Capítulo 15

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El ambiente se ha vuelto silencioso, sólo se escucha una gotera desde lejos, haciendo eco en la larga cueva. Feith y Mason se han mantenido alejados del tenso ambiente que se esparce entre los tres chicos. Greg mira con acuso a Crystal, como si ella fuese la culpable de la obvia muerte de Amber, aunque nadie se lo ha confirmado. Silenciosamente Crystal ha llorado, dejando escapar la pena que siente al haber perdido a todo su grupo, Miguel, Amy, Landon, Amber, y de alguna forma extraña, aunque Dían no esté muerto, siente como si lo estuviera. No puede mentir, también extraña al chico loco de ojos celestes, por lo menos él si quería decirle la verdad, él quería ser honesto con ella, él quería justicia, pero aun así intentó ocultar el secreto de Dían y Amber. Obviamente era porque ellos sabían sobre la chica de la casa embrujada.

Un escalofrío recorre su espalda y la hace estremecerse por completo.

—¿Estás bien? —murmura Greg, indagando por el bienestar de Crystal.

—Sí—responde con la voz entrecortada de tanto llorar—, sólo fue un escalofrío.

Observa discretamente a Dían. Él también llora, pero no tiene ninguna expresión en su rostro, sólo caen lágrimas de sus ojos de forma descontrolada, como si no hubiera llorado en años.

—¿Y tú? —Greg mira a Dían con comprensión, ladeando su cabeza, tratando de entender lo que le sucede.

—Sí—responde cortante—. Estoy bien.

—Crystal—la voz de Greg vuelve a sus oídos, Crystal lo mira, levantando su cabeza de desordenados pelos, su cara está brillante por el sudor, al igual que el rostro de todos. Sus ojos aún brillantes se posan en la preocupada mirada de Greg, tratando de decirle que la deje sola. O quizás si quiere compañía. Quiere a Landon, quiere a Amy, quiere a Amber, quiere a Dían, pero es imposible tener a alguno de ellos.

—¿Sí? —responde cordialmente, no quiere sonar grosera, mucho menos agresiva.

—Yo sé que Amber y yo, no teníamos mucha historia—los ojos de Greg se tornan brillantes en la oscuridad, y el reflejo del fuego deja ver destellos en sus mejillas—, pero creo que, como su último novio, debo saber cómo murió.

—Greg, yo...—Crystal empieza a llorar, e incluso respirar se le dificulta.

Instintivamente, Mason y Feith se levantan del mugroso suelo, y se acomodan, uno a cada lado de Crystal. Mientras Feith abraza a Crystal y Mason le acaricia el cabello. Greg no puede parar sus lágrimas.

—Ella murió en manos de Dagobert—limpia con sus manos su húmeda cara, mientras Mason saca un pañuelo del pantalón del hombre muerto y se lo pasa a Crystal. Sin pensarlo Crystal lo recibe y se limpia la nariz. El pañuelo huele a viejo, huele un poco a sangre seca, pero es mejor que dejar que su mucosidad caiga frente a todos.

Misterios Profundos [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora