Capítulo 9

163 12 0
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Amber toma del brazo a Crystal, sabiendo que Dagobert le hizo algo, pero no quiere preguntar nada. Crystal no para de pensar en lo que el chico rubio de ojos celestes le acaba de decir, de algún modo siente que no mentía, y por más que intenta obligarse a no creer en él, algo le dice que lo que dijo es verdad. Como una voz en su interior.

¿Qué traición sería tan grande como para que Crystal no lo perdonara? ¿Qué actos habrá cometido? No lo sabe, y tampoco lo quiere saber. Aunque quizás sí. Dicen que el amor todo lo perdona, Crystal está enamorada, y sabe que Dían también de ella. Pero una traición a veces rompe barreras, y no son fáciles de superar, incluso cuando se tiene la voluntad de hacerlo.

El día está más fresco que el anterior, corre una brisa que pone la piel de gallina, pero es agradable luego de dos días de puro calor. Crystal teme ver el cuerpo de Miguel en las orillas de la playa, por lo cual le pide a Amber que vea primero.

—Amber ¿Puedes ver si está el cuerpo de Miguel aún? No creo poder soportar verlo.

—Claro—contesta la chica, se adelanta unos pasos y pasa los arbustos que tapan su antigua guarida. Amber queda unos segundos mirando, observa con dificultad, luego se devuelve hasta donde está Crystal, su expresión es normal, como si nada la hubiera perturbado.

—No hay nada—contesta serena, la toma del brazo como antes y se dan paso entre los arbustos para llegar hasta donde están los demás—. Vamos.

Efectivamente, el cuerpo de Miguel no está, pero eso aún no tranquiliza a Crystal. Sabe que en algún momento tendrán que lamentar otra muerte, pero ruega que ese momento se tarde el llegar.

—¿Cómo estás? —dice Dían saliendo del agua y acariciando la cara de Crystal.

—Bien—contesta Crystal tocando la mano de Dían. Él se acerca y deposita un beso en sus labios, que ella acepta con gratitud y una leve sonrisa.

—Oigan, tortolos—dice Feith desde el agua—. Hay que revisar estas mierdas para ver si hay algo que nos sirve.

—Tiene razón—dice Dagobert que pasa entre los dos violentamente. Seguidamente se meten al agua a sacar maletas.

Pasan horas y lo único útil que encuentran son los cordones de los zapatos, que llegaron a un acuerdo de reunir todos los cordones, pues pueden servir para hacer trampas y poder comer. Comida es lo que no han tenido en un día completo. Crystal no muere de hambre, pero teme que los demás sí, y se siente en la obligación de buscar algo para comer. Ella sale del agua, y se sienta en la tibia arena, el frío ya la consume en el agua y necesita un poco del sol. A su lado llega su amiga Amber, su inseparable compañera de aventuras.

—¿Qué pasa, vidrio roto? —se sienta en la arena soltando un largo y profundo suspiro.

—Nada, Bloody Mary—Crystal esboza una sonrisa.

Misterios Profundos [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora