeste, pero eso no le impedía actuar como una madre sobreprotectora con él, después de todo, era el único ser amado que le quedaba. Sólo se tenían el uno al otro.
—¿Quieres volver al pueblo? —preguntó el ser amarillo, intentando recuperar la risueña actitud de su gemelo, cosa que consiguió cuando este saltó del columpio y le tomó de la mano para guiarlo por el bosque— ¿Eso es un sí? —rió.
—¡S-sí! —exclamó, riendo con cierta timidez.
Los minutos pasaron, y el par de demonios triangulares llegaron a un bello prado en donde el sol daba directamente en el suave y largo césped, lo que les tentó de arrojarse al suelo a descansar algunos segundos. Habían caminado sólo un par de kilómetros, pero para sus cortas y débiles piernas habían parecido mucho más.
El demonio celeste se sentó y observó a su gemelo prácticamente dormido en el césped, cosa que lo enterneció por completo. Llevó una de sus pequeñas manos al rostro del contrario, y lo acarició con suavidad en un intento de despertarlo, sin saber que eso sólo provocó que cayera en un profundo sueño.
—Hum —miró hacia todas direcciones al ver que el sol empezaba a ocultarse—. B-Bill... despierta —lo zarandeó suavemente.
El aludido abrió el ojo con pereza, y observó —aún medio dormido— la asustada expresión de su hermano.
—¿Qué sucede? —murmuró adormilado, volviendo a cerrar su ojo.
—E-el sol ya no está —tembló—. N-no me g-gusta la oscuridad... B-Bill.
El ojo del demonio amarillo se abrió de golpe al oír aquello, y se sentó en el pasto totalmente despierto y atento a su hermano. Observó a su alrededor y comprobó que, efectivamente, el sol ya se encontraba oculto y la iluminación que empezaba a brindar la luna sólo creaba tétricas figuras con las sombras de los árboles, cosa que al mayor le aterraban.
—Dame tu mano —le ordenó gentilmente a su gemelo luego de ponerse de pie, y lo ayudó a hacerlo también cuando éste obedeció-. Cierra tu ojo.
El demonio celeste, obediente, dejó caer su único párpado mientras se aferraba a la pequeña y cálida mano de su hermano menor, poco antes de verse obligado a caminar cuando el otro demonio lo jaló con suavidad.
—Según recuerdo... la cabaña de los Pines está por aquí —murmuró, intentando recordar—. Espero que no te moleste pasar ahí la noche, Will.
—M-mientras no esté en la o-oscuridad...
—Vale, no abras el ojo.
Will, aún tomado fuertemente de la mano de su hermano, siguió caminando a la par del demonio amarillo mientras éste le dedicaba algunas palabras o algunos pequeños chistes para que no tuviera miedo. Y vaya que funcionaban. A mitad del camino, el demonio celeste ya había recuperado su actitud algo alegre, risueña pero a la vez tímida; aunque aún mantenía su ojo cerrado.
Se detuvieron al observar la cabaña justo frente a ellos, con un delicioso aroma a galletas recién horneadas rodeando la zona.
—Bill, tengo hambre.
—o—
Espero se den cuenta de que el prólogo aún no sucede (?)
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Love is for humans [BillDip]
Fanfiction«I need someone to prove to me that love is More than just a tragic catastrophe.» •Yaoi (chicoxchico). •Lenguaje vulgar. Créditos de la portada: @castleofthemoon ♥ ©Todos los derechos reservados.