Capítulo 4

30.9K 1.4K 677
                                    

Al día siguiente, terminé mis clases por lo que me dirigí a los baños. Antes de eso mi celular vibró ante una llamada entrante de Chase.

—Hermano, justamente estaba esperando que me llamaras —Dije en cuanto presioné el botón verde.

¿De verdad? —Preguntó confuso.

—No, ¿En que te puedo ayudar? —Respondí escuchándolo resoplar al otro lado.

Ha sido mi culpa por preguntar, como sea, tu pesadilla ha llegado y está en el gimnasio principal para entrenar —Respondió, fruncí el ceño —Se va a armar una grande hermana.

—¿Dylan?

Tú súper mejor amiga, Giselle. Ha traído a su equipo de porristas a entrenar aquí, creí que tenían un acuerdo en el que tú entrenarías en el gimnasio principal y ella en el campo de fútbol.

Así era.

—Pues ha traído a su equipo aquí.

Resoplé con fastidio, no puedo pasar ni quiera 10 minutos sin que alguien termine por llevar mi paciencia más allá del límite.

—Maldita sea, alguien terminará sin cuello.

No lo sé, pero escuché que ellas también estarán en la final de fútbol —Las palabras de mi hermano hicieron arder toda la sangre en mí —Parecer ser que la entrenadora quiere darle la oportunidad a ambos equipos.

Sobre mi cadáver.

—Pues te recomiendo darte prisa, no vaya a hacer que te quite hasta tu lugar y se convierta en la favorita de la entrenadora — Respondió burlón — ¿Te lo imaginas? Giselle, la nueva capitana de tu equipo.

Ni siquiera le dejé decir algo más porque corté la llamada para después apretar mi teléfono con fuerza.

Giselle, la chica que más odio de este lugar después de Dylan, claro, ese chico siempre se mantendrá en el primer lugar de mi lista negra. El mayor hobby de ambos parece ser arruinarme la existencia.

Ella es el tipo de chica que te provoca una desesperación incontrolable y a pesar de eso, debes controlarte antes de terminar en prisión, he estado al borde de terminar ahí tantas veces.

Me dirigí a los vestidores y me coloqué el uniforme de porristas dejando ver la parte de arriba de mi abdomen. El color azul con blanco y rojo hacían que mi piel se tornará más clara de lo usual, pero me gustaba. Até mi cabello en una coleta y me dirigí a la entrada del gimnasio principal, la vi ahí, atando sus tenis y acomodando su patético uniforme.

Pocos segundos después levantó la vista notando mi presencia de inmediato, lo que la llevó a sonreír.

—Parker, tienes cara de necesitar un buen trago —Respondió en cuanto me acerqué a ella. Me miró con la sonrisa más falsa que mis ojos han podido mirar en toda mi vida, por supuesto le devolví el gesto.

—Lo que necesito es que te largues de aquí, tenemos un trato, ¿Recuerdas? —me crucé de brazos.

—Tranquilízate querida, algo de paciencia no te caería nada mal —Respondió con burla, su simple voz estaba por llevarme al límite.

—No juegues conmigo Giselle, quiero que tomes a tu patético equipo y te largues de este gimnasio, tu decidiste tomar el campo de fútbol para entrenar —Dije mirando el interior del gimnasio y observando a su equipo adentro.

—Lo decidiste tú, sin tomar en cuenta mi opinión —Dio un paso hacia mí y me apuntó.

—Ups, ¿No te lo mencioné? Quizás es porque tu opinión es lo que menos me interesa. Además, creí que después del campeonato del año pasado renunciarás a la animación.

Tan Guapo Como El InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora