Hay ventajas y desventajas de ser una persona paranoica. La ventaja es que estudias como loca para los exámenes, claro, si es que estamos hablando academicamente. Pero digamos que no te conviene serlo si piensas que el chico que te gusta está abordando un avión con su madre psicópata.
En fin ¿Qué gané de todo eso? Una pierna rota.
-Querida ¿Cómo se te ocurre salir corriendo de esa manera? Simplemente no lo entiendo.
Estaba tumbada en la cama del hospital, con el pie colgando en una posición bastante incómoda, en silencio. El rubor subió por mi cara. No le podía decir a mi padre el motivo, era demasiado vergonzoso. Guardé silencio.
Mi madre entró a la habitación con un tarro de helado. La miré como si fuese una diosa, era lo máximo.
-¿Cómo sigue mi lesionada favorita?- dijo entregándome el helado.
Murmuré un "estoy bien" y empecé a atragantarme de helado de limón.
-Por cierto, Erin. Tienes visita.
Mi corazón empezó a latir muy fuerte. Me había embadurnado la cara de helado, me apresuré a limpiarme con la pijama que tenía.
-¿Quién es mamá?
Mi mamá me miraba algo extrañada mientras veía que peinaba mi mata de pelo con las manos.
-Mejor dejemos que pase- dijo aún mirándome raro.
Mi papá se levantó de la silla junto a mi cama, para abrir la puerta.
"Nicolas..."
Pero no fue el chico de ojos grises quien pasó por esa puerta. Me encontré con un hombre, de mediana edad. Llevaba gorra, camisa a cuadros y pantalones raídos. Su barba necesitaba ya un corte.
-Hola...-empezó a decir el extraño con timidez- Soy Todd, y pues... lamento todo lo que pasó. Yo no pretendía, ya sabes.
Mientras me decía todo eso, tomaba un extremo de su chaqueta y la empezaba a retorcer entre sus manos.
Pobre hombre, no todos los días le tratas de decir a una adolescente "Perdón por atropellarte".
Yo sonreí. Me sentí mal de haber pensado que era Nicolas el que me iba a visitar. Todd parecía un hombre tierno, de esos a los que te dan ganas de abrazar como si fueran un peluche gordo y grande.
-No pasa nada Todd. Fue mi culpa, yo no sabía por donde corría, estaba demasiado distraía y pasó lo que pasó.
Con estas palabras parecía que a Todd le hubieran quitado un enorme peso de encima.
-Por cierto, soy Erin- dije tratando de extender mi mano para que la estrechara, aunque en la posición en la que estaba era algo difícil. A pesar de esto, Todd se apresuró a tomar mi mano. Sonreía.
Después de la visita de Todd caí dormida.
"Que te atropellen es agotador".
Caí profundamente dormida. Y soñé algo con lo que nunca había soñado antes, con un beso. En mi sueño, Nicolas se inclinaba y me besaba tiernamente.
Me desperté sobresaltada, y por un momento pensé que Nicolas en verdad me había besado, pero luego pegué los pies a la Tierra, recordando que había sido un estúpido sueño.
"Ah, pareció tan real".
***
Ese mismo día regresé a mi casa. Afortunadamente no pasé la noche en el hospital, no me imaginaba durmiendo con el pie colgando del techo.
ESTÁS LEYENDO
Amor entre Libros (Editando)
Teen Fiction-¿Por qué me hablas? Se supone que soy invisible. -Pues yo te veo perfectamente. ------------------------------ Esta historia está siendo editada, perdón si encuentran algún error chiquitín por ahí :)