Capítulo 4

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-¡Se tardaron demasiado!- oí que decía la voz de Taylor. 

-Lo siento, Zack la tuvo que dejar inconsciente para que se quedara quieta. La rara, aunque no lo parezca, puede defenderse. 

-¡¿Crees que me importa, Annie?! Ustedes solo la tenían que traer aquí ¿Tan difícil es?

Pensaba que estaba soñando, todo esto es tan... irreal. Jamás habían llegado a estos extremos. Solo se habían dedicado a hacerme la vida imposible, insultándome y cosas por el estilo. Creo que ahora decidieron subir el nivel. 

-Ya despertó- dijo Zack. 

-Cállate, tú solo vigila que no venga nadie- le dijo Taylor- A ver rara, no sigas fingiendo más, abre los ojos. 

Ya no valía la pena hacerme la inconsciente, así que la miré con rabia. Estaba atada de las manos y de los pies, pero si no lo hubiera estado, seguro y ya me hubiera lanzado a estrangularle su cuello de anoréxica. 

-¿Qué me van a hacer? ¿Quieren que les de clases de buenos modales? Porque es de muy mala educación secuestrar a alguien, especialmente si la van a traer a un baño. 

-No me gusta el tono con el que nos estas hablando, pero tranquila, después de hoy jamás volverás a hablarnos así- me dijo rozando un dedo por mi cara- ¿Trajiste lo que te pedí?- le preguntó a Annie. Esta asintió- Bien, entonces pásame los fósforos.  

"¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿?????!!!!!!!".

Annie sacó de su cartera una caja pequeña de fósforos y se la pasó a Taylor. 

-Espero que te guste el fuego, rara. Porque hoy sabrás lo que se siente estar "en llamas".

"Tengo que salir de aquí".

Empecé a tratar de quitarme las cuerdas y a moverme frenéticamente, pero no pasó mucho tiempo para que Annie me sujetara. 

Taylor sacó un fósforo y lo encendió. 

"Mierdamierdamierdamierdamierda"

No paraba de luchar, pero cada vez que lo hacía, Annie me clavaba mas las uñas de bruja que tenía. Empecé sentir un liquido caliente bajar de mis hombros hasta mi espalda. No sentía dolor, no podía. No aun. 

-Sujétala fuerte, Annie. Zack, tápale la boca otra vez. Este se movió de su puesto de vigilante y me cubrió la boca con el mismo trapo sucio de antes. Me lo amarró tan fuerte que me hacía daño. 

-Que linda ropa que tienes puesta, demasiado linda para ti, diría yo. ¿Qué te parece, Erin? ¿Le prendemos fuego?

Empecé a negar como loca, pero en el fondo sabía que en realidad no me estaba preguntando. 

Acercó el fósforo a la blusa estampada que llevaba puesta. Esta se prendió con facilidad, ya que era de un material fino y liviano. 

Al principio me quedé mirando horrorizada la llama que iba creciendo poco a poco, hasta que sentí la primera punzada de dolor en el estomago. Quise gritar, pero no podía.  

"Erin ¡haz algo!"

Me incliné hacía atrás lo mas brusco que pude, aplastando a Annie que seguía sujetándome por la espalda. Esta se golpeó la cabeza contra la puerta de un baño.

Empecé a arrastrarme desesperada hacía la puerta. La verdad es que  parecía un pobre gusano retorciéndose en el suelo, como cuando les echas veneno. Mas que escapar, estaba intentando apagar el fuego como pudiese. Mi blusa ya tenía un agujero algo grande, pero pude apagar la llama. 

Zack me levantó de el suelo y estrello contra la pared. Mis pies no tocaban el piso. 

-Ya deja de luchar ¿No ves que es inútil? Ni siquiera tienes amigos que te vengan a salvar, estas absolutamente sola. La ñoña que pasa siempre debajo de un árbol no se dará cuenta. 

Dicho esto, me soltó y caí al piso. Me quedé ahí y no me moví. Las lágrimas brotaban de mis ojos, en silencio. No me había dado cuenta hasta ese momento de que estaba llorando. 

Annie y Taylor se acercaron a donde yo estaba. Annie ya se había levantado, al parecer no le hice daño al chocarla contra la puerta, que mal. 

-Bien, sigamos jugando a que la rara es una antorcha.

-No, Annie. Ya me aburrí de ese juego. Ahora toca que juguemos a que la rara es una tabla para picar. 

"Por favor, cuchillos no"

Y efectivamente, Annie le dio un cuchillo a la psicópata que estaba arrodillada en frente de mi.

-¿Y si le escribes rara en la espalda? Así le quedará esa marca de por vida. 

-No por nada eres mi novio, Zack- le dijo Taylor como si este hubiera dicho algo muy romántico.

Corrección, los tres eran unos psicópatas.  

-Quítale la blusa.

Annie no tardó nada en hacerlo, ya que prácticamente no quedaban botones. Simplemente la desgarró. Rompió las mangas para quitármela por completo, ya que si no, me hubieran tenido que desatar las manos, lo cual estoy segura que no iban a hacer. 

Taylor me puso totalmente boca abajo y se sentó encima de mí.

"Por favor, no me hagan esto ¿Qué les he hecho a ustedes?" 

Solté un alarido de dolor cuando empezó a escribir la letra "R". No tengo idea por qué seguía consciente. Quería desmayarme, pero no podía. 

Sentí que el recreo duraba horas. La espalda me ardía.

"Campana suena, campana suena. Ya has salvado a muchos ¿Por qué la campana no me salva?"

Como si la campana me leyera la mente, sonó. Pero era demasiado tarde. Taylor acababa de escribir la última "A".

Entre los tres, me metieron en un baño y lo cerraron con llave. Antes de cerrar la puerta, Taylor me dijo:

-Fue divertido jugar contigo, pero ¿sabes? Me gustaría poder seguir jugando, así que no le cuentes a nadie. No te preocupes, ya le diremos al señor Dalas que te sentías mal y que te fuiste a casa.  

Lo dijo con una voz tan tierna, tan amigable, que me dio nauseas. 

Los tres se fueron, dejándome encerrada. Me pusieron mi blusa destrozada sobre mi espalda rasguñada. La blusa ya estaba empapada de sangre. 

No me podía mover, cada vez que lo hacía, me dolía.

"Por favor, alguien, encuentreme". 





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Buajajajajaaj

¿Qué pasará?

No se preocupen, porque soy buena subiré otro capítulo. (Tal vez, jejeje)

Gracias por los los 100 leídos. Me alegra que a la gente le guste lo que escribo. 

Los amooooo.

-Ale.

Amor entre Libros (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora